El ministro pasó por Santa Fe
Perczyk: "Arancelar la universidad ya se hizo y no funcionó"
El titular de la cartera educativa nacional se refirió así al tema de los vouchers del candidato por la oposición.
Por Mariela Goy
El ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, estuvo por unas horas en Santa Fe el miércoles para participar de una recorrida por las nuevas instalaciones del Aulario Común de la Universidad Nacional del Litoral, que se ejecutó con fondos nacionales. En un mano a mano con El Litoral trazó una suerte de balance de su gestión, haciendo alusión a lo que había dejado el gobierno anterior de Mauricio Macri, y a cómo hubo que recuperar políticas en medio de un contexto complejo por la pandemia, la guerra y la sequía.
Además de reiterar su posición de favor de la universidad pública y gratuita, en el "haber" de estos cuatro años habló de 400 jardines construidos, más becas y una hora más de clases en primaria, entre otras políticas. Al ser consultado sobre los chicos que no aprenden a leer, remarcó la necesidad de invertir más en educación para mejorar la calidad de los aprendizajes y resolver la desigualdad. Por eso presentó en el Congreso un proyecto de Ley de Financiamiento Educativo que aumenta la inversión del 6 al 8% del PBI, con un apartado para que en contextos complejos haya un docente extra en el aula.
-Va llegando el final de esta gestión ¿Qué balance hace de lo actuado en Educación?
-Con esta nueva construcción de la Universidad Nacional del Litoral, podemos decir que se realizaron 100 obras en el sistema universitario. En contraste, en el gobierno de Macri hubo un retraso en el pago de salarios en las universidades que llegó a 5 meses y medio, hubo demoras en las negociaciones paritarias, no se repartieron libros, y discontinuidad en el programa Conectar Igualdad. Además, no se llevaron a cabo nuevas construcciones de jardines de infantes. Siempre es más rápido destruir que construir, y venimos de eso. Entonces, había que reconstruir un gobierno nacional de la educación, recuperar programas, arrancar de nuevo con la construcción de jardines, de edificios universitarios, con las becas (que Macri comenzó con 900.000 y las dejó en 500.000). Todo eso había que reconstruirlo y, a los tres meses de asumir, vino la pandemia, y después una guerra que afectó en el mundo los precios internos y en la Argentina, además, una sequía, que pegó a las provincias agrícolas, ganaderas y agroindustriales, como Santa Fe. Y eso fue lo que pasó en ese tiempo.
En un balance cualitativo, uno puede decir que hubo políticas nacionales, hubo logros: aumentó la escolarización en la sala de 4 años; vamos a terminar la gestión con más de 400 jardines construidos. Hubo un aumento muy importante de horas de clase en la Primaria, con la implementación de "Una hora más", que permitió que hoy el 83% de las escuelas tengan no menos de 25 horas semanales y que en estos 4 años haya aumentado un 50 % las Escuelas de Jornada Completa en la Argentina. Ese era un objetivo de la Ley de Educación Nacional que estaba muy trabado. Aumentamos las becas, pusimos un programa de becas para los jóvenes, lo cual derivó en que baje el abandono escolar. Hace 15 días salió una estadística: bajó 9,3 % el abandono escolar de los pibes y siguió aumentando la matrícula universitaria.
-¿Puede decirse que hay que hacer un balance distinto del tiempo de pandemia, que fueron dos años muy duros para el sistema escolar?
- Para toda la Argentina fue duro y, por ende, para el sistema escolar. Desde fines del 2021 hasta abril del 2022, la discusión que tenían la política, los medios, las provincias, las familias, los credos, era cuántos chicos se habían ido de la escuela. Y en medio de la pandemia había más de 1,5 millones de pibes desvinculados. Ahí la Argentina hizo un gran acuerdo -y suena raro que lo diga de nuestro país-, que es que todos los pibes volvieran a la escuela. Y todos volvieron, tanto de las provincias pintadas de azul, como las de rojo, de amarillo o de verde. Toda la Argentina, con un esfuerzo descomunal de los maestros y maestras, de los directores, de los profesores, de los preceptores, de los compañeros de los chicos, de los intendentes, de las provincias, de los credos, de los clubes, del gobierno provincial, del gobierno nacional, de los trabajadores de los ministerios, se consiguió que los chicos volvieran a la escuela. Entonces, si nosotros logramos ver que lo que nos proponemos y acordamos lo podemos cumplir, ahí también hay un saldo que es importante tenerlo en cuenta.
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"Los que no aprenden son los chicos pobres"
-Hay una campaña nacional con datos que no son buenos, sobre que los chicos de tercer grado, que hacen las pruebas estandarizadas, no saben leer o no alcanzan los puntajes mínimos en lengua. ¿Esta es una deuda?
-Lo que tenemos que asegurar es que todos los chicos cuando terminan ese periodo que se llama de alfabetización inicial -los dos años del jardín y los tres primeros de la primaria-, nosotros podamos saber con certeza que todos los pibes se alfabetizaron. Y tengan su acercamiento al pensamiento lógico-matemático y a las primeras operaciones matemáticas. Y por eso, cuando nadie hablaba de la primaria, porque en el 2021 todos ponían el foco en la Secundaria, nosotros empezamos a hablar de la Primaria y pusimos "Una hora más". Sabemos que hay aprendizajes más complejos que la escuela te tiene que asegurar y la manera de asegurarlo es con lengua y matemática. Cuando uno ve muchas veces un adolescente, entre comillas, peleándose con un texto de Historia, a veces se pelea con la historia y a veces se pelea porque no comprende el texto. Entonces, asegurar que todos los chicos, reduciendo la desigualdad social, tengan su proceso de alfabetización es algo que sabíamos y por eso aplicamos una hora más de clase, acompañada con libros de lengua y de matemática, capacitación docente. A nosotros nos parece que haciendo eso muchos años metódicamente, rutinariamente, continuamente es lo que va a asegurar que resolvamos esos problemas que son de desigualdad. Porque los que no aprenden son los pibes más pobres, los que viven más alejados. Eso lo tiene que resolver la escuela y el Estado.
