Gigliotti: “incluso en plena pandemia, las secuelas mentales ya están entre nosotros”
En la mayor parte del planeta asuelan las secuelas de la pandemia de coronavirus; también en Argentina, donde el sistema de salud cruje ante la agresiva segunda ola. Con menos protagonismo que en 2020, la patria infectóloga sigue influyendo en las decisiones del Gobierno, aunque condicionada por la hecatombe económica, el hartazgo social y las próximas elecciones. Sin embargo, de salud mental no se habla, aunque los trastornos asociados al aislamiento crecen día a día. Para evaluar el crítico escenario, Sur24 convocó al neurocirujano y neurocientífico Juan José Gigliotti, quien aseguró que aun en plena pandemia, surgen dificultades propias de la pospandemia, con una variedad de patologías de orden psíquico. Y razonó que “en situación de aislamiento, cuando uno no encuentra con quien relacionarse, el cerebro entra en estado de alarma, segregando cortisol y adrenalina. Eso impacta en el organismo en forma imperceptible y se traduce en estrés, insomnio, ansiedad, angustia, pánico, y en estados más complejos sobrevienen infartos o ACV”, advirtió el subdirector de la Fundación ENAP (Estudio para las Neurociencias Aplicadas). “Son cerebros que padecen de día y no descansan en las noches”, acotó.
“En el mundo de las neurociencias no sorprendieron algunas publicaciones en revistas científicas, como la confirmación de que un tercio de los infectados de Covid manifiestan secuelas psiquiátricas o neurológicas, y así como anticipamos ese fenómeno en la entrevista de un año atrás en el diario El Informe, hoy puedo decir que, al igual que en Malvinas, donde ‘fue peor la posguerra que la guerra’, si se juzga por el número de muertes, también la pospandemia será más cruenta en sus consecuencias a mediano y largo plazo que una pandemia que superó los 80 mil decesos en nuestro país”, aseveró el ex jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Francés.
Tendal de heridos
En aquella entrevista, Gigliotti reflexionaba ante este mismo cronista, en el mismo living de su caserón de calle Sarmiento: “En esta guerra contra el virus, cada día nos cuentan los infectados, los muertos y los recuperados, pero nada nos dicen acerca de ‘los heridos’. A estas alturas (NdR: mayo de 2020) puedo asegurar que los heridos del coronavirus se contarán por millones, y que serán muchos más que la suma de infectados de todo el planeta. Vamos a encontrarnos con muchas secuelas desde el punto de vista neurológico, así como en otros campos. Y habrá que estar preparados para darle respuesta desde el sistema de salud a ese fuerte incremento de enfermedades mentales, angustias peligrosas y depresiones prolongadas, porque van a quedar muy lesionados los circuitos neuronales del placer y de la recompensa”. Un año más tarde, convocado a evaluar sus propias enunciaciones, el conferencista ratificó que “los heridos son muchos más que los infectados -a los que denominan ‘recuperados’ por el solo hecho de tener el alta-, porque hay que sumar familiares y allegados de muertos por Covid; los que no pudieron hacer sus duelos para elaborar una pérdida; los que se sienten culpables de haber contagiado un ser querido que luego falleció; los que lo perdieron todo en sus negocios; las nuevas víctimas del desempleo y la pobreza; los que no podrán salir del aislamiento aun cuando haya sido controlado el virus”.
“Sólo los infectados de Covid y los que descuidaron el control de cuadros preexistentes podrían sufrir alguna consecuencia física, pero todos, sin excepción, estarán expuestos a las secuelas del fuerte impacto psíquico”, manifestó. “También habrá que ver cómo afectará la pandemia al conjunto de la sociedad, si es cierto que la volverá más solidaria o si seguirá igual, o tal vez peor, con mayor individualismo y un ‘sálvese quien pueda’ en medio de la crisis económica”, analizó Gigliotti, quien expuso a fines de mayo sobre “El cerebro aislado en estado de alarma” en un congreso internacional de salud mental.
Faltan estrategias
Tras señalar que “una persona aislada durante largo tiempo corre el riesgo de sufrir serios trastornos”, el especialista observó que “siempre nos llamó la atención que, además de establecer restricciones de diversa intensidad para aliviar la curva epidemiológica, se desatendieran los previsibles efectos adversos de esas medidas. Ya desde el año pasado era indispensable planificar espacios de orientación y contención de los casos de insomnio, irritabilidad, depresión, ansiedad, entre otros. Sólo se privilegia la sintomatología Covid y del resto no se habla”, exclamó. Y amplió: “En todo el mundo fue un problema no haber atacado de entrada las enfermedades mentales, incentivando las ofertas recreativas y culturales -con todos los protocolos-, controlando en la medida de lo posible esos daños colaterales que ocasiona la pandemia”.
“Los grandes estrategas, aun en medio de la guerra, planifican la posguerra. Y eso no sucede entre nosotros. También los programas televisivos influyentes, los del ‘prime time’, están en esa misma sintonía, en el recuento de infectados y de muertos, y en las polémicas estériles por la compra de vacunas, sin elevar la vara. Mientras tanto, en otros lugares del mundo se trabaja contrarreloj para la pospandemia, constituyendo equipos de psicólogos, psiquiatras, psicomotricistas, terapistas ocupacionales, que tendrán que actuar en la contención de los heridos”, graficó Juan José Gigliotti.
Y concluyó: “Ya mismo hay que organizar el recurso humano que se necesitará en la pospandemia. Hay que apurar la preparación de centros de rehabilitación para los millones de heridos de esta catástrofe sanitaria; caso contrario, el malestar cerebral seguirá haciendo estragos en todas las franjas etarias, desde la niñez hasta la ancianidad, y si no se controla puede llevar a depresiones, perversiones, violencia familiar, psicosis, esquizofrenias, suicidios”.