En Canterbury
Inglaterra: renunció un obispo por encubrimiento de un caso de abuso a menores
El reverendo Justin Welby presentó su dimisión tras las críticas y presiones por su manejo en uno de los casos de abuso más graves en la Iglesia anglicana, protagonizado por el abogado John Smyth.
Justin Welby, líder de la Iglesia anglicana, presentó su renuncia luego de las crecientes críticas y presiones del gobierno británico por su manejo en uno de los casos de abuso más graves de la institución, relacionado con John Smyth, un abogado cristiano acusado de agredir a unos 130 niños y jóvenes durante 40 años.
La decisión de Welby llegó luego de que un informe independiente revelara que el caso de Smyth, fallecido en 2018, podría haber sido llevado a la justicia si el arzobispo hubiera formalizado la denuncia en 2013, cuando las primeras acusaciones llegaron a la Iglesia de Inglaterra. Smyth, descrito en el informe como un “abusador brutal”, golpeó y abusó de sus víctimas tanto en el Reino Unido como en África. La Fiscalía de Hampshire estaba en pleno proceso de investigación sobre estos delitos cuando el abogado falleció, lo que le evitó responder ante la justicia.
La renuncia de Welby: "Debo asumir la responsabilidad"
En una carta de renuncia dirigida al Rey y difundida por el Palacio de Lambeth, Welby lamentó no haber actuado con mayor diligencia en 2013 y expresó su “profunda vergüenza” por los errores históricos en la protección infantil de la Iglesia. “Creí equivocadamente que se llegaría a una resolución adecuada. Es claro que debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el largo y traumático período entre 2013 y 2024”, señaló. Además, confirmó su compromiso de reunirse con las víctimas y delegar sus responsabilidades en esta materia hasta que se concluya una evaluación de riesgos.
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Presiones desde el gobierno y el Parlamento de la Iglesia
El primer ministro británico, Sir Keir Starmer, manifestó su indignación y calificó los casos como “absolutamente horribles”, señalando que las víctimas fueron “gravemente defraudadas” y que el impacto de este tipo de abusos es algo que “no debe quedar sin respuesta”. La renuncia de Welby fue también apoyada por la reverenda Helen-Ann Hartley, quien afirmó que se trataba de “una medida necesaria para poner fin a la mala gestión de casos de abuso” en la Iglesia.
El caso generó también presión desde el Parlamento de la Iglesia, donde tres miembros del Sínodo General denunciaron que Welby permitió que los abusos continuaran y presentaron una petición para su dimisión, firmada hasta ahora por más de 7,000 personas.
El silencio roto en el Palacio de Lambeth
En un comunicado, el Palacio de Lambeth expresó su “horror” por las revelaciones sobre los abusos de Smyth, reconoció la disculpa de Welby y lamentó que no se investigaran enérgicamente las denuncias cuando llegaron en 2013. Welby insistió en que, en aquel momento, no tenía conocimiento personal de los abusos cometidos antes de su llegada, pero, finalmente, la presión y el escrutinio llevaron al arzobispo a renunciar.
Esta es la primera renuncia de un arzobispo de Canterbury en más de dos décadas, y se produce en un contexto de creciente crítica pública y exigencias de responsabilidad institucional en la Iglesia anglicana por su gestión de casos de abuso.