Raly Barrionuevo explora su historia más íntima con un repertorio ligado a su propia tradición familiar
Diego Montejo (Mirador Provincial)
El trovador santiagueño Raly Barrionuevo lanzó en el mes de junio su último trabajo discográfico “1972” donde pone su voz a un cancionero de clásicos inolvidables de la música argentina desde su propia historia familiar y, fundamentalmente, reponiendo el lazo afectivo y sonoro con su padre, un cantor de los caminos con el que no pudo compartir el tiempo de su niñez por la ruptura amorosa de este con su madre.
A 11 años de “Radio AM”, otro álbum exquisito donde visitó un repertorio ligado a la tradición de la canción nativa, rememorando los viejos patios de tierra de otros tiempos, Barrionuevo canta poniendo el acento en los sonidos que lo forjaron junto a un elenco estelar con arreglos, guitarras, guitarrón y dirección musical de Luis Chazarreta, el piano de Elvira Ceballos, fallecida tras la grabación, y el bombo legüero de su hermano Daniel Barrionuevo.
Del registro además toman parte dos invitados de lujo como el riojano y ex miembro del histórico grupo Los Cantores de Quilla Huasi, Ramón Navarro y Daniel Altamirano, además de las guitarras de Carlos García y Néstor Basurto, que interpreta la bellísima tonada Febrero en San Luis, más el bombo de Mateo Barrionuevo Dadone y las palmas de Guadalupe Toledo.
Para presentar este trabajo y como comienzo de su gira, este viernes 24 de septiembre a las 20, el cantor de Frías llegará a la ciudad de Rosario y se presentará en el escenario del Anfiteatro Humberto de Nito y continuar después por otros destinos, entre ellos, la ciudad de Santa Fe, donde actuará el viernes 15 de octubre en el Anfiteatro Juan de Garay (Av. Pres. Illia 1101-1199).
En la previa del concierto conversó con Mirador Provincial sobre sus búsquedas personales, reflejadas en este disco, donde deja un poco de lado sus propias canciones para ahondar un repertorio tradicional que lo remonta a su propia niñez, con la ausencia de su padre, un cantor peñero que su madre decidió borrar de los recuerdos de la familia, como una prenda de amor odio recortándolo de la foto familiar que hoy, simbólicamente pegado con cinta, es la tapa de este trabajo discográfico.
Raly abre las puertas de su tranquila casa en las sierras cordobesas y se muestra en la intimidad, como una forma de darle fin a ese círculo afectuoso con el que convivió, mal o bien, durante todos estos años de su vida. Su escape, la mejor manera de expresarlo es con música, una forma distinta de ser escuchado, una terapia no muy convencional, pero que en su caso resultó efectiva.
-¿Esta línea de hacer discos que tienen que ver con tu pasado y tus afectos es una forma de cerrar algunas historias de tu vida y ponerlas en evidencia ante tu público?
-Todo en general tiene algo de autobiográfico, este disco no sólo es una continuidad de “Radio AM”, también podría haberle puesto “Radio AM 2”, que estaba la idea que fuese un disco doble, pero quedó ahí. En este caso hace más de seis años que lo venía trabajando, un tiempo lo dejé porque tenía ganas de sacar canciones mías, este material había quedado olvidado en un cajón. Me pasó que lo retomé porque necesitaba cerrar la historia de mi viejo, y me da la sensación que “Radio AM” tiene que ver con mi mamá y este con mi padre, donde hay una historia de encuentros y desencuentros, donde los hijos nos cargamos las historia de los padres también. Traté entonces de sacar en limpio el encuentro que tuvieron mis padres. Mi papá que fue un gran cantor y tuvo la ilusión de triunfar y la vida no lo habilitó. Este disco resignifica esas cosas, del encuentro entre ellos que a mí me valió estar acá, y a pesar de no haber compartido tiempo con mi padre, seguramente la música sea lo que nos unió.
-¿Cuánto creés que influyen los padres en nuestra vida de adultos a la hora de tomar decisiones?
