Proponen renovar la Iglesia: celibato opcional y sacerdocio femenino
La Conferencia Episcopal Española (CEE) presenta este sábado la síntesis de las propuestas recibidas en la fase diocesana del Sínodo en la que han participado 215.000 personas -laicos y religiosos- con aportaciones que plantean, entre otras medidas, abrir el debate sobre el celibato opcional o el sacerdocio femenino.
La Archidiócesis de Barcelona fue la primera en avanzar el pasado 29 de mayo algunas de las conclusiones procedentes de grupos de debate en parroquias y movimientos católicos y que enviarán al Sínodo 2021-2023 convocado por el papa Francisco con el objetivo de llevar a cabo una reflexión sobre el futuro de la Iglesia.
Entre ellas, piden que se estudie la posibilidad del sacerdocio femenino, un papel hasta ahora reservado a los hombres, y abrir el debate sobre el celibato opcional o el acceso al sacerdocio de hombres casados.
El papel de la mujer en la iglesia
El papel de la mujer dentro de Iglesia es un tema recurrente en las aportaciones de las distintas diócesis, porque ellas son una parte muy importante de este proceso sinodal, con una participación del 70 % según los datos difundidos por la CEE.
Así, las bases católicas de Mallorca reclaman una mayor atención de la Iglesia hacia las mujeres y métodos más democráticos en la toma de decisiones de la diócesis.
Más de 215.000 personas han participado en esta fase diocesana del Sínodo que se inició el 17 de octubre de 2022 y que ha recibido aportaciones de miembros de la vida consagrada, movimientos, asociaciones y personas individuales, que han querido sumarse a esta llamada del papa Francisco a reflexionar sobre la misión de la Iglesia.
Renovar la moral familiar de la iglesia
Entre las aportaciones recogidas por las diócesis, está también la propuesta de abrir la Iglesia a las distintas formas de sexualidad, no excluir a las personas divorciadas, madres solteras y, en definitiva, renovar la moral sexual y familiar, así como esclarecer los abusos sexuales dentro de esta institución y reparar a las víctimas.
Así, Barcelona plantea un discurso fundamentado en el amor a todas las personas que se han visto “marginadas por la comunidad eclesial, la mayoría de veces por cuestiones morales, especialmente por su situación familiar o por su orientación sexual”.
La Archidiócesis de Zaragoza reclama que se admitan los abusos sexuales en la Iglesia, se repare a las víctimas, y que se revisen algunas enseñanzas sobre moral personal, renovando la moral sexual y familiar, al igual que han hecho otras confesiones cristianas.
“Acercarse más a las familias monoparentales” y mostrar respeto, acogida e integración a las personas que se han divorciado y se han vuelto a casar por lo civil, así como a “los cristianos homosexuales seguidores de Jesucristo y de otros modelos de familia que existen en la sociedad”, propone.
La diócesis de Coria-Cáceres reclama, por su parte, acoger la situación de los creyentes con diferente identidad y orientación sexual, mientras que el Obispado de Mallorca advierte de que la Iglesia no atiende a colectivos como madres solteras, familias desestructuradas, parejas divorciadas, o no creyentes.