En (el proyecto) de Ley de Financiamiento, nosotros pusimos un apartado específico para la alfabetización inicial con apoyo de otros docentes, financiando equipos más complejos. En este aula hay una maestra, un maestro que da clase y puede mirar lo general, pero en situaciones de mucha desigualdad hace falta un segundo maestro que pueda mirar los casos particulares y garantizar que ningún pibe nos quede atrás.
-Usted menciona la Ley de Financiamiento Educativo. ¿Qué falta para seguir aumentando el porcentaje del PBI destinado a Educación?
-La ley preveía llegar al 6 % y se cumplió muchos años. Y cuando no se cumplió el 6, en el 2014 fue el 5,9 %, porque hay un tema técnico que el PBI se recalcula dos años después, pero se cumplió. Y repito: lo que vino fue un ajuste muy grande en el gobierno de Macri que ya el primer año lo bajó al 5,7 %. Nosotros queremos ir a una ley que nos permita dos cosas: primero, estructuralmente, diferenciar la inversión en la universidad -que es 100 % nacional-, de lo que es la inversión en educación básica y obligatoria y formación docente, que está compuesta entre la Nación, la Provincia y los Municipios.
Segundo, algo que antes se decía y no estaba demostrado, pero hoy hay literatura científica que avala y es que "inversión" y "calidad" van de la mano. Entonces, si los argentinos queremos mejorar la educación es con inversión para cumplir determinadas metas que están puestas en la ley. Nosotros aceptamos discutir esas metas. Por nuestro lado, creemos que hay que hacer obligatoria la sala de 3 años. Quizá otro espacio político dice que "también la de 2". Estamos dispuestos a discutir todo, en el sentido de que hay que invertir para mejorar, reducir desigualdades, garantizar derechos, construir escuelas, mejorar la infraestructura, mejorar el salario de los docentes, garantizar que haya clase todos los días, todas las horas.
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Presentismo, viene después
–¿Cómo sería la aplicación del presentismo? Escuchamos el anuncio de Massa en el debate…
-Lo dijo, pero también dijo otras cosas, porque muchas veces los argentinos agarramos una parte. El argumento es completo: dice responsabilidad del Estado para garantizar infraestructura y condiciones; salarios; y después de acordar los salarios está el reconocimiento vía presentismo de los que van y cumplen y garantizan clase todos los días.
-Se lo consulto porque Santa Fe tuvo una larga experiencia del tema del presentismo y no fue muy positiva. Si bien se considera como un premio, lo que termina sucediendo muchas veces es que los docentes van a trabajar enfermos con tal de no perder ese extra salarial.
-También lo dijo (Massa) en el debate: nosotros creemos en un país con empleo y con los trabajadores con derechos. Entonces, lo primero es el respeto a los derechos de los docentes. Y antes, el respeto a los derechos de los chicos que tienen que tener clases todos los días. Hay situaciones además que nos obligan a repensar, a saber que en las escuelas tiene que haber más inversiones en personal: hacen falta segundos maestros, maestros auxiliares; en la secundaria también. Entonces, la garantía de la clase no es solamente el presentismo. Tenemos que repensar con inversión para ampliar el trabajo que hacemos los adultos en las escuelas. Y todo eso, acordando los salarios primero.
-Sobre el tema de los vouchers, que es la propuesta del candidato opositor a presidente. ¿Qué opinión le merece este tema? ¿Funcionó o no funcionó en otros países?
-El voucher es el arancelamiento de la universidad. Nos quieren presentar el arancelamiento como una novedad cuando la Argentina ya tuvo aranceles, durante la dictadura militar, y no funcionó; provocó que haya menos chicos en la universidad. El sistema de voucher no funcionó en ningún lugar del mundo. Fracasó en Chile, en cuatro estados de Estados Unidos, en los países nórdicos. Y lo que funcionó es la universidad pública, gratuita, de calidad, que permite que acá, en este aula, se mezclen distintos sectores sociales, distintas ciudades, que se junten distintas historias, que se proyecten futuros comunes, que al mismo tiempo, en esta universidad, se descubran semillas transgénicas para resolver el estrés hídrico, que sea esta universidad la principal productora de startups, o que permite que la Universidad de San Martín haya desarrollado una vacuna, que la Universidad de La Plata tenga desarrollo de alimentos o la planta de baterías de litio, que la UTN produzca el 60 % de los ingenieros, que muchos son convocados para trabajar en empresas de punta en la Argentina y en el mundo.
Es un país que tiene una universidad muy prestigiosa en el mundo, con una cobertura muy amplia y con un modelo de universidad gratuita, no arancelada. En todo caso hay que hacer un esfuerzo grande para mejorarla con carreras cortas con salida laboral, títulos intermedios y un sistema de créditos que permita la movilidad.. Es lo que proponemos de cara al futuro.
-¿Cómo se entiende que hay una gran cantidad de jóvenes, que es parte del electorado del candidato que está proponiendo los vouchers, que son quienes justamente o están en la universidad o van a ir? ¿Qué mensaje tiene para ellos?
-Mayoritariamente el pueblo argentino dijo que quiere educación pública. Está clarísimo que hubo una propuesta para defender la educación pública y era la nuestra. Y nosotros tenemos que seguir ampliando hasta llegar a más del 50 %, construyendo una nueva mayoría; construyendo y no destruyendo. El voucher es destruir.