Bullying y ciberbullying
Preocupante aumento en Argentina: el acoso escolar afecta a siete de cada diez niños
La SAP hace un llamado urgente a la intervención de adultos para proteger a niños y adolescentes de la violencia escolar y digital.
Luciana Lanzamidad
En un mundo cada vez más conectado, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un comunicado urgente, destacando la necesidad de abordar el grave problema del bullying y el ciberbullying que afecta a niños, niñas y adolescentes en todo el país. En el documento, la SAP delineó detalladamente las características de estas formas de violencia, sus impactos devastadores y la importancia crucial de la intervención de adultos en todos los ámbitos de la vida de los jóvenes.
Fabio Omar Bastide, pediatra especialista en adolescencia y miembro de la SAP seccional Santa Fe, señaló a El Litoral la gravedad de estas situaciones: "El bullying y el ciberbullying son manifestaciones de violencia que vulneran los derechos de los niños y adolescentes. Estos actos de acoso físico y psicológico, ya sea en el ámbito escolar o en entornos digitales, están en aumento exponencial y requieren una acción concertada de toda la sociedad para prevenir y abordar adecuadamente".
El informe de la SAP define el bullying como una agresión persistente y dirigida hacia uno o varios compañeros, que suele ser protagonizada por uno o varios agresores, testigos y adultos responsables. Por su parte, el ciberbullying implica agresiones realizadas a través de plataformas digitales, con características como el anonimato y la rápida difusión de contenidos humillantes o intimidantes.
Qué revela el informe
Los datos presentados por la SAP son alarmantes. Según estadísticas mundiales de la ONG Bullying Sin Fronteras, siete de cada diez niños sufren algún tipo de acoso o ciberacoso a diario. Argentina, en particular, se encuentra entre los cinco países con mayor cantidad de casos reportados, con un aumento explosivo de violencia entre pares, alcanzando la cifra de 50,250 casos registrados.
El impacto del bullying y el ciberbullying en la salud mental y física de los jóvenes es devastador. “Desde trastornos de ansiedad y depresión hasta intentos de suicidio, las consecuencias pueden ser profundamente traumáticas y duraderas. Además, estas formas de violencia pueden perpetuarse en ciclos interminables si no se abordan de manera efectiva”, sostuvo Bastide.
Ante esta situación, el profesional destacó “la importancia de la intervención de adultos en la detección y prevención del bullying y el ciberbullying, tanto en el ámbito escolar como en la comunidad en general. Los pediatras juegan un papel fundamental en la detección temprana de estas situaciones, colaborando estrechamente con las escuelas y brindando apoyo a las familias y a los jóvenes afectados”.
Por otro lado, el entrevistado hizo hincapié en el comportamiento de los adultos que “somos muy responsables de nuestros comentarios negativos a terceros y tenemos a naturalizados. Los niños crecen escuchando y viéndonos como nos ponemos violentos. Nunca debemos olvidar que somos el espejo de nuestros niños y adolescentes”.
La ley de Promoción de la Convivencia y el Abordaje de la Conflictividad Social en las Instituciones Educativas (Ley 26.892) es un recurso importante para promover un ambiente escolar seguro y respetuoso. Además, el Ministerio de Educación de la Nación ofrece una guía con recursos para la intervención escolar y una línea telefónica de convivencia escolar para brindar apoyo y orientación a quienes lo necesiten.
En el caso del ciberbullying, la SAP enfatiza la importancia de la concientización, la privacidad en las redes sociales y el uso responsable de la tecnología. Se destacan programas exitosos, como el programa Kiva en Finlandia, que han logrado reducir significativamente las situaciones de acoso escolar a través de la educación y la sensibilización de los estudiantes y maestros.
El llamado de la Sociedad Argentina de Pediatría es claro: el bullying y el ciberbullying son problemas urgentes que requieren una acción inmediata y coordinada de toda la sociedad. Proteger a nuestros niños y adolescentes del acoso y la violencia es responsabilidad de todos, y juntos podemos trabajar para crear un entorno seguro y respetuoso para las generaciones futuras.