Hazaña de dos argentinos
Quién es el santafesino que rompió un récord al tirarse en paracaídas
Se trata de Marcelo Vives, quien junto a Alejandro Montagna, saltaron de 13 mil metros de altura.
Por Juan Manuel Peratitis
Si hay una virtud del ser humano que cada vez se pone más en evidencia, es el deseo de superación, de ir más allá de lo que incluso su cabeza puede llegar a imaginar. Porque creer que alguien sea capaz de hacer un salto de 13.000 metros de altura, a 300 kilómetros por ahora el cuerpo, con 100 grados bajo cero de sensación térmica, es digno de un manicomio.
Sin embargo, dos paracaidistas argentinos lo lograron –un tercero, norteamericano, además como camarógrafo- el pasado 9 de setiembre cuando desde el aeródromo WTS de Memphis, Tennessee, EEUU un avión LS 400 los impulsó realmente “hacia el infinito y más allá” para batir horas después un récord Guinness mundial por el salto nocturno en paracaídas más alto de la historia desde la estratósfera, que se haya medido.
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Para esta sección es un orgullo contar historias de los pagos chicos, de los pueblos, de los terruños, de quienes salen de allí “a conquistar el mundo”, porque de los dos paracaidistas argentinos, uno es Alejandro Montagna y el otro, Marcelo Vives, es oriundo de San Genaro, departamento San Jerónimo.
Caída desde la estratósfera
Un vecino sangenarino que un día salió en todos lados sin olvidar de dónde salió, primera virtud. Y fue la radio que escuchaba de chico, LT23, la que le permitió contar su hazaña, realmente sin par.
“Hace por lo menos un año que lo venimos programando, estuvo todo muy cuidado, muchos detalles, hay muchas cosas, el oxígeno, el frío, la descompresión, un avión que te lleve a esa altura. Juntamos un equipo, se pudo hacer y salió, teníamos miedo” porque “fuimos a 13 mil metros de altura, el GPS nos indicaba eso, 13.016 metros. Un avión común llega máximo a los 10.000, este LS 400, con dos turbinas de mil caballos, de cinco palas, avionazo, creo que es el único que hay para lanzar paracaidistas a esa altura, nos llevó hasta allá, en 20 minutos estábamos ahí, éramos 5, tres los que saltamos, Alejandro, yo y el camarógrafo”.
Luego, Vives explicó que “la sensación térmica era de -100°, pero reales eran -60°, íbamos con ropa especial, medias electrotérmicas, chaleco y guantes, y un sobre guante que queda como manopla, que en caída libre, hay que sacarla, yo no me las puse, se me pusieron los dedos congelados, me costaba agarrar los comandos, no sentía la punta de los dedos pero no pasó nada” y agregó que durante la caída “nunca tuve pánico cuando abrí el paracaídas, antes de eso teníamos muchas cosas que hacer antes de saltar: encender luces, desconectar del oxígeno del avión, nos abren una garrafa ventral con oxígeno puro, de noche, yo no quería aterrizar fuera de la zona. Con vientos cruzados y te deja en otro lugar, es una zona muy boscosa y era el fin”.
Récord pulverizado
El sangenarino manifestó también que “en cuanto a si se ve la curvatura de la Tierra a esa altura, de día se empieza a ver, cuando entrás a esa altura, se ve la curvatura, lo hice de noche y no lo aprecié. Casi 4 minutos de caída libre fueron, cuando arrancamos lo hicimos a 300 kms. por hora. Teníamos todo lo adecuado para soportarlo. Tenemos muchos saltos y experiencia de hacerlo de noche” y ante la consulta del periodista Leo Cavallera mostró su orgullo por ser de San Genaro: “Así es, sangenarino y lo que hicimos fue al Guinness de los Récords”.
Cabe destacar que el récord anterior había sido establecido por Andy Stumpf el 26 de enero de 2019 con un salto desde 36.000 pies (aproximadamente 10.973 metros), en EEUU, y si bien falta la certificación oficial del salto de los argentinos, la proeza ya se logró. Para ilustrar lo grandioso de la hazaña, 13.000 metros equivale a pasar 5 veces por el túnel Subfluvial pero en caída libre, a la velocidad que llevan los autos de carrera…