Artrap volvió con todo
Medios, fútbol y rock, bajo el análisis profundo del Ruso Verea
El periodista y exarquero hizo un repaso con fuerte sentido crítico de los temas de actualidad y aseguró que siempre hay margen para la rebeldía.
Este viernes 25, en una noche brillante por donde se la mire, Norberto “Ruso” Verea colmó las expectativas del público y de los organizadores de la charla abierta -con ingreso libre y gratuito- en la Sala Castalia de la Biblioteca Popular “Florentino Ameghino”.
Cuando la Asociación Regional de Trabajadores de Prensa (Artrap) decidió que era el momento de retomar el ciclo de conferencias que, por distintas circunstancias, había interrumpido años atrás, uno de los primeros nombres que surgió fue el de Verea, un hombre de principios, que transitó siempre por los bordes del sistema de medios. Y, sin dudas, fue la persona indicada para este relanzamiento, que contó con el aval de un centenar de concurrentes, entre los cuales había numerosos periodistas de la ciudad.
En el inicio de la conferencia, Juan Miguel Miserere, directivo de Artrap y el más activo gestor de la movida, destacó, además, la participación del Círculo de Periodistas Deportivos de Venado Tuerto y la Carrera de Periodismo del Instituto Dante Alighieri, y enseguida, sin mayores preámbulos, dejó a Verea ante un auditorio variopinto ávido de escuchar sus reflexiones libres y personales.
Medios en decadencia
Durante más de una hora y media, el Ruso, con vasta experiencia en las radios y cadenas de TV más importantes del país, se explayó con suficiencia sobre un variado menú de temas, incluyendo el fútbol y el rock, sus grandes pasiones, como también la política y los medios de comunicación. Precisamente con este último rubro comenzó la descontracturada exposición, observando un fuerte deterioro cultural, donde la liviandad y lo superficial, en aras de dejar más lugar al entretenimiento y la publicidad exacerbada, quitaron protagonismo a los análisis más profundos, más comprometidos, los que informan y ayudar a formar.
No obstante, advirtió que, a pesar de las presiones, en la mayoría de los casos, sutiles y sigilosas, hay resquicios de libertad para ejercer un periodismo menos ligado al mercado y más comprometido con el interés ciudadano.
También se refirió el disertante a los sesgos de confirmación que se imponen en el sistema de medios, donde las audiencias buscan ratificar sus propias creencias, sin animarse a ponerlas en duda, siendo funcionales a la “grieta” de la política, que se ahonda, y se empalma con la agresividad de las redes sociales, aprovechando muchas veces la impunidad que brinda el anonimato.
En otro tramo, Verea alertó que “nos están robando el tiempo”, en el sentido de que las obligaciones cotidianas -ligadas a la necesidad de sobrevivir con una sobrecarga de actividades laborales- restan ese tiempo indispensable para el ocio ("incluso el ocio creativo", apuntó) y el entretenimiento de las personas, con sus consecuencias indeseables sobre el cuerpo social.
En esa misma línea de análisis, sumó el ejercicio de la lectura en retirada, que lleva a los más jóvenes a usar, cada día, un vocabulario más acotado, achicando las posibilidades de comunicación y sociabilización. Ya desde el inicio, el Ruso había saludado la chance de exponer en el interior de una biblioteca, donde los libros interpelan, cerrando el círculo con el significativo detalle de que, en los 80, la Ameghino formó un equipo de fútbol que se coronó campeón de la Liga Venadense y supo incursionar en certámenes regionales de más alto nivel.
Libertarios que no vienen solos
Si bien tomó distancia, claramente, de las recetas del extremismo libertario, Verea, sin herir susceptibilidades, aludió a los grandes yerros de los gobiernos nacionales de los últimos años, que ahora se ven asediados por postulantes presidenciales anti-sistema, o anarco-capitalistas, como se autodefine Javier Milei.
En este sentido, dio como ejemplo el sistema de medios públicos, donde él participó en una etapa en Radio Nacional, a los que defiende a ultranza por el rol estratégico que están llamados a cumplir, pero a la vez cuestionó el uso partidario de los mismos, no sólo en el obsceno discurso oficialista, sino también en la abusiva contratación de militantes, situaciones que se repiten en el Estado nacional, en todas las áreas, abonando el camino para los cantos de sirena que se oyen cada vez más cercanos.
Más adelante, el exarquero hizo una referencia a las "barras bravas" y el negocio del fútbol en general, y de cómo los gobernantes buscan sacar ganancias, sin cuestionar esa realidad que se profundiza con el tiempo, dejando al más popular de los deportes en manos de un perverso dispositivo que distorsionó su esencia, lo maniató y lo corrompió. En este punto, recordó el ciclo Fútbol para Todos, que lo tenía entre sus opositores, justamente porque con el dinero del contribuyente, a la par de la plausible transmisión gratuita de los partidos, se sostenía un sistema que favorecía la continuidad del negocio en pocas manos, mirando para otro lado desde la Casa Rosada, e incluso creando ONG's para favorecer a los “barras” más caracterizados, como Hinchadas Unidas Argentinas, que se dieron el lujo de concurrir a un Mundial, poco menos que como representación oficial del país, incluyendo en la comitiva a delincuentes con pedido de captura.
Un merecido aplauso del centenar de espectadores coronó la notable presentación del Ruso Verea, quien por varios minutos permaneció en la sala, tomándose fotos, con la mejor predisposición, y recibiendo obsequios, como el libro Un siglo de vida, escrito por Marcelo Sevilla, sobre la historia de la Liga Venadense de Fútbol, y un presente (productos regionales) entregado por la directora de Deportes municipal, Marcela Traverso.
Además, la actividad fue declarada de Interés Cultural Municipal por el cuerpo legislativo venadense, a instancias de un proyecto del concejal de Primero Venado, Nahuel Pasquinelli.
Un rato después, hasta entrada la madrugada, las charlas enfervorizadas, de fútbol, rock y política, continuaron durante un asado que el grupo de Artrap organizó para agasajar a Verea y su esposa Cristina, antes de su regreso, este mediodía, a la Ciudad de Buenos Aires.