Levy Yeyati: “El acuerdo con el Fondo no resuelve el problema económico pero evita la crisis”
(Por Ignacio Hintermeister y Mario Cáffaro) – “Tuvimos un muy buen debate económico donde Javier (González Fraga) y Eduardo (Levy Yeyati) plantearon varios temas, dejaron fuertes interrogantes que tenemos que dar el debate entre nosotros y después en Juntos por el Cambio”, dijo Gerardo Morales, presidente de la UCR, en la jornada de trabajo del comité nacional y los bloques parlamentarios realizada en Santa Fe. Ambos economistas lideran el equipo radical que trabaja en la materia con vistas al 2023 y en una charla con El Litoral, Levy Yeyati planteó la necesidad de pensar “en un mecanismo de relojería sobre las reformas que tenemos que hacer, las reformas a consensuar para tenerlas listas para el día uno del próximo gobierno. En esa ventana de los primeros meses tenemos que pasar del equilibrio malo al equilibrio bueno”, desafió.
Parte de la conversación con El Litoral de Levy Yeyati, graduado en la UBA como ingeniero civil, doctor en economía de la Universidad de Pennsylvania. Hoy es decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, donde fundó y dirige el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE). Profesor visitante de la Harvard Kennedy School of Government, investigador principal del Conicet y durante la gestión de Cambiemos coordinó el Programa Argentina 2030 de la Jefatura de Gabinete de la Presidencia de la Nación y presidió el Consejo Nacional de la Producción.
– Se habla en estos días de la importancia del acuerdo con el FMI…
– El acuerdo técnico aún no está, será discutido en el Congreso pero tampoco es que el acuerdo va a resolver los problemas argentinos, en todo caso lo que hará es evitar que se deteriore aún más la situación económica. Firmando el acuerdo, no resolvemos el problema sino que evitamos una crisis. El acuerdo no tiene reformas, no es más que un puente hasta el 2024 cuando -imagino- el Fondo espera que el próximo gobierno negocie un acuerdo que incluya las reformas. El acuerdo en alguna medida, es una capitulación por parte del Fondo al reconocer que este gobierno, simplemente no puede o no quiere hacer las reformas necesarias para estabilizar el país. Lo que hacemos con el acuerdo es ganar dos años, no mucho más que eso.
– ¿El sendero fiscal y monetario trazado por lo que se conoce del entendimiento, son sostenibles?
– Las metas de los programas del Fondo, son, típicamente, dos: déficit primario y una restricción sobre en qué usar los dólares que presta el FMI. Cuando el Fondo fija un piso de reservas, lo que está diciendo es que esos dólares no son para que se intervenga en el mercado cambiario, obliga al Banco Central a guardar los dólares. En este caso devolverían cinco mil millones de dólares que pagamos el año pasado pero nos dicen: tienen que acumular esos cinco mil millones. La verdadera meta es la fiscal y es sostenible en la medida que sea un puente hacia el equilibrio fiscal. En algún momento vamos a tener que tener superávit fiscal. La meta del -2,5% es razonable dado el punto de partida. El año pasado más allá de cuestiones extraordinarias, el déficit fue 4 y 4,5%. Nos está pidiendo ajustar 1,5 o 2 puntos, no es trivial. Es un ajuste.
– ¿Dónde se haría?
– Lo tiene que decidir el gobierno. El gobierno se compromete al 2,5% de déficit y tiene que decir cuáles son las herramientas para llegar a ese 2,5%. Si me preguntas como economista los lugares donde uno primero buscaría es en la cuenta de subsidios que no para de crecer. El año pasado estuvo en el 3% y este año estará más alto aún. Deberíamos tener alguna estrategia allí.
– ¿Energía y transporte estamos hablando?
– Fundamentalmente energía cuyo monto es mucho mayor. La tendencia natural de los subsidios es a crecer. Si no hacemos nada, lo que el año pasado fue 3% del déficit este año puede llegar a ser 3,5 a 3,7%. El primer lugar a mirar es subsidios. Se supone que este año la Argentina va a crecer y el crecimiento genera más recaudación, algo del ajuste vendrá por la mejora en la recaudación asociada al crecimiento, después hay pocas cosas que se puedan ajustar de manera visible sin reformas que el gobierno se niega a hacer.
