Quita de subsidios
Presupuesto 2025: más aumentos en la energía
En 2024 las subas mayorista en el país llegaron a todos los usuarios santafesinos. Y habrá más.
Las primeras lecturas del proyecto de ley de Presupuesto 2025 del gobierno nacional ratifican el rumbo anunciado en enero pasado por la Secretaría de Energía de la Nación, que el ministerio de Economía ha retrasado con pragmatismo, según lo que le indicaba el índice inflacionario.
Habrá, según lo previsto, una quita de subsidios a los hogares de ingresos medios y bajos, que aún gozan de subsidios que cubren hasta el 57% de los costos reales en generación y transporte de los kilovatios (en gas natural 70%). A la diferencia la paga el Estado Nacional y las cuentas proyectadas para el año próximo hablan de una sensible disminución, ahora con registros de la inflación que parecen permitirla.
Un informe del Observatorio de Tarifas y Subsidios de la Universidad Nacional de Buenos Aires y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas dice que en agosto los usuarios residenciales N1 (altos ingresos) cubrieron con el pago de sus boletas el 86% de los costos de producir y transportar energía eléctrica; que los sectores medios o N3 lo hicieron en un 38%; y que los bajos o N2 en apenas un 24%. La Nación aspira a que solo familias parte de esas familias subsidiadas mantengan las ayudas, en un cronograma para aplicar en lo que queda de 2024 y a lo largo de 2025.
Cada segmento inscripto en el RASE tiene un número de usuarios cambiante. En los primeros días de septiembre venció el plazo para las familias que no habían hecho su declaración jurada ante el Registro de Acceso a los Subsidios de la Energía y tenían sin embargo esos beneficios porque la Nación (en el gobierno nacional anterior) los inscribió por contar con ayudas sociales. Dos semanas después, el gobierno nacional aún no ha brindado información actualizada, que es clave para saber que sucede en cada provincia.
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Costos
En la norma presupuestaria que tratará el Congreso el objetivo es el déficit cero. A ese número se llega (entre otras muchas variables) con proyecciones de menos gastos en subsidios a la energía, que ciertamente fueron el talón de Aquiles del rojo fiscal durante años y hoy se busca no repetir. Pero el costo es a cargo de los usuarios.
El secretario de Energía de la Nación, Eduardo Rodríguez Chirillo, en un hilo de X explicó "De dónde venimos y hacia dónde vamos" en su materia. Respecto de los subsidios escribió que se busca crear "un sistema de autosuficiencia económica-financiera; tarifas que cubran el costo del suministro; subsidios focalizados". También "un modelo exportador de los recursos energéticos" que en rigor ya se ha iniciado con ventas de gas natural a Brasil, vía la agotada Bolivia.
Se apuesta a "un esquema de inversión privada" aunque 2024 se caracterizó por una dura pulseada entre Economía y las empresas de generación térmica que tienen acreencias sobre el Estado nacional que fueron otra vez prorrogadas. Se piensa que será posible que los acuerdos entre privados sustituyan a Cammesa, sin que el Estado se haga cargo de los faltantes entre actores del sistema. La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (una SA que controla el sector público) es quien asume lo que los usuarios argentinos no pagan, por vía de su deuda con las grandes termoeléctricas (además de los subsidios).
"Este nuevo modelo viene a reemplazar el vigente entre 2002 y 2023", puntualizó Chirillo. El horizonte es hacer caer "el gasto público continuo a través de subsidios a la oferta y la demanda" actualizar las "tarifas deprimidas" de esos años y derrumbar "subsidios elevados y generalizados". De hecho, se calcula que a fines de 2023 todos los usuarios residenciales pagaban apenas 48% del verdadero valor de la energía eléctrica. (Con el gas natural por redes los números son aún peores).
Quienes han podido leer el presupuesto estiman que la aspiración del gobierno es que los usuarios cubran con sus facturas un 85% de los costos de producción y transporte de los kW en 2025, en promedio. Y que para fines de 2024 esa proporción ya llegue a un 65% y en el año próximo apenas 15% sea afrontado por el Estado.
Propios y extraños admiten que según los años, luego del estallido de la Convertibilidad, los subsidios de luz, gas, transporte y combustibles líquidos (en este último caso por vía de la quita de impuestos) llegaron a ser 3,5 puntos del PBI. Hoy es de menos de un punto. Y bajará aún más el año próximo según lo que se diseña en el presupuesto.
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El cómo
En la explicación oficial la reducción de los subsidios se ejecutará mediante una selección más "eficiente" de la asignación en los subsidios energéticos. En otras palabras, que las ayudas del Estado lleguen solo a los casos más desesperantes. El pato de la boda es, otra vez, la clase media al compararse sus ingresos por grupo familiar (el Estado para ello cruzará datos de sus bases de distintos orígenes para discriminar a unos y otros según los criterios de una Canasta Básica Energética (CBE).
Si su costo (según clima y características del grupo familiar) supera cierto porcentaje del ingreso de un hogar, el Estado subsidia. De lo contrario, no.
Los subsidios eran una forma de transferencia de recursos del Estado a los usuarios de forma indiscriminada, al punto de que eran ayudados por el Estado los multimillonarios igual que los más pobres. Ahora serán lo contrario. Sin términos medios que lleguen a esas capas, identificadas como N3 en el RASE.
El ritmo de cómo se haga esa quita de subsidios dependerá según lo visto en 2024 de lo que decida el ministerio de Economía bajo cuya órbita se encuentra Energía.