Trabajo articulado
Qué está haciendo la ciencia de Santa Fe y de Argentina para erradicar la tuberculosis
El Conicet local ya diseña un test para el diagnóstico rápido de esta enfermedad. Con el Malbrán y otros institutos, se desarrollan modelos matemáticos y aplicaciones móviles para el seguimiento clínico de los pacientes.
Por Luciano Andreychuk
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que en casi todos los casos afecta principalmente a los pulmones. Se transmite de persona a persona a través del aire, es decir, de los aerosoles. Los síntomas incluyen tos, dolores de tórax, fiebre y sudores nocturnos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sigue siendo una de las enfermedades infecciosas con mayor mortalidad en el mundo.
A nivel mundial, en 2021, se estimó que 10,6 millones de personas enfermaron de tuberculosis, y 1,6 millones fallecieron por esta causa. En 2022, la tuberculosis se convirtió en la segunda enfermedad infecciosa que más muertes produjo después del Covid-19. También fue la principal causal de decesos entre las personas con coinfección con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
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Y en la Argentina, de acuerdo al último boletín epidemiológico del Ministerio de Salud nacional, en 2021 se reportaron 12.569 casos activos, con una tasa nacional que se ubicó en 27,4 por cada 100 mil habitantes, un 15,3% más elevada que en 2020: esta suba vio impulsada por el coronavirus. El dato alarmante: un 14,4% del total de casos correspondió a niños y adolescentes menores de 20 años. Hubo 734 muertes por esta enfermedad: una tasa de 1,49 por cada 100 mil habitantes.
A contrapelo de la creencia social de que esta vieja enfermedad “ya no existe más”, la ciencia santafesina junto con la nacional se plantaron con todos sus instrumentos de investigación y análisis posibles para intentar erradicarla. Días atrás hubo una reunión entre el Conicet Santa Fe y la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos Malbrán” -cuyo referente local es Juan Carlos Bossio-, que se denominó "Hacia la eliminación de la tuberculosis en Argentina".
En el encuentro se hizo una identificación de los desarrollos existentes sobre tuberculosis, y hubo varias ponencias. Participaron varios de los principales actores sanitarios y científicos del país, entre ellos especialistas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) “Emilio Coni”; la titular de la cartera sanitaria, Carla Vizotti y, la presidenta del Conicet nacional, Ana Franchi.
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“En la reunión definimos varios temas estratégicos de cara a la erradicación de la tuberculosis. Uno de estos frentes de trabajo científico es poder determinar el portador de la enfermedad”, puso en contexto en diálogo con El Litoral el Dr. Carlos Piña, director del Conicet Santa Fe.
Un novedoso test
En este sentido, desde el Consejo Científico local se está avanzando en un proyecto para desarrollar un test de fácil uso, económico, que podría arrojar un diagnóstico rápido (de unos 30 minutos máximo) y que abarcaría la distribución hasta cualquier centro de salud del país. “Hoy existe un test diagnóstico, pero demora más tiempo del que están planteando nuestros científicos locales”, añadió Piña.
En este método de testeo molecular están trabajando el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC), junto con la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL. La meta es lograr un un test de muy fácil empleo, barato en los costos de sus insumos y de los reactivos para poder hacerlo.
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“Esta metodología de test isotérmicos se realizan mediante equipos termocicladores. Todo el proceso de la autoejecución del test, a través de micro placas, se está realizando aquí Santa Fe entre los expertos del instituto y la facultad antes referidos. Es un orgullo”, ponderó el director.
Seguimiento del paciente
El otro frente de labor científica es atender a una problemática muy frecuente entre quienes son portadores de la bacteria que genera la tuberculosis: “Cuando alguien es diagnosticado empieza el tratamiento con antibióticos para tratar la enfermedad y contrarrestar la presencia de la bacteria. Pero como son tratamientos muy largos, mucha gente lo abandona: porque se relaja, o se olvida de buscar el remedio”, explicó el biólogo.
Esta suspensión produce dos cosas: que la enfermedad se vaya haciendo resistente a los antibióticos, y que la persona siga estando enferma. “Para eso, se están desarrollando en el INGAR (UTN Santa Fe-Conicet) estrategias a través de aplicaciones para el celular, a partir de lo cual se podría hacer un seguimiento del paciente; podría mantenerse contacto con él, y sobre una base de datos esa persona va recibiendo notificaciones, alarmas y recordatorios”.
“Se busca así conseguir adherencia del paciente al tratamiento de la tuberculosis. Con este seguimiento asistido, se llegaría a una persona que cumplió el tratamiento, y que se curó”, resaltó el Dr. Piña.
Modelo matemático
El otro trabajo que se haciendo -mediante un convenio entre el Conicet local y la ANLIS- fue empezar a desarrollar un modelo matemático basado en las conductas de los individuos para entender los procesos de contagio de tuberculosis y, así, poder predecir dónde, cuándo y cómo se va transformando y avanzando la enfermedad, y de qué manera poder tratar al portador de manera más eficiente.
Además, esos modelos sumados a otros “ayudarían a predecir los costos que va a tener que afrontar el Estado para poder mitigar y acaso eliminar la enfermedad. En el fondo, lo que quiere la salud pública es erradicar de la Argentina la tuberculosis. Cada grupo científico va trabajando desde su expertise pero con ese mismo objetivo”, dijo el director.
La medición social
El último frente de trabajo investigativo que se aborda en articulación la ciencia local y nacional son los costos sociales de la enfermedad. En esta área, están trabajando los institutos de ciencias humanística y sociales de Santa Fe y de Entre Ríos, como el IHUCSO Litoral (UNL-Conicet) y el INES (UNER-Conicet).
Los especialistas investigarán la parte social de la tuberculosis. “Es decir, cuánto representa para una familia tener un paciente enfermo o una persona positiva en términos económicos, o cuánto le afecta la estigmatización social de tener una persona tuberculosa en la familia, entre otros indicadores. Es decir, se abordarán todos los problemas socioeconómicos que influyen a partir de la enfermedad”, explicó el Dr. Piña.
“También tenemos la intención, a través del trabajo con el Instituto ‘Emilio Coni’, de hacer una reevaluación de los problemas de los programas nacionales para ver qué tan efectiva fueron las políticas públicas, y poder de esta forma tener una validación del proceso o la posibilidades de correcciones -en caso de que sea necesario-, para este optimizar todos los recursos que el Estado invierte en salud pública, en este caso puntual para la tuberculosis”, agregó.
El valor de la articulación
Por último, Carlos Piña resaltó la ventaja que da la vinculación del trabajo colectivo entre el sistema científico nacional y los sistemas la salud pública locales, “para lograr cierta independencia o soberanía en las políticas y en las estrategias a delinear".
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"!En este sentido, estos desarrollos con respecto a la eliminación de la tuberculosis atiende a necesidades. Vale la pena tener un sistema de ciencia y técnica fuerte, y abocada a las necesidades de nuestra sociedad”.