Solidaridad y mística
Fotógrafo venadense junta fondos para tratar una severa maculopatía
El diagnóstico conmovió al artista visual Gabriel Durando. Tras varias consultas, se le prescribió un tratamiento costoso, pero esperanzador. En pocos días, reunió la mayor parte del monto necesario. El martes 17 recibirá la primera aplicación. Agradecimiento a los venadenses y a la sanadora rosarina Leda.
En los últimos días circuló por redes sociales un flyer impulsado por el fotógrafo venadense Gabriel Durando, compartiendo la difícil situación de salud que está atravesando: “Se me ha diagnosticado una maculopatía que ha deteriorado mi visión drásticamente. Necesito realizar un tratamiento médico regenerativo: la droga a utilizar es Aflibercept y es muy costosa” y agrega: “cualquier suma con la que pueda contribuir ayudará a reunir el dinero necesario para costear el tratamiento”. La cuenta en Mercado Pago para colaborar se resume en el alias: OFTA.COLECTA.GABRIEL
En diálogo con Sur24, Gabriel Durando contó que hace unos tres meses “mi visión se disminuyó considerablemente, empecé a consultar oftalmólogos, e incluso llegaron a decirme que lo mío era psicológico y que lo podría mejorar con lentes, hasta que fui al cuarto oftalmólogo y me diagnosticó catarata en el ojo derecho y, además, una maculopatía”.
El mismo profesional le sugirió concurrir al Hospital Centenario de Rosario, donde “el Servicio de Oftalmología es muy bueno”, aseguró. Y hacia allá fue Gabriel, acompañado de su hijo menor. “A las 6 de la mañana llegamos, hice la fila, entré a la guardia de oftalmología y ese mismo día me vine con el turno para operarme de cataratas”, resumió.
Sobre la dolencia de fondo que lo aqueja, “veo mal y todo torcido”, simplificó Durando y compartió que en las consultas médicas no recibía expectativas alentadoras respecto de mejorías en el futuro. “Tomé con mucha tristeza y angustia el horrible diagnóstico, a mis 50 años, de que perdería el 80% de mi visión y que la situación era irreversible”, reveló. Sin embargo, “no me resigné y decidí que debía ocuparme de mi propia situación”.
El próximo paso fue acudir a un retinólogo en Córdoba, quien sugirió inyectarle una droga en el ojo en busca de detener el progreso de la enfermedad, pero con la certeza de que no había una evolución satisfactoria. Y, además, con un costo económico altísimo. Tiempo después, volvió a consultar otro especialista en la misma provincia, recibiendo, en líneas generales, el mismo diagnóstico.
En busca del milagro
Sin mayor suerte en sus visitas médicas, el fotógrafo venadense se dijo a sí mismo: “habrá que ir por el milagro”. Y se dirigió hacia el rosarino barrio Rucci, en busca del Padre Ignacio, aunque el gentío fue demasiado y no pudo llegar hasta el carismático sacerdote. “Estuve en la misa, pero era las nueve de la noche y la cola no avanzaba”, describió Gabriel. Sin darse por vencido, el martes 26 de septiembre volvió a Rosario para asistir a una de las reuniones de la sanadora Leda. “Estuve con ella, le llevé la imagen del estudio, le conté el caso, me pidió que rece y me dijo que eso no era mío y que se iba a ir”, detalló el operador de Radio Ciudad. “Desde entonces comencé a concurrir a la Iglesia y, al mismo tiempo, acudo a las alternativas gratuitas de contención de la angustia que por momento me complica”, se sinceró.
Poco después, “no por casualidad”, según su propia intuición, “una tía que vive en Río Cuarto me cuenta que el hijo de su vecina es retinólogo y sin dudarlo me comuniqué con él y le envié los estudios”. Poco después, este especialista consideró que la afección de Gabriel es tratable con Aflibercept, que cuesta aproximadamente un millón de pesos y es de reciente aparición en el mercado farmacológico. “Se aplican tres vacunas -con frecuencia mensual- y, la particularidad de esta droga es su propiedad regenerativa de la mácula, que es el cerebro del ojo”, detalló el paciente.
Colecta en marcha
Ante la dificultad para solventar esos costos, en su condición de monotributista, decidió lanzar una colecta a través de las redes sociales y medios de comunicación: “El mismo sábado que hice la publicación una persona me llamó para donar los 300 mil pesos de la dosis inicial; en los días siguientes, con la continuidad de las ayudas, se reunió el dinero para otra dosis y, a estas alturas, sólo falta conseguir los últimos 300 mil pesos”.
Con la ayuda de amigos para los traslados, “el martes próximo voy a viajar a Buenos Aires para la aplicación de la primera inyección”, se entusiasmó Gabriel Durando, quien agradeció a los muchos que colaboraron con la colecta, y en otras necesidades, incluyendo a la Municipalidad de Venado Tuerto y el senador provincial Lisandro Enrico.
“Es muy doloroso lo que me está sucediendo, pero no estoy enojado, y no me detengo, porque nadie lo va a hacer por mí. Soy hijo de padres luchadores, batalladores y yo soy igual, y también en este momento valoro que, como fotógrafo, como artista, como persona, la gente siempre me ha querido, y una vez más Venado demuestra su espíritu solidario cuando uno de los suyos necesita una mano”, destacó.
“Sólo espero que la droga dé el resultado que muchos cuentan, actuando en las células desde la primera inyección para la regeneración de la mácula. No está muerto quien la lucha. Quiero recuperarme porque, como fotógrafo, soy un artista visual y quiero seguir en lo mío”, completó.
¿De qué se trata?
La maculopatía es una enfermedad que afecta la función de la mácula, una estructura diminuta en la retina que es responsable de la visión central y de la percepción de los detalles en las imágenes. Puede causar pérdida progresiva de la visión central y dificultad para percibir correctamente los detalles en las imágenes. Los síntomas incluyen distorsión de las imágenes, visión borrosa, formación de manchas oscuras en el centro del campo visual, y necesidad de mayor iluminación en los espacios para poder ver correctamente. Existen diferentes tipos de maculopatía, como la maculopatía miópica, la maculopatía diabética y la maculopatía por estrés. El tratamiento depende del tipo y gravedad de la enfermedad, pero lo más importante es recibir un diagnóstico precoz que permita evitar daños mayores en la mácula y prevenir, de esta forma, la pérdida irreversible de la visión.