La industria “vuela” en la región, aunque inquieta “el día después”
Cualquiera que revise los números de la industria santafesina del primer semestre, no vacilaría en asegurar que son la referencia de una nación sólida, sustentable y desarrollista, más aún si, como en el caso de Venado Tuerto, esa industria es diversificada, sin dependencia de ninguno de sus rubros en particular.
Luego de los primeros meses de la pandemia, cuando muchas fábricas debieron cerrar por algunas semanas, o meses, sufriendo serias dificultades, “a partir del segundo semestre de 2020 y hasta el presente la mejora de la demanda y la producción se propaga paulatinamente a una mayor cantidad de ramas de actividad, permitiendo consolidar y fortalecer la actual etapa de recuperación de la producción industrial”, define el reciente informe de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe).
En Venado Tuerto, sede de la Cámara Regional de la Industria y Comercio Exterior (Cricex), su presidente Ariel Rasia ratificó “el gran momento de la mayoría de las actividades del sector”, en línea con el balance semestral divulgado por la Fisfe, que en la mayoría de los rubros muestran niveles de producción superiores a la etapa prepandemia.
“Es un balance muy positivo, que viene desde el año pasado y mejoró aún más a partir de 2021, con creciente demanda de producción, e incluso generación de empleo en algunas actividades, más allá de que las empresas de nuestra región, no sin esfuerzo, habían sostenido sus planteles de colaboradores en lo peor de la crisis sanitaria”, elogió el empresario metalúrgico.
¿Bonanza forzada?
A la par de un presente auspicioso, los industriales interpretan que las condiciones de la macroeconomía son endebles, y en general existe el temor por ‘el día después’ de las elecciones, cuando más de una vez, tras la votación se presentó la realidad sin maquillaje, con cepos y ajustes, por ejemplo, dejando atrás la bonanza forzada por necesidades electorales.
“Hoy mismo -confirmó Rasia- estamos en dificultades para conseguir algunas materias primas en el rubro siderúrgico y, por supuesto, al igual que el resto de la sociedad, los industriales sufrimos el brutal efecto de la inflación, y no sólo en pesos, porque también impacta fuerte la inflación en dólares, moneda de referencia de la mayoría de nuestros insumos”.
Por otro lado, es indiscutible el efecto dinamizador de la agroindustria, un sector traccionado por los excelentes rendimientos de las últimas cosechas, que hoy exhibe un crecimiento sorprendente. Tanto es así que muchos de los productos que se están vendiendo en estos días serán entregados ya avanzado el año próximo. “Si bien en Venado no tenemos tantas fábricas de maquinarias agrícolas, sí contamos con numerosas empresas subsidiarias, es decir que producen insumos para esos fabricantes y hoy están trabajando con una fuerte demanda. También nuestra ciudad es muy potente en este aspecto por el sector semillero, que también genera trabajo en nuestras pymes”, dimensionó.
Políticas favorables
Además del influyente ‘efecto campo’, en virtud de sus cuantiosas inversiones en herramientas y equipos, el referente de la Cricex señaló que “ciertas restricciones a la importación de productos benefició a distintos sectores de la producción”, como así también la oferta de “líneas crediticias a tasas subsidiadas”, que son incentivos tentadores en épocas de alta inflación. Asimismo, sin olvidar los meses más complejos de 2020, Rasia le dio valor al programa nacional de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), que ayudó a sostener en pie a empresas que habían entrado en serias dificultades para cumplir con los compromisos salariales, por ejemplo.
Más adelante, en cuanto a la falta de mano de obra calificada para los requerimientos de la industria, el dirigente observó que “el diagnóstico ya está hecho y ahora lo que falta es trabajar mucho en organizar los programas de capacitación”. Y en particular destacó el esfuerzo de la Municipalidad local por multiplicar las ofertas de formación en distintos oficios. También mencionó el programa Primer Empleo del gobierno provincial, que es una “muy buena idea” porque con estos instrumentos también “se apunta a incentivar la cultura del trabajo, una virtud que se resintió en los últimos tiempos, sobre todo entre los jóvenes, a los cuales les resulta muy difícil adaptarse a las pautas de disciplina, convivencia y responsabilidad que se deben observar en una fábrica”.
Del “plan” al trabajo
“Necesitamos políticas muy firmes y sostenidas a nivel nacional y provincial para incentivar la cultura del trabajo, a partir de la reconversión de los planes sociales en empleos genuinos, productivos y en blanco. Esto es elemental e indispensable, porque el país muy pronto se volverá inviable si se estanca o disminuye la población económicamente activa, al mismo tiempo que se multiplica el asistencialismo estatal sin buscar alternativas superadoras”, planteó con realismo Ariel Rasia.