(Por Gabriel Rossini) – Sesenta años después de la elección de Aldo Emilio Tessio como gobernador de la provincia en los comicios en los que Arturo Illia fue electo presidente con el peronismo proscripto, los radicales santafesinos han puesto en la puerta de la Casa Gris a uno de los suyos.
Maximiliano Pullaro a las puertas de la Casa Gris
Maximiliano Pullaro ganó con contundencia no solo su elección interna contra Carolina Losada, que se preveía más pareja de lo que terminó siendo, sino que también le sacó una importante diferencia de votos al senador Marcelo Lewandowski, que fue el amplio triunfador en la interna de su coalición.
Desde que se inició la reconfiguración del Frente Progresista por la muerte de Miguel Lifschitz, Pullaro siempre expresó con énfasis su vocación de ser gobernador de la provincia y para eso empezó a recorrerla. Fue candidato en 2021 y repitió este año. Si algo no le faltó fue voluntad de ser, aún en momentos en los que los números no parecían darle bien, lo que explica una parte importante de su resultado.
El otro fue una estrategia política, que no tuvo el oficialismo, que pensaron y ejecutaron una parte de los dirigentes del radicalismo liderados por Felipe Michlig. La idea de un frente político amplio que agrupara a toda la oposición, el llamado Frente de Frentes fue una idea que militó hasta darle forma al artefacto electoral que consiguió poner a Pullaro a metros del sillón del Brigadier.
El candidato ganador también superó una situación que hasta esta elección era un límite para cualquiera que ocupara el Ministerio de Seguridad, que era la de quedar “pegado a la gestión” de un problema que en la provincia no hace más que agravarse. Pullaro estuvo cuatro años en el ministerio de Seguridad y se mantuvo electoralmente competitivo, como quedó claro el domingo.
Mirado desde la disputa nacional, el triunfo de Pullaro tiene, además, un efecto muy importante en la interna de Juntos por el Cambio donde Horacio Rodríguez Larreta, que cerca de las 9 de la noche aterrizó en Fisherton con Gerardo Morales, se anotó un triunfo en su disputa con Patricia Bullrich que le permite seguir construyendo su camino hacia la presidencia en una provincia donde la interna de su coalición está muy disputada.
La otra es el fortalecimiento del radicalismo hacia el interior de la coalición de Juntos por el Cambio. Pullaro siempre destacó su pertenencia a Evolución Ciudadana, el espacio del radicalismo que conduce Martin Lousteau a quien considera su referente político y que ayer por la noche fue el primero en llegar al bunker del candidato en Rosario. Con el PRO, ha dicho, tiene una alianza electoral que está representada en la fórmula por Gisella Scaglia, la candidata a vicegobernadora.
Todo esto en el contexto de un peronismo que hizo muy poco para retener la provincia que le costó 12 años recuperar. Hizo una campaña sin un jefe que se pusiera al frente ni un líder político que la condujera, en el contexto de una campaña electoral inexplicablemente sin recursos, con muy pocas ideas, subestimando a los santafesinos, con buen parte de quienes debían conducirla desentendidos de la suerte de los candidatos y con muy poco apoyo nacional, Lewandowski y Frana quedaron lejos.
Sabiendo antes de la primaria que la suma de los votos iba a dar ganador a la oposición, el peronismo se había propuesto dos objetivos que no pudo cumplir porque la diferencia entre coaliciones fue mayor a los 10 puntos esperados y Marcelo Lewandowski no fue el candidato más votado. Eran las condiciones sobre las cuales iba a construirse la campaña rumbo a setiembre a partir del martes.
Queda por delante algo menos de dos meses para las elecciones generales y los candidatos del peronismo seguramente van a poner todo lo que tienen para revertirla como prometieron ayer en la conferencia de prensa cuando la tendencia era irreversible, pero no solo dependerá del esfuerzo personal, ni siquiera de que asuman sus responsabilidades quienes tuvieron que conducir la campaña y no lo hicieron.
También deberían cambiar el contexto y el clima social en el que se desarrollaron estas elecciones. Y esto no depende de la voluntad de nadie sino de una construcción social mucho más compleja e intangible donde juegan factores impredecibles. Creer que se puede manipular a voluntad el humor de los ciudadanos sería como creer que se puede conducir el viento.
La disputa que se viene a partir de ahora en el peronismo será por su liderazgo. Este domingo Lewandowski sacó casi 30 mil votos más que el gobernador, lo que lo ubica entre los dirigentes que disputaran a partir de ahora la conducción del justicialismo santafesino si es que las generales confirman el resultado de este 16 de julio.