– El tema de los subsidios termina siendo un problema cultural también porque nos han habituado al subsidio…
– Hemos naturalizado los subsidios en la energía, los del transporte son más comunes en el resto del mundo, no al nivel nuestro. Lo de energía es fuera de lo usual y con solo viajar a los países limítrofes nos damos cuenta cuánto pagan los vecinos y cuánto nosotros, ni hablar de los países desarrollados. Que la discusión sobre subsidios se centre en el hecho de quién le echa la culpa a quien de haber reducido los subsidios no ayuda, porque en el fondo pagamos poco por nuestra energía. Hay excepciones, hay gente que no puede pagar y habrá que hacer arreglos, subsidios y una transferencia directa de dinero para que paguen. Los subsidios afectan más a la clase media, la clase alta mucho más que a la clase baja y el caso más típico es el del gas donde los hogares que utilizan garrafa no tienen el nivel de subsidio de aquellos que tienen gas natural.
Por otra parte, los subsidios se dan de bruces contra la agenda verde que supuestamente promueven todos los gobiernos del mundo y el nacional porque lo que estamos haciendo es gastar de más y el caso más obsceno es que somos una suerte de paraíso para la minería de Bitcoin. Nuestra energía barata que es parte de nuestro déficit fiscal que crea pobreza, en parte genera Bitcoin que es intensivo en energía. No hay ningún argumento para mantener este nivel de subsidios.
– Las empresas energéticas que necesitan invertir, ¿lo pueden hacer con este nivel de subsidios?
– El tema es bastante complejo. Nosotros necesitamos subsidiar la distribución, hay producción de gas que no llega porque nos faltan gasoductos para llegar donde está la demanda. Esa inversión está pendiente hace años. Nos sobra el gas pero no hay manera de distribuirlo. Necesitamos inversiones allí. En exploración, querríamos tener más inversión y la incertidumbre sobre el precio futuro hace que esa inversión sea menor a la que debíamos haber tenido. Otro tema es la exploración marítima que hace todo el mundo empezando por Brasil y que nosotros acá buscamos inhibir mediante un amparo que -me parece- va en contra de generar riqueza y reducir nuestra dependencia de energía importada.
– El FMI pide subir la tasa de interés y están las bombas de las Leliq…
– El Fondo pide tasas reales positivas y el Banco Central las pone positivas en función de la inflación que espera, o sea por arriba del 40% de inflación; la tasa va a estar a fin de año arriba del 60 y el BCRA va a licuar su deuda. La aceleración de la inflación patea la necesidad de ajuste, de consolidación al futuro. Creo que el año que viene harán algo parecido y al próximo gobierno le va a tocar lidiar con este círculo perverso de pasivos creciendo.
– ¿El riesgo de repetir un plan Bonex existe?
– No, no es inminente porque el gobierno tiene margen para compensarlo con una aceleración de la inflación pero en algún momento a este proceso algún gobierno va a tener que ponerle un freno al círculo. Otra cosa que pidió el FMI y no sé si hará el gobierno es que el Banco Central deje de emitir. Hoy el BCRA emite para financiar al gobierno; transfiere pesos al gobierno y después saca los pesos del mercado emitiendo títulos. El Central hace un fronting, pone la cara por el Tesoro. El problema de esta deuda es que es extremadamente corta. El FMI pide subir tasas advirtiendo que se deben achicar los stocks de estos pasivos. Si siguen subiendo las tasas y los stocks, no hay forma de estabilizar. El desafío es subir las tasas mientras reduzco el stock. Lo que tiene que hacer el gobierno es emitir a través del Tesoro su propia deuda, más larga, a uno o dos años en pesos para financiar lo que hoy financia el Central.
– No hay mercado de capitales en la Argentina…
– No lo hay hoy, pero hay que desarrollarlo con una política de créditos público consistente, cosa que este gobierno no ha hecho en estos dos años, pero tendría que ponerse este objetivo. No puede seguir recurriendo al Banco Central porque esa dinámica se puede volver explosiva
– Para el acuerdo futuro con el FMI donde se necesitan medidas fuertes se necesita un acuerdo político en la Argentina.
– Se requieren varias cosas, primero ser franco frente al votante. No se puede prometer algo que no va a poder cumplirse. Necesitamos corregir algunos desarreglos de precios relativos, de gasto público que no tiene financiamiento y ese ajuste en algún punto tiene ganadores y perdedores y el político que se haga cargo, que lidere ese proceso de corrección debe ser muy franco con el votante sino cuando llega al poder tiene las manos atadas.
– Medidas que deben adoptarse con un 50% de pobreza y alto empleo no registrado…
– Es parte del cuadro pero no puede inhibir de hacer las reformas necesarias porque la situación no va dejar de deteriorarse. La Argentina está en un mal equilibrio. Tenemos recursos que no explotamos, ahorros de argentinos que no están siendo invertidos en el país, tenemos crecimiento que no estamos viendo. Si se estabiliza la economía, con un plan creíble, las posibilidades de crecimiento son muy grandes. Hay sectores a los que ni siquiera empezamos a explotar, por ejemplo, el sector de la minería o los recursos naturales en general. No se puede hacer una política pública prometiendo que no va a hacer explotación minera o petrolera porque allí está parte de la riqueza que nos va a sacar del pozo. Tenemos palancas para crecer. Tenemos que pasar de un equilibrio malo donde no hay expectativas de crecimiento, nadie invierte, a un equilibrio más positivo donde una economía estabilizada induce la inversión privada que es lo que nos va a sacar del pozo.
