A 40 años de su estreno
"Karate Kid", el filme que perdura en la memoria de varias generaciones
La película se estrenó el 22 de junio de 1984. Su estructura narrativa clásica, personajes imborrables y temas universales continúan vigentes hoy, con la secuela “Cobra Kai”. Junto con “Rocky”, es una gran historia de superación personal.
(Por Juan Ignacio Novak) - ¿Habrá algún joven que haya vivido los ochenta y no haya querido ponerse un kimono blanco, atarse un hachimaki en la cabeza y ejecutar la famosa ‘patada de la grulla’ para vencer al peor de los matones de la escuela? ¿O tener como vecino a un simpático japonés que resulta ser un experto karateca, dispuesto a enseñar un arte milenario para que se haga algo de justicia? Es difícil imaginarlo. La película "Karate Kid", que se estrenó hace justo 40 años, el 22 de junio de 1984, dejó una marca tan fuerte en la cultura popular que sigue presente, como si el tiempo no hubiera pasado. Hasta tal punto que “Cobra Kai”, la serie que sirve como secuela de la franquicia, se ha convertido en uno de los productos más rentables de los últimos años.
Columbia Pictures
Pero, ¿qué influencias moldearon aquella película? ¿Cómo hicieron los realizadores para crear una historia tan atemporal? Una de las razones es su estructura narrativa de carácter clásico. Como dijo una vez el director y guionista Sebastián De Caro, quien amaba la película, el camino del héroe (un arquetipo narrativo que data de varios siglos atrás) es prístino en “Karate Kid”.
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Daniel LaRusso, interpretado por Ralph Macchio, es un adolescente inadaptado que se enfrenta a las adversidades bajo la tutela del sabio mentor Miyagi, interpretado por Pat Morita. Según cuenta la leyenda, Morita no tenía ni idea de las técnicas de karate porque se había criado en Estados Unidos. El viaje de Daniel es un ejemplo de superación personal y autodescubrimiento. Desde ser el blanco de acosos escolares hasta convertirse en el campeón de All Valley, su evolución es una historia inspiradora, sin importar cuándo se lean estas líneas.
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Otro logro: los personajes de “Karate Kid” son todos memorables, incluso aquellos con papeles pequeños. Esto se debe en gran medida a las perfectas actuaciones. Daniel es vulnerable pero tiene una voluntad de hierro. Miyagi es sereno y sabio, pero sabe cuándo actuar con audacia. La química entre ellos es central. También el resto del elenco encaja a la perfección: William Zabka como Johnny Lawrence, el villano que tiene muchas más facetas de las que muestra a primera vista (esto está mucho más claro en “Cobra Kai”), Martin Kove como el brutal Kreese y Elisabeth Shue, una década antes de ganar el Oscar, como la frágil pero determinada Ali, objeto de deseo de Johnny y Daniel.
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“Karate Kid” funcionó también porque sus temas son universales: la perseverancia, la autodisciplina, el respeto y la superación. El karate es, simplemente, una metáfora de la vida. Las enseñanzas hablan de equilibrio y armonía, son simples pero a la vez profundas. La conocida escena de “encerar, pulir” es un método de entrenamiento, pero a la vez una reflexión sobre cómo tomarse la vida.
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También la banda sonora es algo especial. Las canciones icónicas, como “You're the Best” de Joe Esposito, sirven para construir una atmósfera energética, muy propia de la época. Por último, la dirección de John Avildsen, quien también dirigió "Rocky," aporta sabiduría: un ritmo adecuado que mantiene al espectador enganchado de principio a fin. La alusión a “Rocky” no es caprichosa: la influencia de las películas deportivas que cuentan historias de superación personal está bien presente en “Karate Kid”.
En los ‘80 proliferaron las películas sobre los adolescentes y sus problemas (“The Breakfast Club” y “Ferris Bueller's Day Off” son ejemplos), pero pocas lograron la trascendencia de “Karate Kid”. Miyagi solía decir “a veces lo que el corazón sabe, la mente olvida”. Él, LaRusso, Johnny Lawrence, John Kreese, Ali Mills y Cobra Kai siempre estarán en algún lugar de los corazones de toda una generación.