A sala llena
Exitosa edición inaugural de "La literatura en el aula"
La jornada de desarrollo profesional docente se desplegó el 24 de agosto en la sede de Amsafe Rufino. Los conversatorios estuvieron a cargo de los escritores Franco Vaccarini y María Inés Falconi.
Por Ana Inés Dobal
Esta convocatoria sobre "La literatura en el aula", desplegada desde la media tarde del miércoles 24 de agosto, fue el comienzo de dos jornadas de capacitación docente -la segunda será el próximo 30 de agosto-, que resulta positiva e interactiva. Además, los escritores responsables visitaron escuelas primarias de la ciudad para encontrarse mano a mano con sus lectores: los niños.
El objetivo es la promoción y acercamiento de la literatura al aula, y la apertura estuvo a cargo de la responsable de la librería y café "Leemos más", gestora cultural Florencia Lafón.
En las instalaciones de la sede Amsafe Rufino, en calle Roca, no había sitio para una banca más, ya que numerosos estudiantes de nivel secundario, acompañados por profesores, maestros de grado de todas las escuelas y de nivel inicial y primaria, además de un gran número de docentes de nivel secundario y terciario, coparon la sala desde el comienzo.
La directora del Instituto N° 19 de Rufino, Silvina Balocco, fue quien tomó la palabra posteriormente y agradeció la presencia de todos, además de validar la importancia del conversatorio para la capacitación y continua actualización de los docentes y estudiantes, razón que permitió obtener un porcentaje de puntuación por la asistencia de los participantes.
Lectura e infancia
En el primer conversatorio, a cargo de la escritora María Inés Falconi, se instaló desde el comienzo la posibilidad de un ida y vuelta con los presentes en torno a la temática de la lectura en la infancia y adolescencia.
Al respecto planteó: "¿Los chicos cada vez leen menos, los chicos no leen?, la hipótesis que propongo desarrollar es porqué tenemos esa percepción los adultos", expresó Falconi, interpelando.
"El ser lector es un valor de nuestro país. Es mejor la persona que lee que la que no lee en Argentina, como si el que lee fuera bueno y el que no lo hace estuviera 'condenado' al fracaso. Yo creo que esa generalización, esa sensación, tiene que ver con ser un país de inmigrantes", despliega la escritora, reflexiva.
Y amplía: "Ellos eran, en gran parte, analfabetos, entonces tuvieron siempre la intención de que sus hijos aprendieran a leer, y así accedieran a una integración social para la que no tenían chance de otro modo, y que se expandía más aún si lograban aprender a hacerlo en español, el idioma del país. Esto marca un precedente que quedó instaurado hasta hoy".
En este marco, se preguntó: ¿Y nosotros, cuánto leemos? ¿Alguno llega a las 20 horas y se instala en el sillón de su hogar a leer? Es difícil que les pidamos a los chicos que hagan cosas que nosotros no hacemos. Y que seamos lectores, no garantiza nada".
Palabras que esperan
Con una convocatoria de más de 150 asistentes completando el edificio, el conversatorio continuó con la palabra de Franco Vaccarin, cuyo aporte estuvo ligado a las estrategias sobre el simple arte de leer. Su exposición inició con reminiscencias y recuerdos de su infancia, de sus primeras lecturas, canciones y recuerdos ligados a la transmisión oral. En tal sentido, citó escritos de más de 4.500 años, e ilustró con lecturas de antaño las temáticas que interpelan a la humanidad desde el inicio de los tiempos.
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"Aliméntate bien, haz una fiesta cada día, la filosofía invita a la tarea de la humanidad. En su consuelo toma la flor de la eterna juventud y luego la pierde en las garras de la serpiente". Sobre esta reflexión, el autor reveló, convencido: "Con poetas anónimos que desplegaron sus esencias hace 5.000 años, ya se hablaba del miedo a la muerte, de la mujer sacerdotisa como educadora, del amor entre hombres, del amor entre mujeres. Por lo que todos los temas que hoy podemos mencionar como actuales e inquietantes, se escribieron antes".
Y agrega: "No podemos ser originales, pero sí podemos ser auténticos, y encontrar en nosotros la propia voz, la forma y la manera. Porque cuando uno encuentra esa autenticidad, deja de compararse con los genios de la literatura, ya no tiene miedo a que lo descubran. Lograrlo es montarse en un mundo interno, un mundo íntimo, que no es comparable, sino que es único".
En lo personal, "yo no quería ir a la escuela porque empezaba el primer grado y me aterraba quedarme solo -mi madre nos llevaba en sulky, con la promesa de esperar fuera, promesa que no cumplió y que me ahogó en un solo llanto cuando lo descubrí-. En ese momento apareció en mi vida la señorita Aidé, quien me dio la mano, me puso unos cuentos ilustrados en la mano, hojas y lápices de colores en la mesa y a la media hora estaba enamorado del olor, la escuela y de mi seño Aidé", confió el escritor sobre su experiencia escolar.
Con ganas de más y un aplauso cerrado del auditorio que, además, pudo ver, leer y comprar el material bibliográfico de los autores, finalizó la primera jornada docente, que promete una segunda edición, con más visitas, el próximo 30 de agosto.