Los flamencos andinos ya están llegando a la laguna de Melincué
Como ocurre todos los años, Melincué ya comenzó a ser protagonista de un espectáculo único y maravilloso.
En cada inicio de la estación invernal, la Laguna Melincué recibe a los flamencos andinos, especie exótica que viene desde el Alto Perú a anidar durante el invierno al espejo de agua de nuestro sur santafesino.
El hábitat de estas aves es en altura, viven en lagos salinos y alcalinos de 2300 a 4500 mts sobre el nivel del mar y son capaces de viajar alrededor de 1126 km por día, cuando necesitan nuevos sitios con abundancia de alimentos.
Gracias a esta particularidad, en el año 2008 la laguna de Melincué fue declarada sitio RAMSAR protegido internacionalmente, por ser el humedal y ámbito elegido por esta especie de flamenco vulnerable, que si bien ahora su población es estable, se ha reducido considerablemente comparado con años anteriores.
Esta especie de flamencos que eligen Melincué como su lugar de estadía durante el invierno no son agresivos, pero si muy sensibles a la presencia humana por lo cual se trasladan permanentemente por las costas de la laguna con el fin de no ser molestados, lo que permite verlos en distintos lugares en el transcurso de la temporada.
“Desde la gestión comunal, estas aves, como toda la fauna de la laguna son protegidas por guardafaunas que recorren asiduamente la laguna Melincué”, informaron desde la gestión del presidente comunal Silvio Garbolino, a la vez que afirmaron: “Seguiremos esperando que en el mes de julio sigan llegando a nuestra laguna y poder realizar (como todos los años) una jornada especial de avistaje de estas preciosas aves que decoran con su estampa y belleza nuestro espejo de agua”.
Particularidades de esta ave peregrina
Al flamenco andino se lo conoce como “Parihuana”, “Jututu” o “Parina Grande”. Se destaca principalmente por su aspecto delgado y finas patas, de igual forma que la mayoría de flamencos que existen en todo el mundo. Tiene un tamaño de alrededor de 1.10 metros, mientras que cuenta con una envergadura alar situada entre 1 y 1.6 metros. El peso medio del flamenco andino es de 2.2 kilos.
Su plumaje es rosa de diferentes tonalidades, mientras que su parte posterior es de color negro. Cuenta con otros colores como el violeta en su pecho o el amarillo en parte de su pico, que se combina con el negro. Por otro lado, cabe señalar que es el único flamenco en el mundo que tiene patas de color amarillo.
Tienen muchas maneras de comunicarse entre ellos. La más “conocida” es que extienden sus alas para saludar, exhibirse o permitir el reconocimiento de los miembros de su familia. Su dieta se compone básicamente de diatomeas -algas microscópicas-, y por esta razón cuentan con un largo pico para filtrar el agua a la hora de sumergirse “de cabeza”. Forman grandes colonias para nidificar en masa aunque sólo pone un huevo y únicamente pondrá otro en el caso que el primero sufra un ataque de un depredador.