Martorano teme un nuevo brote en abril-mayo por aperturas y presencialidad
(Por Nancy Balza) – Marzo de 2020 está grabado en la memoria global. Durante ese mes la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por Covid-19, pocos días después la Argentina ingresaba a la fase de aislamiento social preventivo y obligatorio. Ya se había diagnosticado un caso positivo en el país, al poco tiempo se confirmó el primero en la ciudad de Rosario y una semana más tarde, el 21, ocurrió lo mismo en la ciudad de Santa Fe.
Desde entonces hubo personas enfermas, internadas y fallecidas. Acuñamos expresiones como casos sospechosos, confirmados y contactos estrechos; ASPO y DISPO. Usamos mucho alcohol en gel y tantos productos para desinfectar todo, hasta las suelas del calzado y las patas de las mascotas. Dejamos de compartir el mate, de abrazarnos y de festejar. Nos quedamos en casa. Muchos y muchas en completa soledad.
Pasaron muchas cosas. Tantas que “vamos a entender en perspectiva, en un par de años, todo lo que hemos vivido”. La frase es de la ministra de Salud de la provincia Sonia Martorano. Ella también tiene grabadas en la memoria las fechas y los datos de esa dramática línea de tiempo que fueron estos dos últimos años.
“Fue el inicio de estos tiempos tan complejos”, dice Martorano en diálogo con El Litoral. “Más allá de lo que es el sistema de salud que se vio interpelado y estuvo sometido a un estrés muy fuerte, esto nos cambió el paradigma de vida y no es un dato menor”. “En perspectiva vamos a ver qué épocas difíciles tuvimos que transcurrir y qué cambios hubo en lo personal, en el sistema sanitario y seguramente en lo social”.
– Al cabo de estos dos años de pandemia, ¿se podría poner algo positivo en la otra columna del balance?
– Logramos visibilizar muchas cosas que quizás en la rutina del día a día no se veían. Y cuando digo visibilizar hablo de ciertas inequidades, y de fortalecer el sistema de salud. En sus terceros niveles esto ocurrió sin ninguna duda. La mirada estaba puesta sobre la atención primaria y de cercanía que también estamos reforzando, pero tuvimos que dar vuelta esa perspectiva e ir a lo hospitalocéntrico que es lo que se dice que no hay que hacer. Es positivo porque reforzamos nuestro sistema de salud público y privado con mucha tecnología, con mucha capacidad instalada pero también con capacitación de los recursos humanos.
Y también se revisaron los procesos en la atención primaria, en cómo es la llegada a la gente. Insisto: es una fortaleza que hayamos logrado esa articulación entre distintos actores públicos, privados, provinciales, municipales. Es una gran fortaleza que una provincia tenga una mirada unificada de la salud y de su objetivo. Hay mesas de trabajo que quedaron conformadas.
– Dos años atrás era imposible pensar que al día de hoy íbamos a llevar colocadas segundas y hasta terceras dosis (o cuatro, según el caso) de vacunas contra el Covid-19.
– Se atravesó una primera ola de mucho trabajo por parte de agentes de salud sin vacunas y sin el conocimiento exacto de cómo nos estábamos infectando. Cada agente de salud contaba y nos contamos ahora, que no sabía si estaba llevando el virus a su familia. Fue terrible. Pero el 29 de diciembre de 2020 ya empezamos a vacunar. Eran poquitas vacunas, 12.500 llegaron. Cuando tenés poco, lo repartís con cuidado y aquí empezamos con terapistas que eran los más expuestos, luego pudimos llegar a todo el personal de salud.
El 22 de febrero de 2021 fue un día maravilloso porque fuimos a vacunar a los geriátricos. Ese día me emocioné porque salimos con 20 unidades desde Rosario y 10 en Santa Fe, todas a la vez, a recorrer los geriátricos de la provincia. Fue emocionante porque los mayores, que eran los más vulnerables, no podían salir y la vacuna fue, después de un año, la primera conexión con una dosis de esperanza.
Y, después, el 1 de marzo empezamos con adultos mayores en los grandes vacunatorios. Eso también fue muy emocionante.
