Panorama nacional
La prioridad del Gobierno es levantar el cepo y descomprimir la tensión social
La obsesión de Javier Milei es la economía. Quienes lo conocen y lo rodean aseguran que no le interesa en lo más mínimo la rosca política, “lo aburre”, sostiene uno de sus hombres de confianza.
Juan Pablo Peralta/Periodista acreditado en Casa Rosada.
Que una vicepresidenta tenga agenda propia y haga públicas sus diferencias con el Poder Ejecutivo podría generar complicaciones -a corto o mediano plazo- en un gobierno peronista, especialmente si se observa la última experiencia de Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Sin embargo, en el mundo libertario, donde la relación con los gobernadores y sus representantes parlamentarios no es prioridad, la mecánica de administrar la cosa pública es otra.
La obsesión de Javier Milei es la economía. Quienes lo conocen y lo rodean aseguran que no le interesa en lo más mínimo la rosca política, “lo aburre”, sostiene uno de sus hombres de confianza. Para eso están Guillermo Francos (Interior), el jefe de Gabinete Nicolás Posse y el asesor Santiago Caputo. El primero es el principal encargado de recibir a diario los intensos llamados de los mandatarios provinciales con demandas que la comandancia de La Libertad Avanza no está dispuesta a conceder.
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Los ojos del primer mandatario, el ministro Caputo, y quien más los asiste, Federico Sturzenegger, están puestos en dar un batacazo en los próximos meses. Se trata de la posibilidad concreta de levantar el cepo cambiario. Es la medida que, deducen en Casa Rosada, podría aplacar la tensión que viene generando la drástica reducción del Estado y la recesión, consecuencia del ajuste de las cuentas públicas y la desregulación económica.
Crecimiento y disputas
En los principales despachos de Balcarce 50 e Yrigoyen 250 (sede de Hacienda) saben que liberar el dólar sería como abrir una caja de Pandora, pero desde allí mismo argumentan que esa sería “la primera variante que permitiría empezar a generar actividad real y concreta”, concepto que esgrimió uno de los colaboradores más cercanos al presidente. Consultado por El Litoral sobre si en el seno del gobierno preocupan las disputas intestinas, el enfrentamiento con los caciques regionales y con el Congreso, el mismo funcionario expresó: “Si vos crecés un 5 o 6% anual, todo los demás te importa muy poco”.
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Las voces en off coinciden en que la idea del presidente es conseguir respaldo financiero a la brevedad y avanzar con el fin de las restricciones en el intercambio de las monedas extranjeras. La lista de quienes podrían permitir que Argentina acceda a esos 15.000 millones de dólares que Milei quiere tener a modo de garantía para evitar corridas tiene varios actores: El FMI, fondos internacionales, países aliados y la recaudación del Banco Central en base a las exportaciones y acumulación de activos en sus reservas.
Optimismo a corto plazo
Si ese escenario se concreta “la cosa va a cambiar rápidamente en un año”, asegura una fuente oficial. Ese dirigente de LLA afirmó confiado que “el panorama se va a revertir”, porque ellos ven “pequeños síntomas de reactivación que todavía no se perciben en la macro”.
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El optimismo en el oficialismo también se sostiene debido a datos de encuestas propias que le dan a la gestión mileísta más de un 50% de aprobación, a la vez que hacen foco –basados en esas mismas mediciones- en que las expectativas de la gente pasan por divisar que “de acá a seis meses su situación va a empezar a mejorar”.
El método de gobernanza de La Libertad Avanza es expuesto sin eufemismos por los mismos integrantes de la administración central. En on, el vocero presidencial Manuel Adorni lo hizo al declarar en reiteradas oportunidades que “no nos vamos a correr del déficit cero bajo ningún concepto”, y otros funcionarios en off, cuando, por ejemplo, un calificado integrante de la mesa chica de los hermanos Milei explicó estos días que “si rechazan el DNU en Diputados, algo que contemplamos que pueda ocurrir (reconoció), se enviarán micro proyectos, tampoco nos pueden rechazar todo”, vaticinó con los hombros encogidos.
Gobernar pese al bloqueo
La gestión liberal libertaria colige que puede gobernar pese al bloqueo parlamentario. “Tenemos todas las herramientas institucionales para hacerlo”, afirman confiados. El ejemplo más claro se dio esta semana después de que, pese a haber mantenido sendas reuniones en Casa de Gobierno con diputados del PRO, la UCR y Hacemos Coalición Federal (entre otros) se decidió actualizar jubilaciones y pensiones por decreto ante la imposibilidad de alcanzar acuerdos con los legisladores dialoguistas.
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La escalada de despidos en el sector estatal produce rechazos generalizados pero los gremios reaccionan a destiempo y de manera espasmódica mientras intentan participar en el armado del proyecto de reforma laboral. Esto es algo que el Gobierno percibe y aprovecha para acelerar el proceso de recortes en distintas dependencias del ámbito público.
La suba de precios aún preocupa en las oficinas de los altos funcionarios de Hacienda y de la Rosada, algo que se nota en la baja del consumo. “Va a llevar un tiempo que los resultados de la apertura a las importaciones se sienta en la calle”, advierte un colaborador cercano a Luis Caputo.
Aquello de “no vamos a negociar nada”, frase que surgió desde las usinas gubernamentales apenas asumió Javier Milei, sigue siendo el eslogan que más se replica en las galerías, pasillos, patios y despachos de Balcarce 50. Los integrantes de la gestión libertaria saben muy bien, y lo reconocen, que para sostener ese lema es imprescindible un golpe de timón que modifique la sensación de agobio que hoy por hoy tienen varios sectores sociales que no pueden ponerse a pensar qué pasará en el largo plazo.