El papa Francisco explora la posibilidad de volver a reunirse con el Patriarca Ortodoxo Cirilo (o Kiril), el religioso más importante de Rusia y considerado un dirigente cercano a las posiciones del presidente de ese país Vladimir Putin, como una forma de que las dos Iglesias trabajen juntas para poner fin a la guerra en Ucrania, reveló hoy el enviado papal a Moscú Matteo Zuppi.
Kiril, en tanto, manifestó “que las Iglesias pueden trabajar juntas para servir a la causa de la paz y la justicia mediante esfuerzos conjuntos”, según declaraciones que reproduce la agencia RIA-Novosti.
En opinión del líder ortodoxo, a quien Francisco criticó en el pasado por sus posiciones pro-invasión rusa, “es importante que todas las fuerzas del mundo se unan para evitar un gran conflicto armado “.
Antes de la reunión con Kiril, Zuppi se reunió con la responsable de los Derechos de los Niños, Maria Lvova-Belova, con quien discutió “cuestiones humanitarias relacionadas con las operaciones militares y la protección de los derechos del niño”.
“El amor y la misericordia cristianos ayudarán en el diálogo. y el entendimiento mutuo”, agregó la funcionaria, que tiene orden de captura de la Corte Penal Internacional por su presunta participación en lo que Ucrania define como el robo masivo de niños
Según D’Aniello, ese fue uno de los temas que trató Zuppi en una reunión que tuvo ayer con el consejero del Kremlin Yury Ushakov y sobre el que hoy volvió en el encuentro Lvova-Belova.
Zuppi, arzobispo de Bolonia, llegó el lunes a Moscú para una visita que terminará mañana con la que buscará generar acciones para “contribuir a la solución de la situación trágica en Ucrania”, según anunció el Vaticano para explicar la segunda etapa de la misión de paz del también presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
El año pasado, a causa de la postura pro-bélica del Patriarca, Francisco canceló una reunión que tenía prevista con Cirilo en Jerusalén y lo llamó “monaguillo de Putin” por su defensa férrea de la postura de Moscú.
La llegada de Zuppi a Moscú, junto a un oficial de la Secretaría de Estado vaticana, representa la primera visita a la capital de un alto responsable de la Santa Sede desde el comienzo del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania en febrero de 2022, y se enfocará en encuentros con líderes religiosos.
La misión vaticana de paz, de todos modos, encuentra fuertes resistencias en Ucrania, a partir de la negativa del presidente Volodimir Zelenski a sentarse en cualquier mesa de negociación que incluya a Rusia, tal como le expresó el mandatario al Papa durante un encuentro en el Vaticano en mayo.
Zelenski sólo abrió la posibilidad de que el Papa y la Santa Sede intercedan ante Rusia para la repatriación de miles de niños que Ucrania denuncia fueron llevados durante el conflicto, un tema que el pontífice consideró de importancia “humanitaria”.
El pasado 5 de junio, Zuppi concluyó su visita de dos días a Kiev como enviado papal por una solución para Ucrania, en lo que el Vaticano consideró un viaje “corto pero lleno de acontecimientos”.
La noticia del encargo conferido a Zuppi había sido dada a conocer por la Oficina de Prensa vaticana el 20 de mayo pasado, luego de que el propio Papa hablara de una “misión” de paz para Ucrania.
Zuppi, de 67 años, irrumpió en la escena internacional con la firma, en 1992, de un acuerdo de paz en Mozambique mientras trabajaba cercano a la comunidad San Egidio, una organización internacional de laicos dedicada a temas de resolución de conflictos.