Conflicto en Medio Oriente
Líbano: los bombardeos israelíes ya han dejado 558 muertos
Entre las víctimas hay 50 niños y 94 mujeres. Son las cifras brindadas por las autoridades locales.
Israel dijo que "acelerará" sus ataques contra Hezbolá en Líbano, que en dos días han matado a más de 500 personas (558 según las autoridades libanesas), poco antes de que el ejército lanzara un nuevo bombardeo contra Beirut, en el que murieron al menos seis personas, incluido un comandante de Hezbolá, agrupación calificada como terrorista por la Unión Europea y diversos países occidentales. Ibrahim Muhammad Kabisi, a quien Israel identificó como el responsable de la unidad de misiles y cohetes de los chiíes, murió en el bombardeo mientras se encontraba rodeado de otros comandantes importantes del grupo, según el Ejército israelí.
"No podemos darle un respiro a Hezbolá. Aceleraremos las operaciones ofensivas y reforzaremos los arsenales. La situación requiere acciones intensivas en todos los frentes", dijo este martes el jefe del Estado Mayor israelí, Herzi Halevi, durante una evaluación de la situación en el cuartel general del Ejército israelí, en Tel Aviv. A su vez, un portavoz militar explicó que, después de once meses de intercambio de fuego a través de la frontera con Líbano, Israel "parece haber cruzado el umbral de la guerra", aunque dijo que el país aún prefiere una solución diplomática con Hezbolá.
"Queremos que haya una solución diplomática, pero no parece que eso vaya a suceder pronto. Así que imagino que el Gobierno ha llegado a la conclusión de que solo una solución militar logrará" el objetivo de devolver a sus hogares a los 60.000 israelíes del norte que viven evacuados, dijo el portavoz. Israel comenzó ayer una campaña de intensos bombardeos contra el sur y el este de Líbano que, según las autoridades libanesas, han dejado 558 muertos y unos 1.800 heridos.
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"Plan de destrucción contra nuestro país"
Ante la actual situación, la Acnur remarcó que "decenas de miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares" en "una región que ya fue devastada por la guerra y un país que conoce demasiado bien el sufrimiento". Los intensos bombardeos israelíes efectuados el lunes en Líbano dejan hasta ahora 558 muertos, entre ellos 50 niños y 94 mujeres, anunció el ministro de Salud, Firas Abiad, en una rueda de prensa este martes. "La gran mayoría, si no todos, eran personas no armadas que se encontraban en sus casas", destacó el funcionario. Este el balance más alto de víctimas mortales en una jornada desde la guerra de 34 días que Israel y el movimiento proiraní Hezbolá libraron en 2006.
El ejército israelí indicó que había "golpeado más de 1.600 objetivos" del grupo militante libanés Hezbolá en la jornada que mataron a un "gran número" de combatientes, sin precisar una cifra exacta. En un video, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu recomendó a los libaneses "alejarse de las zonas peligrosas" mientras el ejército termina su "operación" en el sur del país y en el valle de Becá, en el este.
Su homólogo libanés, Najib Mikati, denunció un "plan de destrucción" contra su país, y llamó a la ONU y a los "países influyentes" a "disuadir" al gobierno israelí de esta "agresión". Unas 100.000 personas que vivían cerca de la frontera ya habían sido desplazadas desde octubre, cuando Hezbolá y las fuerzas israelíes empezaron a intercambiar disparos casi a diario, con la guerra de Gaza como telón de fondo. A medida que se intensifiquen los combates, se espera que aumente el número de evacuados.
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Agua, medicinas y colchones
En Beirut y alrededores, las escuelas se reutilizaron rápidamente para acoger a los nuevos desplazados, mientras los voluntarios se apresuraban a reunir agua, medicinas y colchones. En la ciudad costera de Sidón, las personas que buscaban refugio se agolpaban en escuelas que aún no tenían colchones para dormir. Muchos esperaban en las aceras. Uno de los colegios habilitados como albergues para los desplazados a las afueras de la capital está completamente a oscuras la noche del lunes y aún carece de colchones, agua o los servicios más básicos para atender a las familias que van llegando.
Frente a una mesa para registrar a los recién llegados, un coordinador explica a una de las familias que "no hay nada" en el albergue y les pide que se suban a un vehículo para trasladarlos a otra zona de acogida. Sobre la mesa, el papel en el que una mujer va tomando nota de las llegadas contiene los nombres de al menos una veintena de desplazados, mientras algunos otros descienden de sus vehículos cargados con enseres domésticos, colchones y hasta bombonas de gas para cocinar.
Durante la mañana del martes, el Ministerio de Interior del Líbano ya había confirmado un "desplazamiento masivo desde las regiones del sur", al tiempo que anunció la apertura de una serie de nuevos colegios preestablecidos como albergues por si se producía esta eventualidad. Por su parte, el ejército israelí advirtió a los residentes en el este y el sur del Líbano que evacuaran antes de una campaña aérea cada vez más amplia contra lo que consideraba emplazamientos de armamento de Hezbolá.
Más de 490 personas murieron en Líbano solo el lunes, según las autoridades, y más de 1.240 resultaron heridas. Se trata de un número "asombroso" para un país que sigue conmocionado por el mortífero ataque contra los dispositivos de comunicación de la semana pasada. Israel, que no ha confirmado ni negado su autoría, fue ampliamente culpado de ese atentado.
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Miles de vehículos atascados
Según la Agencia Nacional de Noticias (ANN), miles de vehículos permanecen atrapados en un atasco desde hace más de cinco horas en la carretera que une Zahrani con Saida, en la principal arteria costera que atraviesa el país de sur a norte. Algunas personas esperaron durante horas en atascos de tráfico para ponerse a salvo. Todavía se desconoce cuántas personas han tenido que abandonar sus hogares a causa de los ataques a gran escala de este lunes, aunque el ministro de Salud Pública, Firas Abiad, ya adelantó en rueda de prensa que se trata de "miles" de familias.
De los más de 113.000 desplazados internos que la ONU había contabilizado hasta ahora en casi un año de violencia en el Líbano, la gran mayoría estaban siendo acogidos por familiares o se habían asentado en residencias y viviendas de alquiler.