Joven contadora
Santafesina se fue becada a Europa e hizo carrera en sustentabilidad empresarial
Se fue hace 9 años a Alemania. Ahora vive en Suiza y trabaja en Austria. Su camino, sus desafíos y las recompensas.
Por Mariela Goy
María Sol Gómez es una joven santafesina de 34 años. Estudió como contadora en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), y hace 9 años se fue a Alemania con una beca. Hoy vive en Suiza, pero transita las rutas en su bicicleta hacia Austria -queda cerca-, donde trabaja como Manager del Dpto. de Sustentabilidad en una empresa que fabrica grúas de contenedores para puertos y terminales de todo el mundo.
Su camino está sembrado de esfuerzo y dedicación para estudiar, sobrellevar los desafíos de estar lejos, aprender un idioma en tiempo récord -alemán, nada menos- y perfeccionarse con un máster en Sustentabilidad en una carrera de ingeniería industrial. Dio clases de música (es egresada del CREI en Santa Fe), entre otros trabajos, para mantenerse mientras se especializaba en Europa.
Nada de eso le fue fácil, pero con empeño se forjó una carrera dentro de un área creciente, la sustentabilidad empresarial, que llevó a su firma a ser reconocida con un premio internacional a la Innovación en Sustentabilidad en Estado Unidos.
Los inicios en Alemania
Allí es donde empezó el camino. "En realidad me quería ir a Italia, donde tenía familia. Pero bueno, conseguí una beca Prodimes para ir a Alemania. Era la primera que iba de intercambio a la "Hochschule Karlsruhe", una universidad que se encuentra en la Selva Negra, región del sur de ese país. Por aquel entonces yo estaba estudiando para contadora en la UNL y tenía 6 años de Inglés en el Liceo Municipal", cuenta María Sol.
Su idea era hacer una experiencia de vida en el extranjero, estudiar un par de materias y regresar a Santa Fe. "Como buena freaky, lo primero que hice fue anotarme en el equipo de remo de la universidad porque yo venía de hacer deportes en el Club Regatas", aduce.
"Tenía contados los euros para estudiar allá, así que empecé a viajar con el equipo de remo por distintos lugares y eso me ayudó mucho también a relacionarme con los alemanes, porque cuando vas a los intercambios generalmente te vinculás con los extranjeros. El remo era exigente; los alemanes son estrellas, los que ganan las olimpíadas".
"En lugar de 6 meses, me quedé un año, y aprobé 14 materias mientras estaba allá; luego volví a Santa Fe para terminar la carrera y recibirme de contadora", cuenta.
Estudiar con amigos de Merkel
María Sol tenía la intención de recibirse y regresar a Alemania a hacer un máster en la rama de las ingenierías industriales, pero relacionada con el área de administración. "Había propuestas pero todas eran en alemán, así que volví allá y en 4 ó 5 meses aprendí el idioma. Mientras tanto, como tengo un título de Música del CREI, pude trabajar en un instituto dando clases de piano, flauta dulce y teoría solfeo a niños", relata la joven.
"Estudiar y rendir alemán creo que fue lo más difícil que hice en mi vida, más que estudiar Impuesto a las Ganancias", se ríe. Tras acreditar un nivel alto del idioma, rindió matemática y física para entrar a la carrera de Ingeniería Industrial en una universidad -de nombre impronunciable-, "a la que también le dicen TUK, por Techinische Universtität Kaiserslautern", cuenta María Sol. Y añade: "Ahí hice una especialización en Sustentabilidad".
"De los 300 alumnos que estudiábamos entonces, solamente 7 elegimos esa especialidad. Mi profesora era amiga de Ángela Merkel y entonces nos contaba de las últimas tendencias en sustentabilidad, aprendíamos mucho en nuestras clases, eran hermosas. A la par, yo tenía dos trabajos para mantenerme: como maestra de Música, y en un centro de deportes", sostiene.
