Han Lim Moon: “La primera condición para salvarse es saber de Jesús”
[vc_row][vc_column][vc_column_text]El obispo de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, reflexionó sobre el Evangelio de Zaqueo haciendo alusión a las condiciones para alcanzar el Cielo, y planteó a la comunidad diocesana el siguiente interrogante: “¿Los ricos corruptos tienen salvación?”
Sobre esto, el prelado describió que el Evangelio de Lucas presenta un caso real: el de Zaqueo, “alguien que tiene nombre, que era rico, corrupto, pecador y de público conocimiento”. “Una de las primeras condiciones para salvarse fue que alguien le contó a Zaqueo acerca de Jesús y le habló bien, positivamente, del Señor”, a raíz de lo que “se le despertó un deseo grande de conocerlo”, explicó.
Monseñor Moon atribuyó a la gracia de Dios esta “necesidad profunda en su corazón de conocer y ver a Cristo”, el segundo requisito para que los ricos alcancen salvación. Por eso, invitó a los fieles a imitar al Señor, “compartiendo la buena noticia a todos los hombres y también los bienes materiales”, porque “las personas que han recibido a Jesús en su corazón producen frutos visibles, se transforman al recibirlo”.
El prelado mencionó que Zaqueo “posiblemente era un hombre egocéntrico, donde su yo estaba en el centro de la vida”, y añadió que muchas veces, los cristianos también tendemos a ser egocéntricos: “Yo soy el centro y el Señor es mi auxilio, no necesito de Él para realizar lo que yo quiero”. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_raw_html]JTNDaWZyYW1lJTIwd2lkdGglM0QlMjI1NjAlMjIlMjBoZWlnaHQlM0QlMjIzMTUlMjIlMjBzcmMlM0QlMjJodHRwcyUzQSUyRiUyRnd3dy55b3V0dWJlLmNvbSUyRmVtYmVkJTJGdlBjT2ZRTW5mbTQlMjIlMjB0aXRsZSUzRCUyMllvdVR1YmUlMjB2aWRlbyUyMHBsYXllciUyMiUyMGZyYW1lYm9yZGVyJTNEJTIyMCUyMiUyMGFsbG93JTNEJTIyYWNjZWxlcm9tZXRlciUzQiUyMGF1dG9wbGF5JTNCJTIwY2xpcGJvYXJkLXdyaXRlJTNCJTIwZW5jcnlwdGVkLW1lZGlhJTNCJTIwZ3lyb3Njb3BlJTNCJTIwcGljdHVyZS1pbi1waWN0dXJlJTIyJTIwYWxsb3dmdWxsc2NyZWVuJTNFJTNDJTJGaWZyYW1lJTNF[/vc_raw_html][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Sin embargo, el obispo describió al Señor como “el autor de toda riqueza”, que “espera de nosotros un fruto visible, para que seamos capaces de compartir la buena noticia del amor de Dios”. “Entrar en su casa no era sólo comer con él, sino que quería instalarse en su vida”, planteó el prelado, y enfatizó que recibirlo en su corazón significó para Zaqueo que Cristo pasó a ser el centro.
“Se transformó y empezó a dar frutos visibles: entregarse y entregar sus bienes a los demás”, detalló.
Por eso, como tercera condición para alcanzar la salvación, animó a “pasar de ser egocéntricos a ser Cristocéntricos”, y sugirió ponerse en acción “para conocerlo de verdad”, “superando las dificultades, superando la vergüenza o el qué dirán”.
“Para nosotros, que venimos a misa todos los domingos y comulgamos, Jesús es el que entra en nuestro corazón, en nuestra vida, para ser el centro”, recordó.
“Cada uno de nosotros debemos responder al Señor si lo recibimos y si producimos esos frutos”, para que el Señor nos diga, como a Zaqueo: “Hoy ha llegado la salvación a tu casa”, concluyó.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]