– Se lo nota optimista…
– Hay una tarea ciclópea para hacer y necesitamos líderes que tengan fuertes convicciones y confianza en que camino es el correcto. Se trata de sacar al país de un equilibrio malo y llevarlo a un equilibrio bueno. Pasa en otros países, si el inversor piensa que van a cumplir los contratos, te financia y podés tener un nivel alto de deuda y cumplible, estable.
– ¿El problema es más político que económico entonces?
– Es mixto porque -en este gobierno en particular- se han tomado medidas económicas totalmente contrarias a las que yo hubiera hecho. Ha habido errores económicos pero si no hay un liderazgo político que haga que las promesas económicas sean creíbles difícilmente generes una respuesta del sector privado y sin respuestas del sector privado, el gobierno ya no tiene dinero para impulsar inversiones. En términos de impulso fiscal no hay forma de generar crecimiento y empleo, hay que confiar en el sector privado y generar la confianza necesaria. Es un poco parecido a lo sucedido en 2002. Debemos volver a analizar lo que pasó en el 2002 donde el sector público estaba quebrado, en default, los bancos estaban quebrados y no prestaban y ¿cómo aumentó la inversión? por razones que a priori parecen injustas se transfirieron recursos al sector privado que invirtió. Lo que parecía una transferencia regresiva, al final del día nos sacó de la pobreza. Fue el sector privado invirtiendo el que permitió bajar el desempleo del 25 al 10% y eso fue una mejora infinita en nivel de pobreza, inclusión. etc. Debemos mirar un poco más el 2002 para entender la importancia de inducir la respuesta positiva del sector privado. Es más, diría que fue lo que falló en 2016 en el gobierno de Cambiemos. Sin el sector privado no hay recursos del Estado.
– ¿No hubo señales claras en el gobierno de Cambiemos?
– Creo que pasó eso. En 2016, la primera expectativa era que el cambio de elenco iba a generar la inversión. Eso no sucedió y no sucederá en 2024, Como no ocurrió en 2016, el gobierno decidió apostar todo a un buen resultado electoral que lo logró en 2017 y postergó las reformas. Cuando ganó , era demasiado tarde. Las reformas se hacen en el primer año. Con ese aprendizaje los que aspiramos a incidir en el próximo gobierno tenemos que pensar en un mecanismo de relojería sobre las reformas que tenemos que hacer, que consensuar para tenerlas listas para el día uno. Vamos a tener menos tiempo que en la gestión anterior. En los primeros meses tenemos que pasar del equilibrio malo al equilibrio bueno, no va a suceder
INFLACIÓN
“La inflación es funcional al gobierno transitoriamente porque permite patear la pelota hacia adelante. Si se mira el gasto previsional, la aceleración de la inflación hizo que en términos reales cayera entre 5 y 6%. Esto implica que nuestro déficit fiscal se da de facto a través de la aceleración inflacionaria, pero por un tiempo. ¿Por qué? Porque al estar indexado con la inflación, el año próximo vamos a indexar a la inflación más alta y obliga a que el gobierno mantenga la inflación acelerada, no solo en términos altas sino que crezca año a año. En algún momento se tiene que acabar porque no podemos seguir elevando la inflación año más alto”.
LOS RIESGOS
Levy Yeyati remarca que no hay magia, que “Argentina no se arregla sola. Lo vimos ya en varias ocasiones. No se arregla con un gobierno que hable bien de los mercados”. Plantea la necesidad de pensar en reformas como la previsional y la fiscal.
Sobre esto último plantea ir contra la proliferación de impuestos. Da un ejemplo: “las empresas grandes y medianas no crean empleo o mucho empleo porque han llegado a un tamaño donde no crecen demasiado y son generalmente importadoras de tecnología que hace que aumente la productividad a expensas del empleo. El empleo se crea en empresas pequeñas, en empresa micro que para tramitar el laberinto de trámites e impuestos es imposible”.
Entiende que “no sorprende que más de la mitad de nuestros asalariados informales trabajen en empresas micro y pequeñas, que están informalizadas en sus ganancias y no pueden formalizar su planta porque no cierran los números. Necesitamos formalizar esta parte de la economía que implica una reforma tributaria con simplificación de trámites, si no hay formalizamos el trabajo… Estas cosas hay que hacerlas”.