"Cuando me acuerdo de esos años de esfuerzo, se me pone la piel de gallina", dice la chica, acerca de ese tiempo de siembra. Por entonces también juntaba euro sobre euro para venir a Santa Fe porque un familiar cercano estaba enfermo y lo quería acompañar.
El presente, entre Suiza y Austria
María Sol conoció en Alemania a su novio, a quien le transmitió el fanatismo por Colón y su amor por la ciudad de Santa Fe. Laboralmente empezó a hacer su camino en una empresa de Karlsruhe (Alemania) y luego le salió una oferta en la empresa Künz, fabricante de grúas portuarias. "Nos teníamos que mudar a la sede en Austria, en la triple frontera, así que definimos instalarnos por esta zona hace un año", aduce.
"Empecé en el sector de project manager, pero la empresa tenía inconvenientes en los contratos porque tenían que presentar toda su infraestructura de sustentabilidad. Un día me llama uno de los CEO y me dice que era la única que me había especializado en ese tema, así que me propusieron crear y hacerme cargo del Departamento de Sustentabilidad y acá estoy", dice la joven.
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Vive en Suiza, estado de Sankt Gallen, y su trabajo está en Bregenz, Austria. Para ir a trabajar recorre todos los días 7 km en bicicleta y cruza la frontera, "porque estoy ahí nomás; si nieva mucho, voy en auto", dice.
El ambiente, las mujeres y el salario
El reconocimiento que recibieron en el "Thoroughbred Sustainability Partner Awards", lo otorga un grupo de empresas de Estados Unidos. "A una de ellas, nuestra firma le hizo 6 grúas con una tecnología que reemplaza totalmente la utilización de motores diésel. La grúa tiene alimentación eléctrica por cables y unas baterías. Un sistema inteligente de almacenamiento, lo que hace es tomar los picos de corriente y almacenarlos en la batería. Entonces se puede desenchufar y sigue trabajando, sin necesidad de regenerar energía en la batería porque ya está cargada", explicó la joven.
De esta manera, son grúas sin consumo de combustibles fósiles, lo cual reduce la huella de carbono. "Nuestra empresa va de a poquito avanzando en materia de sustentabilidad. Hace poco empezamos a trabajar con las Naciones Unidas en un programa llamado Global Compact para reforzar nuestra infraestructura en ese tema", aporta María Sol.
Y agrega: "Soy la primera mujer con un cargo en una empresa de 90 años; además soy inmigrante, eran como un montón de cosas juntas y al principio, fue difícil. Había colegas varones que me cortaban el teléfono, pero desde la parte gerencial de la empresa siempre tuve apoyo".
María Sol también está integra la Asociación Internacional de Mujeres en la Industria Marítima, en la sede alemana: "Junto con otras dos colegas fundamos la Comisión de Equal Pay para tratar los temas de remuneración salarial. En Europa en general hay mucha disparidad en los salarios que cobran las mujeres en puestos de trabajos que son exactamente iguales. Por eso estoy un par de veces al año en Hamburgo".
-¿Qué se siente estar haciendo carrera en países del primer mundo, habiendo estudiado acá y allá, con tanto esfuerzo?
-Cuando empecé todo ese gran proyecto de estudiar afuera, fue muy desafiante. La lejanía con Santa Fe es enorme en todo sentido: hace muchísimo frío acá, tenemos metros de nieve, muchas montañas, la gente es distinta, el idioma y las formas de relacionarse son muy diferentes. Uno tiene que aprender mucho. En Santa Fe fui a la Escuela normal, luego a la UNL, estudié idiomas en el Liceo Municipal, hice el CREI, iba al Club Regatas a nadar y a hacer deportes. En esos lugares conocí a tantas personas, entrenadores y profesores que hicieron que creciera un fuego en mí por mejorar, por no darme por vencida. Todos estos años fueron tan desafiantes para mí en el exterior, y hoy estos reconocimientos son como una hermosa palmada de "se podía".