Más tarde se comenzó con los nenes que iban disfrazados de superhéroes y después me contaban que en el jardín hablaban entre ellos sobre si les había tocado la segunda… Qué mal la habremos pasado que todo este tema se instaló desde adultos mayores a los jardines.
– Ahora ya estamos hablando de dosis de refuerzo con tercera o cuarta, según el caso. ¿Cómo es la adhesión en este último tramo?
– Tenemos un nivel de vacunación alto, estamos prácticamente en el 50 % de terceras dosis colocadas, y 86 % de nuestra población general con el esquema completo. Nunca puede ser el 100 % porque se toma sobre los 3,5 millones entre los que hay, por ejemplo, niños y niñas de entre 0 y 3 años que todavía no se pueden vacunar.
Pero el 50 % tiene la tercera dosis. ¿Por qué no tenemos más? En enero y febrero teníamos mucha gente a la que se le cumplían 4 meses de la segunda dosis y fue turnada pero en un momento de muchos contagios y tuvieron que esperar. Son personas que, seguramente, tuvieron Covid en los últimos 90 días. Seguimos con los operativos grandes de vacunación porque entendemos que en marzo-abril vamos a completar estas terceras dosis luego del pico de casos de enero. Estamos volviendo a mandar los turnos para quienes tuvieron Covid: es una forma de recordarles que la vacuna los está esperando.
– ¿Cómo la interpelaron estos dos años en lo personal?
– Fue complejo, no te voy a mentir, porque tuve las mismas problemáticas de la población general de no poder ver a mis padres por el temor a contagiarlos, más que nada porque yo estaba muy expuesta. Me sumo a la población general con los abuelos que no podían ver a sus nietos y todo lo demás. Es lo que digo de lazos afectivos y sociales que se vieron tan afectados. También fue un período de alta exposición y muchas horas de trabajo. Fueron momentos difíciles para todos, sea cual fuera el lugar en que estuviéramos.
– ¿Y como profesional de la salud?
– Como médica me golpeaba mucho ver a mis colegas, compañeros de tantos años con este nivel de exposición y de cansancio. Fueron jornadas muy largas para todos, muy estresantes. Siempre digo que invitaría a que todos se coloquen el equipo de protección personal con los N95, las antiparras y los enteritos para trabajar. El calor es terrible y produce un mayor cansancio.
Nosotros veníamos estudiando qué pasaba en Italia y en España para saber en qué momento se producía la infección en los profesionales de salud. Y era básicamente en el momento de sacarse el equipo. Entonces, hicimos videos, trabajamos mucho en los pasos para vestirse y desvestirse: pero eso implicaba que durante las horas de trabajo, por ejemplo en una terapia, no se podía ni ir al baño porque era muy complejo sacarse el equipo y volver a colocarlo.
– ¿En qué momento estamos ahora, seguimos en pandemia?
– La pandemia está. Esto nos sorprende cada día, pero entiendo que estamos desandando el camino. Esta tercera ola de enero-febrero (por Ómicron) fue la de mayor cantidad de casos y si bien hubo personas internadas y otras fallecidas, de la mano de la vacunación no generó tanta tensión a nivel sanitario.
Ahora, con el inicio de clases, presencialidad plena y eventos masivos probablemente vamos a tener un rebrote en abril-mayo. No sabemos con qué nivel de agresividad ni de casos, pero es posible que después de esto y pasado el invierno, comiencen a bajar los casos que, aclaro, van a quedar. Seguramente se va a convertir en una endemia y eso implica que estarán los casos pero en poca cantidad y que recrudecerán a nivel estacional (otoño-invierno).
– ¿Tendremos una vacuna anual contra Covid?
– Seguramente va a quedar como una vacuna anual o semestral. Pero aún no tenemos habilitada la colocación de una cuarta dosis. Hoy tenemos memoria celular y anticuerpos que quedó en la población porque estamos con tres dosis de vacuna más una gran exposición que hubo a nivel general a la enfermedad. Entonces estamos en otra situación inmunológica que al principio.
Es probable que tengamos novedades en los próximos meses porque todos los equipos científicos del mundo están trabajando en las nuevas cepas y en mejorar las vacunas.