Ritual secreto y religioso
Qué es un "cónclave", el proceso mediante el cual se elige un nuevo papa
La tradición de 800 años perdura en el tiempo y los cardenales del mundo se reunirán en Roma para elegir al nuevo Sumo Pontífice. El proceso iniciará con una misa matutina especial, donde los cardenales en edad de votar se congregan en la Capilla Sixtina.
Por Valentina Chiaraviglio (El Litoral)
Desde que el papa Francisco fue internado por el cuadro de neumonía bilateral que sufría, muchos comenzaron a especular sobre quién sería el nuevo líder de la Iglesia católica. Sin embargo, para que esto suceda, previamente debe realizarse el proceso de elección papal: el cónclave.
La elección del Sumo Pontífice es un proceso que no sólo tiene una fuerte carga histórica, sino que también está marcado por una serie de rituales y normas que han permanecido intactos durante siglos.
Una tradición que perdura en el tiempo
El cónclave papal es un sistema de votación que la Iglesia Católica sigue utilizando desde hace más de 800 años para seleccionar a su líder. Aunque adaptado a los tiempos modernos, este método sigue siendo un reflejo de la tradición, el misterio y la complejidad que caracteriza al Vaticano.
Tras la muerte o renuncia de un papa, entre 15 y 20 días después de que el papado quede vacante, el Colegio Cardenalicio se reúne para elegir a su sucesor. El proceso inicia con una misa matutina especial, donde los 120 cardenales en edad de votar (menores de 80 años) se congregan en el interior de la Capilla Sixtina, que es sede de todos los cónclaves papales desde 1858.
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Un proceso secreto y ritual
Dentro del cónclave, el proceso de votación se lleva a cabo de manera secreta. Todos los cardenales son electores del próximo papa, y técnicamente todos ellos son también candidatos.
Se realizan una serie de votaciones, que pueden extenderse durante varios días. Mediante una mezcla de oraciones, reflexiones e intensos forcejeos políticos, los cardenales van reduciendo los candidatos en sucesivas rondas de votaciones.
El voto se realiza a través de una papeleta, donde cada cardenal escribe el nombre de su candidato de manera confidencial. Luego, las papeletas se contabilizan y queman en una pequeña estufa instalada en la Capilla Sixtina, y el humo que emana es la señal al mundo de lo que ocurre dentro del cónclave.
La quema de las papeletas ha sido parte del rito desde tiempos del siglo XIX, y la práctica se perfeccionó en 2005, cuando se añadieron productos químicos para asegurar la aparición de los humos de colores. El humo negro indica que no se ha alcanzado un consenso, mientras que el humo blanco, que aparece cuando un papa es elegido, es el aviso de que la elección ha tenido éxito.
Con respecto al fin de la elección, se produce cuando un candidato finalmente obtiene dos tercios de los votos: este es elegido como el nuevo líder de la Iglesia. Seguidamente, el cardenal decano lo llama al frente de la capilla y le pregunta si está dispuesto a aceptar y si la respuesta es afirmativa, se pide al nuevo papa que elija su nuevo nombre papal.
El papado y sus primeras elecciones
El origen del papado está estrechamente vinculado con el apóstol Pedro, considerado el líder y el sucesor de Jesucristo. Según la Iglesia Católica, Pedro fue el primer obispo de Roma, y la autoridad que Cristo le otorgó se ha transmitido a todos los papas sucesivos.
Sin embargo, el cargo de Papa como lo conocemos hoy no fue formalmente reivindicado por el obispo de Roma hasta el siglo VI, cuando la primacía papal se consolidó.
A lo largo de la historia, el proceso de elección de los papas no estuvo exento de controversias. Durante siglos, la elección del pontífice fue influenciada por las decisiones del clero y de los fieles, lo que llevó a disputas internas y a la aparición de antipapas, individuos con falsas pretensiones de ser el verdadero líder de la Iglesia.
En 1059, el papa Nicolás II estableció el primer decreto formal sobre la elección papal, y fue en 1179 cuando se introdujo la necesidad de una mayoría de dos tercios para que un candidato fuera elegido. La estructura del Colegio Cardenalicio, tal como la conocemos hoy, se consolidó en 1150.
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Un precedente moderno
La renuncia de Benedicto XVI en 2013 marcó un hito en la historia moderna de la Iglesia Católica, ya que fue la primera vez en más de seis siglos que un papa dimitió de su cargo. Esto generó incertidumbre entre los fieles, ya que el papado había sido históricamente considerado un cargo vitalicio.
Sin embargo, el acto de renuncia dio lugar a un cónclave que, después de una intensa espera de dos semanas, concluyó con la elección de Francisco. El 13 de marzo de 2013, la Plaza de San Pedro se llenó de gritos de júbilo cuando el humo blanco ascendió hacia el cielo.
Ese momento, marcó el fin de la incertidumbre y el inicio del pontificado de Bergoglio, quien fue elegido por el Colegio Cardenalicio tras intensas votaciones. Durante este cónclave, los cardenales no sólo tuvieron en cuenta la experiencia y el perfil de los candidatos, sino también sus valores y su capacidad para guiar a la Iglesia en tiempos de desafío.
El proceso de elección del papa sigue siendo una de las ceremonias más misteriosas y fascinantes del mundo moderno. Aunque ha pasado por diversas transformaciones a lo largo de los siglos, desde la selección de un líder religioso hasta la incorporación de normas más estructuradas en el cónclave, el sistema sigue reflejando el compromiso de la Iglesia con la tradición y la integridad.