-Eso es la foto de la tapa del disco, de las coloreadas de antes en celeste, la encontré después que murió mi mamá buscando entre sus cosas, fue muy fuerte para mí simbólicamente ver que estaba mi padre a quien habían recortado y pegué ese fragmento con cinta scotch. Mis padres se separaron y yo a él no lo vi nunca más, y como lo cortaron de la foto, lo sacaron de nuestras vidas, de la mía y mi hermano, por heridas, vaya uno a saber por qué, cosas que uno nunca va a entender, aunque la música lo mantuvo a mi padre siempre presente en casa. Es increíble las vueltas de la vida, lo que al principio los unió después por la bohemia de mí viejo los separó y yo terminé siendo cantor. Esa historia calculo que fue fuerte para ella, pero después creo que encontró la paz en ello para apoyarme en lo que yo quería ser.
-Siempre te acordás de los discos que escuchabas en el tocadiscos de tu madre como algo que marcó tu infancia y adolescencia, ¿cuán importante fue para vos, para tus influencias artísticas en tu vida como músico profesional?
-Justo en estos días estuve desempolvando algunos vinilos que eran de mi mamá y escuchándolos en mi casa, si bien el tocadiscos de mi mamá lo tengo guardado, escucho esos discos en una bandeja. Son discos hermosos, donde no sólo había folklore, era bastante variado. Me quedó esa afición por los discos, por ejemplo ahora estuve escuchando un disco completo de los Cantores de Quilla Huasi que gustaba mucho en mi casa. Me crié con esos discos, con Los Cantores del Alba, pero sobre todo los que más me gustaban era los de Los Hermanos Ábalos.
-Alguien demasiado importante en tu carrera fue la pianista Elvira Ceballos que falleció antes que edites el disco.
-Yo no iba a tocar este disco porque lo de Elvira me afectó mucho, ella era parte de esta formación. Tocar este trabajo sin ella no tenía ningún sentido para mí. Un dato relevante es que ella era muy fanática de Los Hermanos Ábalos, del piano tocado por Adolfo, son vueltas de la vida, conjuros que se fueron trenzando para que salga esto porque sin quererlo apareció Marina Ábalos, hija de Adolfo Ábalos, que me mandó un mensaje por otra cosa, y allí se me ocurrió proponerle que se sume al proyecto, al momento que ella me confirmó que iba a estar tocando comencé a planear las presentaciones. Fue algo espontaneo, lo tomé como una señal.
-Meses antes que comience la pandemia, casi como una visión cortaste todo tu trabajo y te quedaste en tu casa, ¿estabas cansado de las giras?, ¿había algo que ya no te cuadraba para tomar semejante decisión, incluso de dar un paso al costado en tu carrera artística?
-Había decidido parar uno o dos años, pero no solamente quería parar, también quería cerrar una etapa que es muy distinto. Por eso desarmé la banda, los liberé a todos y ahí comencé a vivir otra vida, que nunca la había vivido o al menos en este tiempo no había disfrutado, cosas simples como estar en mi casa, disfrutar de la gente que quiero. En medio de todo eso vino la pandemia en marzo y se cerró todo. En ese momento pensaba, si no hubiese habido pandemia tampoco hubiera salido a tocar. Me gustó mucho parar, la verdad que quería seguir así un tiempo más.
-¿En todos estos meses fuera del circuito te dieron ganas de hacer otras cosas con la música?
-Sí, tengo muchas canciones nuevas, algunos bocetos, pero antes quiero cerrar esta etapa, presentar el disco porque lo considero una responsabilidad artística. Veremos qué pasa más adelante si será algo con banda o yo solo con la guitarra. Me pasa que cuando tengo mucho material me hago un viaje, me encierro en un lugar y lo termino. Ahora me entregué a “1972”y lo demás lo dejaré para más adelante, la verdad me gusta no saber qué voy a hacer, me da más adrenalina y me invita hacer algo poco predecible, estoy tranquilo, disfrutando de esta etapa.
-En este disco aparecen sonidos de otras regiones ¿qué valor tienen esos ritmos para vos, como por ejemplo la música de Cuyo?
-En mi familia había chacareras, se tocaban, pero el folklore central en mi familia era la música cuyana. Eso me quedó muy adentro porque yo escuchaba disco de los Quilla Huasi, Los Trovadores de Cuyo, Buenaventura Luna que era tan importante como Andrés Chazarreta. Con la música de Santiago me copé más en la adolescencia. En conclusión esto es una mixtura que forma parte de mi infancia.