Se cumplen 80 años de la publicación de “Las colinas del hambre”
Rosa Wernicke (1907-1971) publicó “Las colinas del hambre” en la editorial Claridad en 1943, con imágenes del artista Julio Vanzo (1901 – 1984), su compañero de vida con quien compartió ideario estético y político. La acción de la novela transcurre entre el río y el basural de Rosario, donde se cruzan seres desdichados que luchan por sobrevivir en medio de la miseria, como crudo reverso de la sociedad opulenta de la época. La obra, emparentada con el realismo social latinoamericano, ganó en 1943 el premio municipal Manuel Musto y es considerada precursora dentro de la escena literaria como “novela de villas”. Las imágenes de Vanzo no son mera ilustración de la trama sino que resultan indisociables de la obra.
Wernicke y Vanzo formaron parte de grupos intelectuales que conjugaron las preocupaciones sociales con la producción artística y sus obras son atravesadas por esa búsqueda. Recientemente pudo visitarse en el Museo Castagnino la exposición “Julio Vanzo en tres actos. 1920-1944” que recorre el período de producción de entreguerras del artista rosarino y revisita sus grandes temáticas a partir de un grupo de obras significativas, muchas de ellas inéditas. Vanzo fue pintor, ilustrador, escenógrafo, escultor y secretario de dicho museo entre 1938 y 1946. Desde la institución se señala que el artista “transitó el siglo XX afianzando su obra en la investigación del lenguaje plástico y sus posibilidades expresivas y logró una manera personal que fue sincronizando con la coyuntura sociocultural de su tiempo”. Uno de las series que formaron parte de la muestra fue la integrada por los retratos de Rosa Wernicke. Vanzo y la mencionada escritora, crítica literaria y periodista trabajaron en colaboración para diarios, revistas y ediciones de libros.
Rosa Wernicke
Porteña de nacimiento, Wernicke (1907-1971) vivió, sin embargo, en varias ciudades del interior del país como Córdoba, Santiago del Estero y Rosario, lo que le permitió conocer y retratar con notable sensibilidad las circunstancias de sus habitantes. Periodista y escritora, incursionó en la poesía, el teatro, la narrativa y la crítica literaria, y adaptó varias novelas para el radioteatro.
Buena parte de su producción permanece inédita; otra, dispersa en los periódicos de la época como La Prensa, La Capital y La Tribuna. Se conocen, entre sus obras literarias, “Los treinta dineros” (cuento, 1938, reeditada en 2013), “Isla de angustia” (cuento, 1941) y, su libro más celebrado, “Las colinas de hambre”, con el que ganaría en 1943 el premio Manuel Musto en Rosario.
La novela y su primera edición
“Las colinas del hambre” fue publicada originalmente por Claridad, editorial fundada a inicios de 1922 en Buenos Aires por Antonio Zamora periodista español de ideas socialistas que hasta entonces había escrito crónicas del movimiento obrero en el diario Crítica- y ligada al llamado grupo Boedo. Boedo fue un agrupamiento informal de artistas de vanguardia durante la década del 20; tomó ese nombre porque uno de sus puntos de encuentro fue la editorial Claridad, ubicada en Boedo 837, y otro, el café Japonés, situado en Boedo 873, zona por entonces obrera. La avenida Boedo era el lugar en donde sus integrantes (entre ellos, los escritores Leónidas Barletta, Elías Castelnuovo y Álvaro Yunque) se encontraban en Claridad y en los cafés que frecuentaban. El grupo Boedo -que la historia de la literatura suele oponer al grupo Florida- abordó temáticas sociales en sus obras. Claridad (entre cuyas más destacadas publicaciones figuran la revista Los pensadores, la revista Claridad y la colección Los nuevos) es considerada uno de los más importantes emprendimientos culturales durante la primera mitad del siglo XX en Argentina.
Una reedición reciente
En el año 2015, la famosa novela de Rosa Wernicke fue reeditada por la editorial rosarina Serapis, que desde 2006 viene desarrollando un proyecto literario autogestivo y posee un catálogo que incluye libros de poesía, novelas, cuentos y traducciones. Con el apoyo de Espacio Santafesino (proyecto del entonces Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe), Serapis reeditó “Las colinas del hambre” con las ilustraciones originales de Julio Vanzo.
En cuanto a la novela, desde la editorial señalan que “la acción transcurre en 1937, condensada en las pocas horas que van de la mañana al atardecer del primer domingo de primavera. Entre el río y el basural de Rosario se cruzan, representadas en hondos caracteres, una serie de vidas desdichadas, donde la sobrevivencia define las relaciones y la miseria es el crudo reverso de una sociedad opulenta. Wernicke propone, así, en esta primera ‘novela de villas’ ampliar los márgenes literarios y dar cabida a mundos soterrados y negados por las narraciones oficiales”. Y agregan: “La obra pone de manifiesto las contradicciones –vigentes– de una urbe que se imagina moderna y se encamina hacia un progreso sin fisuras ni resabios. Forjada junto con Julio Vanzo, su compañero sentimental y político, se instalaron en un cuartucho del sur de la ciudad y trabajaron mancomunadamente en el diseño literario y en las pinturas que, en rigor, no acompañan la trama (de un modo adjetivo), sino que forman parte intrínseca e indisociable de la obra”. La novela no sólo está emparentada con producciones del realismo social latinoamericano, sino que “su impronta anticipa a obras documentales como la del fotógrafo Sebastião Salgado en Brasil o el cineasta Fernando Birri en Argentina, y pone de manifiesto el escenario social que daría contexto años más tarde al primer gobierno peronista”, finalizan.
Literatura y arte: Los retratos
La serie “Los retratos de Rosa” firmada por Julio Vanzo tiene como protagonista a la escritora, crítica literaria y periodista, con quien el artista compartió casi cuatro décadas de su vida. Ambos trabajaron en colaboración para diarios, revistas y ediciones de libros, entre ellos, “Las colinas del hambre”. La pintura El saco rojo (óleo) recibió el premio adquisición en el IV Salón de Artistas Rosarinos y desde ese momento integra la colección del museo Castagnino, situado en Av. Pellegrini 2202 de Rosario. Muchos otros retratos de Wernicke fueron conservados en la casa-taller de Vanzo hasta la muerte del pintor e ingresaron al museo junto a la donación familiar recibida en 2009.
Se describe desde el Castagnino de este modo al conjunto: “Ofrece una nueva perspectiva para su interpretación: la melancolización de la figura de Rosa. Con la mirada perdida hacia el espectador o sentada, con la cabeza sostenida por su mano, con un sutil gesto de desánimo, de desaliento, Rosa también expresa la melancolía moderna”.
Lucia Dozo