El registro de temperaturas del Servicio Meteorológico Nacional han demostrado que el 2022 fue uno de los años más calurosos y agobiantes, donde las denominadas “olas de calor” iniciaron su temporada a fines del mes de noviembre, cuando históricamente se hacen presente recién en diciembre.
De hecho, a mediados de noviembre, gran parte del norte y centro de Argentina y los limítrofes experimentaron temperaturas extremadamente altas. Semanas más tarde, una segunda ola de calor, a principios de diciembre, registró temperaturas superiores a los 40 °C en 24 estaciones meteorológicas, cuatro de ellos por encima de los 45 °C.
Pero, ¿cuál es la causa de este importante cambio en las temperaturas?
World Weather Attribution (WWA) es una colaboración académica que se dedica a estudiar la influencia del cambio climático en eventos meteorológicos extremos. Estos los constituyen las olas de calor, sequías y tormentas, calculando la probabilidad de su ocurrencia, intensidad y duración.
En su más reciente estudio, realizado por científicos de agencias meteorológicas de diversas partes del mundo (Argentina, Colombia, Dinamarca, Francia, Países Bajos, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Suiza, Reino Unido y Estados Unido), se demostró que el cambio climático causado por la acción del hombre hizo que fuera más probable la ola de calor récord en el norte del país. Allí se analizó el fenómeno de 7 días que ocurrió en Argentina en la semana del 4 al 10 de diciembre de 2022, en donde se determinó que fue la región más afectada .
El contorno negro en representa la región de estudio, los puntos azules representan las principales ciudades y las cruces indican las estaciones meteorológicas analizadas en este informe. Crédito: WWA.
Al combinar modelos climáticos con datos basados en observaciones, los resultados arrojaron que el cambio climático causado por la actividad humana hizo que el evento fuera unas 60 veces más probable que ocurra y 1,4 °C más caliente, por lo que en un futuro serán más comunes y más intensas.
La ola de calor tiene un tiempo de retorno estimado de 1 en 20 años en el clima actual, lo que significa que tiene alrededor de un 5 % de probabilidad de ocurrir cada año.
Existe una discrepancia entre el cambio modelado y observado en la intensidad de la ola de calor en la región, y las observaciones muestran un mayor Si bien no hay duda de que los extremos de calor futuros serán aún más calientes de lo que son ahora, esta discrepancia limita la confianza en las proyecciones de la magnitud de futuros extremos.
La ola de calor que afectó a Argentina este 2022 provocó cortes de energía a gran escala, incendios forestales y, en combinación con la sequía en curso, malas cosechas. La sequía y el calor se refuerzan mutuamente y exacerban los impactos en la agricultura. Por este motivo, se espera que las cosechas sean las peores en siete años, con grandes pérdidas económicas para los agricultores.
En general, cuando estos fenómenos meteorológicos se producen de manera temprana representan un riesgo sustancial para la salud humana y se constituyen como potencialmente letales. El riesgo además de verse agravado por el cambio climático, también depende de factores como el envejecimiento de la población, la urbanización y el entorno construido, y el comportamiento individual y la susceptibilidad al impacto. Según lo analizado, el impacto total solo se sabrá después de que se hayan analizado las cifras de mortalidad.
El estudio concluye que los planes efectivos de emergencia por calor, junto con pronósticos meteorológicos precisos como los emitidos antes de esta ola de calor, reducen los impactos y se vuelven aún más importantes a la luz de los riesgos crecientes.