Por la falta de gasoil apuran una solución transitoria con biodiésel
Ignacio Hintermeister
El Litoral
La venta a precios “blue” del gasoil y la escasez del producto. Dos clásicos de mercados regulados con pretensiones insostenibles explican el fenómeno: impactos en precio y cantidad. El gobierno apenas atinó a subir a $240 el litro que se expende a “extranjeros”; el problema de fondo persiste.
Durante los últimos doce meses -hasta abril- las ventas de gasoil fueron 16,2% mayores respecto a igual periodo anterior. Sin embargo, la producción en el mismo periodo no logró alimentar la recuperación de la economía y aumentó por debajo de la demanda: 7,4%.
La cosecha de soja no terminó, a la de maíz le falta 60%, el trigo promete menor siembra y las cadenas de producción y provisión de economías regionales o abastecimientos urbanos sienten un impacto que no sería inocuo en las góndolas. El impacto en la inflación de alimentos, la primera semana de junio, vuelve a crecer.
“La demanda en niveles máximos históricos, la baja respuesta de la producción local, reflejada en un menor procesamiento de petróleo y menor obtención de combustibles, y la importación insuficiente de gasoil explican la escasez observada en los últimos meses”, explicó el ex secretario de Energía, Jorge Lapeña.
El jefe de Gabinete de ministros, Juan Manzur, prometió a principios de junio en su informe ante el Senado, que “en 48 a 72 horas” comenzaría a resolverse el problema con mayores importaciones desde YPF.
Tanto la petrolera administrada por La Cámpora como Raízen (Shell), Axion Energy y Puma, como refinadoras, registran pérdidas promedio del 40% al importar a valor mercado libre internacional y vender a precio “cuidado” en los surtidores del mercado interno. Y eso en un mercado restringido de acceso a las divisas.
El dilema
Si importa corrigiendo precios internos para evitar pérdidas, impacta en la inflación. Si no lo hace, corre riesgo la cantidad. El gobierno -que se jacta del 10,3% de recuperación económica en 2021-, encuentra en el gasoil una de las fronteras de la sustentabilidad del “modelo”.
En marzo-abril, el último bimestre registrado, el balance indica que la oferta total de gasoil fue de 40,1 Mm3/día y la demanda fue de 41,7 Mm3/día, según el informe del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi.
Lapeña, que preside el IAE, señaló en su cuenta de Twitter que “la falta de larga duración de gasoil en la Argentina, tiene un gran impacto negativo en toda economía nacional y es uno de los hechos más negativos que han ocurrido en el sector energético en este siglo.
“Finalmente ha quedado claramente demostrado que la producción nacional de crudo si bien se incrementó en un 11% en el último año , este incremento ha sido insuficiente para soportar un incremento del 23 % en la demanda conjunta de nafta y gasoil a la salida de la pandemia”, añadió el especialista.
Política “falaz” y biodiésel
“Se ha demostrado también que Argentina tiene una política falaz y contraproducente en la fijación de precios domésticos para los combustibles líquidos, que debería ser modificada de inmediato.
“El gobierno -expuso Lapeña- no ha dado explicaciones y ningún funcionario de la Secretaría de Energía ni del Ministerio de Economía, que es su alzada administrativa, han asumido su responsabilidad. El gobierno debió haber autorizado importaciones antes que se produzca el faltante”.
Sostuvo que la administración Fernández “convivió calladamente con un déficit de abastecimiento de gasoil del 10% del volumen demandado por el mercado”. Jugaron en contra también la errónea política implementada por el kirchnerismo con el biodiésel desde 2020, que debería ser modificada por ley del Congreso”.
La demanda de una nueva ley no es menor. La secretaría de Energía de la Nación -a cargo del neuquino Darío Martínez- autorizaría un aumento del 5% al 15 % en el corte con biodiésel para el gasoil que se expende en los surtidores. Pero sería sólo para julio y agosto; las planificaciones del gobierno nacional dejarían pasar el invierno para volver a preservar el interés de las provincias hidrocarburífera por sobre la producción ociosa y renovable de biocombustibles, con epicentro en Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos.