Ex militar santafesino
Nazareno Moreyra: de Bombal a Ucrania para luchar contra Rusia
Es hijo de un veterano de Malvinas, formó parte del Ejército Argentino y ahora se sumó a los esfuerzos ucranianos para resistir la agresión rusa. Los momentos más duros qué vivió y su mirada sobre lo que ocurre alrededor.
Nazareno Moreyra tiene 25 años y nació en Bombal. Fue soldado del Ejército Argentino desde 2019 hasta mayo de 2022. En ese momento dejó las filas armadas nacionales para sumarse a la Legión Extranjera Francesa, donde fue convocado pero - por cuestiones de edad - no recibió una vacante tras la etapa en comisión.
La situación geopolítica y su oportuna presencia en Europa lo llevaron a las filas ucranianas. A continuación, un repaso de la primera entrevista que brindó a los medios, como miembro de la V Brigada de Asalto del ejército de Ucrania.
¿Por qué querías irte a la Legión Francesa y no seguir profesionalmente dentro de las Fuerzas Armadas Argentinas?
Porque yo buscaba algo más. Vos bien sabés cómo está la Fuerza hoy en día. Y si bien amo a mi patria y mi papá que es Veterano de Guerra, sentía que quería algo más. Quería un mayor nivel físico, mental, ponerme a prueba. Y escuché por un amigo, un compañero que era soldado conmigo en el mismo lugar, que la Legión Extranjera Francesa era uno de los ejércitos de tierra más fuertes. Así que me entrené y fui.
¿Por qué, cuando no pudiste quedarte en la Legión, la alternativa fue Ucrania?
Yo aún quería seguir con esto que tenía en la cabeza de probarme, de ver hasta dónde podía llegar. Entonces me vine para acá. No solamente para eso, sino que también me habían comentado muchísimos crímenes de guerra y grandes injusticias que los rusos hacían. Además eso de querer quitarle un pedazo de tierra a Ucrania. Me tocó por el lado de mi papá, por lo que fue Malvinas y que Inglaterra nos quite las islas. La única manera que puedo ayudar es con lo que sé.
¿Cómo fue tu llegada a Ucrania?
En junio del 2022 llegamos con un compañero a la frontera, decimos en un puesto de la Legión Internacional de Ucrania que queremos ser Voluntarios, nos reciben muy bien, nos dan café, nos dan de comer y nos llevan a una escuela donde nos bañamos. Nos tomaron los papeles, evaluaron nuestro inglés y enviaron a Ternópil. Llegué al otro día a esa ciudad, donde hay como un centro de reclutamiento de hispanohablantes y arrancó todo el proceso de instrucción. Mi primer destino, después, fue un batallón de artillería en Kyiv.
¿Cómo terminaste donde estás ahora?
Hace un mes llegué a Donetsk y empezó todo el caos. Como faltaba gente, dividieron nuestro batallón y se abre uno de infantería, del cual empiezo a formar parte.
¿Con qué grado de preparación te encontraste a las Fuerzas Armadas Ucranianas?
Bueno, hay de todo. Ellos tienen una manera de pelear muy diferente. La organización es muy diferente a lo que yo estaba acostumbrado en Argentina. Pero hay mucha gente que es muy profesional en su trabajo. Mucha gente que se preocupa en que vos aprendas y te da una mano.
¿Por qué la organización y la preparación son tan distintas?
Bueno, básicamente porque estamos en guerra. Es, como digo yo, un caos organizado. En 20 minutos te puede cambiar todo. Hay órdenes y contraórdenes, pero el soldado ucraniano es fuerte. Es muy fuerte y eso te da una motivación a seguir.
¿Cuántos soldados de los que conoces o los que están desplegados siendo ucranianos son profesionales y cuántos voluntarios o movilizados?
En un porcentaje yo te diría que el 70% de los soldados eran civiles, porque la mayoría murió o fue herida cuando comenzó todo esto.
¿Y el trato a los latinoamericanos?
