Puentes del Alma volvió a ser el nexo entre la solidaridad y la necesidad de los chicos del norte
Una vez más, Puentes del Alma fue “la mano extendida” entre la solidaridad de Venado Tuerto y toda la región, y las escuelitas del norte argentino.
La organización venadense que desde hace 28 años apadrina a escuelas de Salta, Jujuy y el Impenetrable de Chaco, concluyó un nuevo viaje, esta vez a Salta, llevando un montón de ilusiones para los niños de esas escuelas.
Ya de regreso, luego de más de 10 días, la coordinadora de Puentes del Alma, Patricia Lugaro, relató que “es un viaje muy intenso, de mucho desgaste físico”, explicó sobre la travesía solidaria que emprendieron el 27 de septiembre a Santa Victoria Oeste, provincia de Salta, aclarando que el lugar queda “arriba de Iruya, cerca del límite con Bolivia”.
Para llegar a este pequeño poblado norteño, los voluntarios debieron viajar por dos días. “Nosotros salimos el 27, el camión salió el 26 y recién el 28 nos encontramos en La Quiaca”, informó Lugaro. Una vez allí, “llevamos las cosas con pequeños camiones de la municipalidad de Santa Victoria y del Ejército Argentino que nos brindaron el apoyo logístico para poder trasladar las donaciones por caminos de cornisa que el camión que nosotros llevamos, con chasis y acoplado, no puede subir” contó la coordinadora, resaltando que “eso demanda un tiempo de organización ya que hay que pedir los permisos, solicitar los camiones y pagar el combustible, que de eso se ocupan los maestros a través de un bingo que realizan a lo largo del año”.
“Llegamos alrededor de las 16”, relató la coordinadora de Puentes del Alma, y añadió: “Hicimos toda la descarga y a la noche nos fuimos por este camino de cornisa y precipicios que durante el día es divino, pero en la oscuridad es complicado y por si fuera poco nos tocó neblina intensa, nieve, lluvia; fue muy complicado, hasta que llegamos a Victoria, como se le dice habitualmente y realmente fue un encuentro maravilloso, después de 2 años de no vernos. Uno se llena de emociones cuando pisa ese suelo”.
El tiempo pasa
Una sorpresa para los voluntarios, que hace casi tres décadas ayudan a las escuelitas del norte argentino, fue que después de dos años de no poder acudir por la pandemia se encontraron con algunos cambios en el lugar: “Los maestros que estaban ya no están, porque se jubilaron. Hay un plantel docente nuevo, que son chicos jóvenes; supongo que vienen con las mismas ganas y expectativas que aquellos que estuvieron 32 años de su vida velando por esos niños en el norte”, manifestó Patricia Lugaro.
La presidenta de la ONG venadense reflexionó que “es raro no encontrar a esos amigos que uno fue sembrando a lo largo del camino y de la vida, aunque algunos quedan; muy pocos. Ese mismo día una de ellas nos dio la noticia que se jubilaba y nos quedan dos más que son maestros que hace 15 años que están y aún les falta un tiempito; con ellos es con quienes ahora organizamos todo esto”.
En cuanto a la metodología de reparto de las donaciones, Lugaro contó: “Desde Victoria tomamos camionetas hasta un determinado lugar y desde allí caminamos durante alrededor de tres horas por camino de cornisa. Las cosas son entregadas con un día de anticipación y trasladadas a lomo de burro; nosotros hacemos un acta con todo lo que llevamos, la firman los maestros y eso no se abre hasta que nosotros llegamos y entregamos en mano”.
El hambre
El relato de la coordinadora hace reflexionar sobre el estado de abandono de estas escuelitas alejadas de todo, en el medio de la montaña y colmadas de necesidades.En ese sentido, subrayó que la principal necesidad son los alimentos, porque la partida presupuestaria de alimentación es muy baja y la mayoría funcionan también como albergues. “Los chicos desayunan, almuerzan, meriendan y cenan por 81 pesos; los maestros tienen que hacer malabares para que ese dinero rinda. Además, está el tema de las garrafas que se usan que, en el caso de la que tienen para que los chicos se bañen, dura cuatro días”, agregó.
En total, en las 10 escuelas que visita Puentes del Alma hay 168 chicos. “En esta oportunidad nos quedaron tres escuelas sin poder llegar por una cuestión de tiempo, porque tendríamos que habernos quedado 20 días para hacerlo”, dijo la coordinadora.
Pandemia
Entre las cosas más lamentables que les tocó enterarse en este viaje, es que la pandemia afectó mucho a esa gente que vive en la montaña. “Muchas personas se suicidaron por temor y porque estaban solos en la montaña y temían que nadie los encuentre o que no pudieran respirar; ellos se informan por la radio y muchas veces, sobre todo en la de Bolivia que es la que sintonizan, escuchaban que la gente caía muerta en la calle, eso los asustaba mucho y terminaban suicidándose”, culminó Lugaro.