Mario Lartigou: “Yo creía que esa esquina de Venado nunca iba a morir”
La delicada situación económica y edilicia que atraviesa el Hotel Riviera hizo necesario, casi indispensable, acudir a la reflexión de sus figuras señeras, de los que lo hicieron grande, y una de ellas es Mario Lartigou, un mozo muy carismático que en sus dos etapas (la primera con Daniel Bertoni y luego con la sociedad de Walter Pavessio y Horacio Lovalvo) suma más de 30 años de servicio en el mítico ex Londres.
Lartigou se radicó en Venado Tuerto en 1980, de la mano del padre del empresario Daniel Bertoni, para gerenciar el pub One, en la esquina de 25 de Mayo y San Martín. Poco después, Bertoni tomó a su cargo el Riviera y él lo acompañó cuatro años, alternando con One, para incursionar luego en sucesivos proyectos propios, como Café Francés, Je Suis y Preminent. Hasta que a comienzos de los ’90, Lartigou volvió a su viejo amor, el Hotel Riviera, donde se desempeñó como mozo durante 27 años, e incluso continuó colaborando con Pavessio y Lovalvo cuando ya se había jubilado.
“Entristece mucho transitar por Belgrano y Alvear en estos tiempos. Yo creía que esa esquina nunca iba a morir, que las luces de esos bares tradicionales siempre iban a brillar. Era el centro neurálgico del encuentro de los venadenses. Uno se aproximaba a esa esquina y se escuchaba el rumor del gentío, las voces, las carcajadas, los gritos de una vereda a la otra. Hoy todo es silencio, desolación y oscuridad. Incluso las calles paralelas a Belgrano, como San Martín y Casey, que siempre quisieron estar a la altura de ‘la Belgrano’, y no podían, hoy lucen con mayor protagonismo. Y no sólo por la muerte de los bares, sino también porque en Belgrano también hay muchos locales comerciales vacíos que hicieron decaer el movimiento peatonal y hasta el tránsito vehicular”, reflexionó Lartigou ante Sur24, en una ajustada radiografía de la actualidad del sector céntrico. “Que la calle Belgrano haya dejado de reinar y que en el cruce con Alvear no haya bares, es algo que nadie se hubiese animado a pronosticar unos años atrás”, enfatizó.
Bandeja y memoria
“Atesoro los mejores recuerdos del Riviera, se puede decir que en sus mesas atendí a cuatro generaciones, hasta que me tomé unas vacaciones y luego vino la pandemia, que ahí sí marcó mi despedida. No fue fácil interrumpir esa rutina, porque amaba lo que hacía, pero con el tiempo pude adaptarme”, cuenta el equilibrista de la bandeja y el de la memoria prodigiosa. “Siempre me enorgulleció ser mozo del Riviera, porque era un lugar muy codiciado. Muchos decían que trabajar ahí era como jugar en primera, pero yo nunca me la creí, sino que disfrutaba del trato diario con los clientes”, sentenció Lartigou.
“Hoy descubro que el Hotel Riviera me hizo millonario, porque me dio ese capital inmenso que es el cariño de la gente cada día y ese saludo sincero de todo Venado Tuerto”, agregó con la sabiduría que dan los años.
Aunque el presente es duro y los augurios no sean los mejores, exteriorizó su ferviente deseo de que el Hotel Riviera resucite y luego de este obligado descanso vuelva a la vida. “Me haría muy feliz que alguien lo reviva, que se vuelvan a generar puestos laborales y que la ciudad recupere uno de sus pilares culturales, porque el Riviera siempre fue una referencia de Venado Tuerto. Figuras del arte, el deporte y la política, las más destacadas, lo conocieron y lo hicieron trascender en el país y en el exterior. No tendría que terminar así, sería una injusticia”.
Al igual que la histórica ama de llaves Silvia Pedra, Mario Lartigou prefiere no conocer demasiados detalles de la situación de abandono y desmantelamiento de las instalaciones del Hotel Riviera. “No quise entrar ni tampoco ver fotos o videos. A nadie le gustaría encontrar en condiciones deplorables lo que fue su casa durante tanto tiempo. Quiero ahorrarme esa amargura”, redondeó.