“Lucho” Ravera hace su primera experiencia en el básquet patagónico
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Luciano Ravera, desembarcó este miércoles en Neuquén para sumarse a las filas de El Biguá, equipo que debutará en el Torneo Federal de Básquet el próximo 28 de enero. Oriundo de Elortondo, el deportista de 26 años, es el octavo jugador confirmado por el conjunto neuquino, que según los medios de esa provincia, asoma como uno de los grandes favoritos en la zona Patagonia.
Antes de recalar en el tercer escalón del básquet nacional, Ravera pasó por Chañar Ladeado donde logró el segundo campeonato para la institución. Jugó dos copas Santa Fe más un Pre Federal y llegó a semifinales: “Una vez terminado el Pre Federal, recibí llamados de dos clubes cercanos para ir a jugar el Federal, pero me terminó cerrando la propuesta de Neuquén. Fue uno de los primeros que se comunicó conmigo”, dijo a Sur 24, en referencia al ofrecimiento que le hizo llegar el reconocido entrenador, Mauricio “Boti” Santángelo.
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Ravera, que además entrenaba a las categorías formativas del Club Atlético Elortondo, admitió que “son muchas las emociones” por este nuevo desafío y que “voy a darlo todo como siempre en este deporte hermoso”. Además, resaltó: “Haciendo un paréntesis de todo, (el básquet) es el deporte donde hasta el día de hoy sigo conociendo gente estupenda y en el que hice a todos mis amigos”.
Desde chico
“Lucho” empezó a jugar entre los 4 y 5 años en el Club Atlético Elortondo, con su mejor amigo, Maxi “Payo” Bertone. Ahí hizo todas sus inferiores con varios entrenadores que lo marcaron, como Omar Zanocco, Alejandro Pericich y Marcelo “Pata” Pericich. A los 15 años, el “Pata” lo invitó y comenzó a entrenar en Primera División del “Rojo”.
“Me costaba mucho porque físicamente era una pulga. Con el pasar de los años, ya a los 17 y 18 años, empecé a tener otros roces y de a poco me fui ganando unos minutos en Primera. Tuve la suerte que ese año el club apostó a los chicos y pudimos jugar muchos minutos”, recordó.
Luego, por diferentes motivos personales y familiares, a los 19 años pasó a Peñarol a jugar los últimos años de carrera de un gran referente que tuvo y tiene, que es Jorge Ortolá: “Ahí ya empecé a tener ingresos como basquetbolista y también se armó un lindo grupo en U 19. Salimos campeones y llegamos entre los ocho mejores en un Provincial”, contó.
En el 2016, de la mano de “Pata” Pericich se puso la camiseta de Independiente en Chañar Ladeado y logró su primer título de Primera. En el 2017, retornó a Atlético y ese año le quedó marcado para siempre. “Fue uno de los mejores años basquetbolísticos que pasé. Había once jugadores del club en el plantel y un excelente grupo humano. Perdimos en semifinales con el campeón de esa temporada y unas semanas antes nos quedamos sin Rodrigo Figuera por lesión, que era nuestro faro”.
Después de ese torneo, recibió un llamado de Almagro de Esperanza en dónde jugó su primera Copa Santa Fe: “Fui a un equipo y a un club hermoso. Terminamos llegando a cuartos de final y tuve mi primera lesión grave del hombro. Después de eso volví a Atlético y el hombro me dijo basta y me tuve que someter a una operación”, recordó.
Acerca de su nueva casa
El Biguá es un club social y deportivo que, durante todo el año, reúne a cientos de grupos familiares en un ámbito de esparcimiento, recreación y práctica deportiva. Es uno de los clubes más antiguos de la ciudad de Neuquén, y el primero en ubicarse sobre un brazo del río Limay.
Posee un predio de 4 hectáreas con 500 metros de costa de río habilitadas como balneario, y un área verde muy amplia con solárium, costanera, 200 parrillas y fogones al aire libre con luces, mesas, bancos y sombrillas. Además, tiene un amplio estacionamiento interno, plaza con juegos para niños y espacios para actividades recreativas.
Entre sus instalaciones deportivas cuenta con cancha de beach vóley, pileta grande y pileta para niños, un gimnasio cubierto de 1080 m2 con cancha profesional de básquet, voley y handball, playones con aros, vestuarios y baños.
También posee dos boteras, 7 canchas de tenis de arcilla y dos frontones; cancha de fútbol y un gimnasio con aparatos y sala de musculación. Y cuenta con un buffet y confitería, sanitarios, enfermería y 4 quinchos para eventos.
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