El impacto de atravesar por tercer año consecutivo el fenómeno de La Niña, que genera una sequía inédita en la región, también repercutirá de forma estrepitosa en los ingresos dolarizados genuinos de la Argentina. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estima pérdidas para este 2023 por más de cuatro mil millones de dólares.
Por la sequía, se perdería una cifra multimillonaria en dólares este 2023
El documento señala que se trata de la producción agrícola más baja de los últimos cinco años. En esta línea, la BCR estima una siembra total de 39,3 millones de hectáreas, un 2% de caída en relación a la campaña anterior.
También, advierten un rendimiento más acotado ante la ausencia de precipitaciones que provocaría una producción total de la actual campaña agrícola de 117,7 millones de toneladas, la más baja desde el ciclo 2017/2018, que también estuvo afectado por la sequía.
Las entidades, que vienen realizando un seguimiento exhaustivo sobre el impacto del fenómeno climático en la producción agropecuaria, indicaron en sus últimos informes que la previsión de cosecha de trigo, por ejemplo, sería de 11,8 millones de toneladas, lo que representa una caída en torno al 50%.
Sequía golpea a las cooperativas: baja operatoria de acopio de cereales
El fenómeno de la Niña, por tercer año consecutivo, y una helada tardía sigue golpeando fuerte al agro de la región y los meteorólogos no son optimistas de que el escenario cambie a corto plazo. De hecho, desde la BCR ya señalaron que un 30% de la producción de trigo de este año “se perdió”, pero, ahora, la preocupación también pasa por qué sucederá con la siembra de soja.
La BCR detalla que la campaña de oleaginosas (incluyendo algodón, cártamo, colza, girasol, lino, maní y soja) registrará una suba del 6% en la siembra, aunque por las limitaciones a la productividad la cosecha total aumentaría apenas un 2% y llegaría a 49,3 millones de toneladas.
Y en el caso de los cereales (alpiste, arroz, avena, cebada, centeno, maíz, mijo, sorgo y trigo), para la 2022/23 se prevé una siembra un 9% menor al ciclo anterior y una merma del 20% en producción total, que llegaría a los 68,4 millones de toneladas.
En concreto, el informe arroja una caída del 27% en las exportaciones de granos, mientras que los envíos al exterior de granos cereales y oleaginosas sería por un total de 45,9 millones de toneladas, el volumen más bajo desde la campaña 2017/18 cuando se exportaron 43 millones de toneladas.
No sólo eso, inclusive proyectan que el complejo agroindustrial en su conjunto finalice la campaña 2022/23 con un total de exportaciones entorno a las 82 millones de toneladas, presentando una importante disminución respecto al ciclo anterior, pero ubicándose en torno al promedio de los últimos 10 años.
Las estimaciones de la BCR detallan: “Se prevén exportaciones efectivas de granos y derivados por 37.500 millones de dólares, casi 4.000 millones de dólares menos de lo estimado para el año que finalizó”. Y aclaran que, de efectivizarse ese valor exportado, el 2023 alcanzaría despachos al exterior por debajo de los últimos dos años, pero podría aún así ubicarse por encima de los años previos. Los altos precios evidentemente, desde esta mirada, seguirían por un tiempo más.
Cristian Russo, ingeniero agrónomo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) había contado hace un mes a El Litoral que “no está lloviendo lo suficiente para sembrar la soja”. El agua que hubo en la región fue muy poca.
Ante este contexto inédito y una situación que se vuelve más crítica cada día que pasa, está llevando a que todos los protagonistas del sector se estén preparando para “la campaña más difícil de las últimas dos décadas”, afirmó Russo sin titubear.
“Sinceramente en el sector hay mucho nerviosismo y la emoción empieza a ser de depresión. Es lo que estamos viendo. El panorama es gravísimo, muy complejo”, se lamenta el ingeniero y agrega: “Estamos viendo en la región núcleo que, el trigo, que debería cosecharse en un mes, el 30% de los lotes que se sembraron no se van a cosechar porque están perdidos”.
El referente de la BCR entiende que hubo “dos cuestiones claves y muy dañinas”: por un lado, “las heladas, que ahora estamos con una muy fuerte en el sur de Buenos Aires”, pero también en octubre hubo otras y “le pegó al trigo en un momento muy crítico”; y, por el otro lado, la “falta de agua” golpea con dureza también.
El año 2021 fue muy bueno para el trigo, llovió en un tiempo justo y se produjeron casi 8 millones de toneladas en la región núcleo, mientras que este año están viendo apenas un poco más de un millón, es decir, que se trata de “una reducción del 83%” y sabemos que “puede seguir cayendo”. “A nivel país hablamos de un 40% menos de trigo”, admitió.
Otro tema que preocupa es el impacto en la comercialización de grano. “A principio de año muchas personas se aseguraron un precio de distintos productos para vender, pero ahora estos productos directamente no los tienen porque no alcanzó. Es que se llegó a producir apenas la mitad de lo que se pensaba”, admitió Russo.