Cuando llegamos medio que nos miraban un poco mal, como diciendo "¿Qué hacen acá? ¿Por qué no se vuelven a su país?”. Ellos también están cansados de una situación: hay muchos extranjeros que vienen, se sacan sus fotos, sus videos y luego en la primera misión, cuando van a la primera misión y caen las primeras bombas, se vuelven. En nuestro caso, a medida que fue pasando el tiempo y que empezamos a convivir, a charlar, y cuando se está con un compañero que lo ves todos los días - porque literalmente convivís con él, comés con él, dormís con él - llega un momento en el que ya te empezás a conocer y empezás a conocer mucho más allá de lo que es un soldado, sino a la persona y se crea un lazo. Ni hablar cuando empezaron las misiones, cuando vieron que empezamos a trabajar y que íbamos al frente, que no teníamos miedo. Ahí cambió mucho el trato.
¿Situación en cuanto al reabastecimiento, la cantidad de medios, munición y demás?
En lo que es la logística, nosotros comemos bien, tenemos todo, el equipo completo, buen equipo, se nos dan armas, se nos dan munición, granadas, tenemos instrucción en todo tipo de armamento, en ese sentido no hay problemas.
Me contabas que tu papá es veterano de la guerra de Malvinas, ¿en qué fuerza participó? ¿Qué te dice de lo que estás haciendo?
Mi papá es perteneciente a la Armada, al Batallón de Infantería de Marina 5. Cuando le conté, lo que me dijo fue que me cuidara y que no hacía falta que yo demuestre nada para que él sepa que yo era un buen soldado, porque él, con sus contactos, sabía que en el Ejército Argentino me iba bien. Pero esto era algo personal.
¿Y tu mamá?
Como toda madre, preocupada, llorando, diciendo que me vuelva. Lo que cualquier mamá diría a un hijo que se va a una guerra.
¿Cómo relacionás Reino Unido y las Malvinas con tu situación? ¿Y tu papá?
Esto va más allá. Él ve que yo estoy ayudando a un país que está siendo invadido. Básicamente, para nosotros es brindar ayuda a un país que está siendo invadido, como lo fue Argentina, como lo fue Malvinas en su momento. Lo vemos así, no lo vemos si Ucrania es aliada de Inglaterra. Mi familia coincide.
¿Y tus camaradas del ejército qué te dicen?
Bueno, muchos se sorprendieron. Mis camaradas más cercanos, mis hermanos de arma, sabían y me decían que me cuide y que vuelva a casa sano y salvo. Que no me haga héroe, que trate de ayudar, pero siempre cuidándome. Pero apoyo incondicional siempre.
¿Hablaste con alguno de tus ex jefes acá?
Sí, sí. De hecho, hay uno que fue jefe de mi compañía, que me dice que estoy loco, pero que para él es un orgullo haber sido una pequeña parte de mi formación en el Ejército.
¿Qué es lo más duro que te tocó vivir hasta ahora en Ucrania?
Lo más duro que me tocó vivir ahora es perder a mi mejor amigo.
¿Y eso no te da a veces el pensamiento del riesgo que estás viviendo y las ganas de volverte a tu casa?
Por supuesto, claro. No hay un solo segundo que yo no piense en volver a casa y terminar con todo esto.
¿Y por qué te quedás?
Esa es una pregunta muy interesante. La respuesta que te voy a dar solamente la conocen y la van a entender los que están acá, los que viven esto, o que hayan vivido cualquier otra guerra. Simplemente la razón por la que yo estoy acá, y no me haya ido todavía, son mis compañeros, mis hermanos, la gente que yo tengo al lado en cada misión, en cada combate. Si yo me voy siento que estoy dejando, como le decimos nosotros acá, un flanco descubierto para el compañero.
¿Cuál fue la situación de riesgo personal que tuviste?
En una misión el comandante se equivocó de camino y un dron enemigo nos vio. Y vos sabés que cuando te ve un dron, es cuestión de minutos para que la artillería empiece a llover sobre el grupo. Primero nos tira un tanque, pega a 20 metros de donde estábamos nosotros, a mi compañero español la onda expansiva lo acuesta, yo había quedado arrodillado y un pedazo de piedra me pega en el brazo a mí. Quedé tumbado en el piso, en ese momento mi reacción fue levantarme y ver cómo estaba mi compañero. Lo vi acostado, tocándose, para ver si tenía alguna herida. Lo levanto y lo empujo contra el bosque, vimos unos pozos y nos metimos ahí porque era seguro que venía artillería. Y vino artillería. Nos tenían inmovilizado ahí y explotaba cada vez más cerca, porque corregían con el drone. Teníamos una trinchera que nos separaba 7 u 8 metros de mi pozo al pozo de mi compañero y una bomba de mortero cayó en el medio, a mí me dejó tonto y a mi compañero le generó una contusión. En ese momento sentí que me iba a morir, sentir la onda expansiva que tenía el cuerpo me produjo eso. Estuvimos 10 minutos, pero para mí me pareció toda la mañana.
¿Algo que te haya llamado la atención en ese momento, de lo que viste?
Pasó algo muy extraño, cuando yo me levanto para moverme veo a mi compañero que estaba mirando el arma, su arma estaba rota, y él se había quedado bloqueado ahí, intentando arreglarla. Estaba partida al medio. Me pareció muy extraño, porque están cayendo las bombas al lado y él intentado arreglar su fusil, algo muy estúpido, por cómo estaba, me hizo pensar cómo es el ser humano y cómo reacciona.
Te dieron una condecoración…
Sí, por una acción del mes pasado también. En medio de un ataque me pegué la vuelta, bajo las bombas y saqué a mi compañero herido de ahí. Entre ramas, unos troncos, estaba él tirado ahí. Lo saqué, lo levanté y lo puse de pie. Antes de llegar al blindaje, nos tiró un mortero. No cayó a 10 metros más o menos y nos revolvió como si fuera una muñeca de trapo. Quedé todo mareado, estaba atontado. Me levanto y lo primero que busco es a mi compañero. Lo agarro de la mochila, lo levanto y lo saco de vuelta. Llego hasta el blindaje, lo empujo y me acuerdo que él se cae de cabeza dentro del blindaje y yo caigo dentro del blindaje desvanecido. Me acuerdo que vomité y me desmayé. Ya después me acuerdo de otro compañero pegándome cachetadas para despertarme. Hace unas semanas hicieron una formación para darme un diploma por eso.
¿En qué creés que fallan las fuerzas armadas ucranianas?
Sé que la ofensiva está yendo muy lenta para algunos y creo que al pensar en eso los comandantes se están apresurando, porque juega mucho en la cabeza de todos los ucranianos tener que ser más rápidos para evitar más muertes. Entonces, a veces no se toma el tiempo que se necesita para preparar la gente, el material y tenemos, por ejemplo, muchos vehículos destruidos por eso.
¿Creés que Ucrania puede ganar esta guerra?
Si sigue recibiendo el apoyo que viene recibiendo sí, pero necesita acelerar un poco, pisar un poquito y aprovechar que Rusia tiene un poco la línea de frente debilitada.
Suponiendo que mañana termina la guerra con Ucrania victoriosa, ¿qué haces?
Quedarme acá, no. Tengo muchos sueños referidos a lo que es la vida militar. Quizás ingrese en alguna empresa contratista, privada, paramilitar. Pero mi sueño verdadero es, si termina mañana, irme, ver a mi papá, a mi mamá, quedarme tranquilo un tiempo ahí, limpiarme un poquito, desintoxicarme la mente y después ver qué haré.
¿Y si te convocan de las fuerzas armadas argentinas, al menos para capacitar, estarías dispuesto?
Eso depende, pero sí, me gustaría mucho. Me hablaron algunos oficiales subalternos para meterme como PCI, pero dije que lo iba a pensar, porque la situación del país está muy difícil.