La amenaza del femicida de Hughes a su mujer: “Si te vas, mato a los dos chicos”
“Si te vas mato a los dos chicos”, era la amenaza constante que sufría María Fernanda Vescovo, por parte de su marido, Gastón Barberis, quien terminó siendo su femicida.
Los investigadores sostienen que el crimen fue premeditado, basado principalmente en una historia de celos enfermizos por parte del sujeto.
El acusado está detenido con prisión preventiva y se negó a declarar como se desarrollaron los hechos en la trágica madrugada del miércoles 21 de julio.
Pero fueron los hijos de la víctima de 23 y 10 años, quienes aportaron datos y brindaron detalles de lo que sufría su madre habitualmente.
Barberis, frente al menor de sus progenitores, terminó con la vida de su mujer con cuatro disparos de escopeta calibre 16. Luego se presentó en la Comisaría de Melincué, confesó el crimen y entregó el arma de fuego.
Pero en lo previo, hubo una historia que comenzó pasada la medianoche, donde intervino la policía y al mismo tiempo mediaron los hijos.
Un crimen premeditado
El fiscal Julián Cochero está a cargo de la investigación. Y considera que el detenido no accionó bajo lo que se conoce como “Emoción Violenta”, sino que tuvo margen para pensar lo que posteriormente terminó haciendo: matar a su mujer.
Todo comenzó después de la medianoche, “con una discusión previa, a las 2 de la mañana aproximadamente. Intervino el personal policial, se calmaron los cónyuges. El hijo más grande también logró que sus padres se tranquilizaran y se acostaran a dormir, porque en un principio ya estaba todo bien. Y le pidieron al personal policial que se retirara”, detalló Julián Cochero.
Aparentemente “ya estaba todo bien. La señora se había acostado a descansar, al señor se le había pasado el estado de exaltación. Y el hijo de 23 años hizo lo propio y se fue a su casa. Posteriormente el imputado fue a ese domicilio, mintiéndole al hijo, diciéndole que iba a pernoctar ahí. Pero en realidad fue a buscar un arma al garaje”, agregó.
En consecuencia, a los pocos minutos regresó al domicilio familiar, ingresó a la habitación y ejecutó 4 disparos con una escopeta calibre 16, terminando con la vida de María Fernanda Vescovo.
El detenido en lo previo “llamó por teléfono a las amigas de su mujer preguntando donde estaba el celular de la víctima. El cual después encontró en una cartera en el auto y se lo puso a revisar. Cuando llegó el hijo mayor le quería mostrar unos mensajes diciendo ‘mirá, mirá lo que dice’. El hijo se negó a revisar los mensajes y le pidió que se calmara”, precisó el fiscal.
El arma “es una escopeta del 16. Y para ejecutar cuatro disparos, se tuvo que proceder a la recarga. No es un arma semiautomática, sino que hay que sacarlo con la mano. Si disparó recién, el cartucho está caliente y volver a recargar. Esto hace que la emoción violenta quede de lado. Igualmente pedimos un examen psiquiátrico sobre el detenido”, añadió.
Los investigadores solicitaron una prueba de dermotest (peritaje que intenta determinar la presencia de tres elementos metálicos: plomo, bario y antimonio, que son componentes del material utilizado en los proyectiles y que aparecen en los residuos del disparo de un arma de fuego), comprobar la coincidencia entre el cartucho y el percutor, como así también el origen de la escopeta, ya que no estaba registrada a nombre del femicida.
“Para que una persona sea condenada tiene que haber una coherencia entre lo que es acusado y la sentencia. La confesión (en la Comisaría de Melincué) no vale. La prueba se basa en elementos lógicos, concretos, que terminan indubitablemente en que la persona cometió el hecho. Y eso es lo que estamos haciendo”, aseguró Julián Cochero.
Por último, el fiscal considera que “hay una situación de violencia previa, así lo han dicho los hijos. De todas maneras, ahondaremos con los psicólogos del Ministerio Público de la Acusación. No hubo denuncia de violencia en género en lo previo. Salvo el relato de los hijos: dicen que (Barberis) la amenazaba (a María Fernanda) si la dejaba, que iba a matar a los hijos. Eso ocurrió probablemente durante años. No se trató de un brote psicótico, sino de situaciones que se van arrastrando. La mujer, aparentemente quería dejarlo y no podía. Y se sometía a su marido, producto de esas amenazas”.
NOTA PUBLICADA EN EDICIÓN IMPRESA DE SUR24 DEL LUNES 26 DE JULIO