Droga ancestral
Preocupa una "creciente demanda" para las ceremonias de ayahuasca en Perú
Alertan a los turistas, ya que muchos son víctimas de asaltos y abusos cuando se encuentran indefensos en estado de trance.
Durante casi un siglo, Iquitos durmió un sueño de cuento de hadas, rodeada de selva. A este lugar no llega ninguna carretera. Quien quiera viajar a Iquitos llega en avión o en barco. Iquitos es una ciudad de la Amazonia peruana, legendaria por el bum del caucho que terminó abruptamente en 1920, por la película "Fitzcarraldo", con Klaus Kinski, y por los mosquitos, de los que ningún europeo puede escapar.
Hasta que eso cambió por completo hace unos 10 años: ahora llegan miles de extranjeros de Europa, Estados Unidos y Canadá, no por el caucho, sino por otra cosa que la selva produce: una droga, la ayahuasca.
Qué es la ayahuasca
La ayahuasca es un brebaje amargo elaborado a partir de una especie de liana de la región amazónica que tiene un fuerte efecto psicodélico. Desde tiempos inmemoriales, los chamanes de los pueblos amazónicos la han utilizado para entrar en trance. Ayahuasca significa "liana de los espíritus".
Existen innumerables recetas de ayahuasca, pero las originales del Amazonas siempre incluyen la liana ayahuasca, que contiene el inhibidor Mao harmina, y el arbusto de café chacruna, que contiene dimetiltriptamina (DMT).
Entre los pueblos indígenas del Amazonas, originalmente solo los curanderos y chamanes utilizaban la poción. Los chamanes serios también advierten contra cualquier otro uso. En los pueblos originarios, se les empieza a dar a los niños a la edad de 12 años y se les administran cuidadosamente pequeñas dosis, que se van aumentando progresivamente para que no causen daños a la salud.
Sensaciones de euforia
"Estas ceremonias pueden ser muy difíciles, pero también muy hermosas. A veces es importante enfrentarse a uno mismo. Es una especie de purificación física y psicológica. Lo que luego te muestra la ayahuasca es muy específico de cada persona", explicó Stefan Kistler, del Instituto Chaikuni de Iquitos.
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Las reacciones durante las ceremonias de ayahuasca van desde un profundo estado de calma hasta gritos agónicos pidiendo perdón. Muchos vomitan durante horas en las ceremonias, lo que luego conduce a las típicas sensaciones de euforia, similares a las producidas por la bulimia. El cuerpo hormiguea y se calienta, la mayoría de la gente tiene alteraciones perceptivas y yace desorientada durante horas sobre una estera en medio de la selva, muchos tienen diarrea. Ya solo por esta razón, es importante experimentar estas ceremonias bajo supervisión en un entorno protegido.
Los pueblos indígenas de la cuenca amazónica de Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia utilizan la ayahuasca en ceremonias rituales y religiosas para entrar en un estado alterado de conciencia. Creen que esto les permite encontrarse con los espíritus de los antepasados, mirar hacia el futuro o encontrar soluciones y curas para enfermedades y problemas psicológicos.
Peligro para turistas inocentes
En el restaurante Fitzcarraldo, en el legendario paseo marítimo de Iquitos, como en muchos otros lugares turísticos, personas se acercan a los extranjeros y les ofrecen una ceremonia por 50 soles, unos 12 euros.
Mientras, muchos turistas son víctimas de asaltos cuando se encuentran indefensos en estado de trance. Los lugareños informan de mujeres violadas y los médicos advierten de daños para la salud. Se dice incluso que ceremonias mal realizadas han causado muertes en Iquitos.
"Por supuesto, esto es un peligro. Recuerdo a dos o tres que murieron en Perú", dice Stefan Kistler. La ayahuasca tiene que estar integrada en la tradición y “no hacerse solo para ganar dinero”, insiste Kistler.