El Sector Público Nacional registró en el año 2019 un déficit primario de -0,96% del PBI; contando pagos de deuda alcanzó -4,28%. Aquel ajuste de Nicolás Dujovne fue administrativamente ineludible para evitar males mayores; socialmente le costó la derrota electoral de Mauricio Macri y, al mismo tiempo, le dio margen a las políticas expansivas de Alberto Fernández.
Teoría de la relatividad en un país sin dólares ni lluvia
Aún cuesta entre ciudadanos de a pie, asumir en un solo sistema de coordenadas el continuo espacio tiempo, concebido por Albert Einstein en 1905. De la misma manera, buena parte del mundo del poder se resiste -el fanatismo es impermeable a la evidencia- a encarar economía y política en una única teoría de la relatividad. Una que en el sistema republicano, demanda consensos entre propios y con los alternos.
Entre extremos, los liberales ortodoxos creen que pueden cargar a la sociedad y sus necesidades, en una planilla con gastos por debajo de la recaudación, para evitar el estallido fiscal; los populistas suponen que pueden expandir el gasto fiscal omitiendo la capacidad de financiarlo, para evitar el estallido social.
La oferta política argentina está -una vez más- desafiada por la necesidad de ofrecer un plan que proponga evitar estallidos de una u otra naturaleza, y un equipo de gobierno que sea capaz de ordenar el big bang de la densidad del gasto y la inflación incontenible, para evitar la reedición del caos.
Martín Guzmán renunció al ministerio de Economía a principios de julio; en 6 meses había aumentado el gasto fiscal en 12,5% y -sin haber pagado la deuda de la herencia Macrista- la “bomba de la deuda en pesos” que usó para financiarse, precipitó la crisis política en el Frente de Todos. Silvina Batakis fue fugaz para toda consideración; ya sin picos de Covid, Sergio Massa ajustó el gasto 18,8% en 5 meses.
En su último informe técnico sobre la Argentina, el FMI señaló que “será fundamental continuar con el proceso de consolidación fiscal que prevé una reducción del déficit fiscal primario del 2,5 % del PIB en 2022 al 1,9 % del PIB en 2023”.
Pero el próximo es un año de elecciones y el sendero fiscal del gobierno viene marcado por una baja de obra pública (gobernadores e intendentes lo saben), gasto social (los piqueteros amenazan) y subsidios (las boletas de luz y gas llegarán con aumento).
Entre 9 y 15 mil millones de dólares de baja de ingresos le puede costar a la Argentina la sequía en curso, por el impacto en su producción agroindustrial. No disimulan el espanto los gobernadores: 17 distritos han adelantado elecciones para despegarse de las nacionales mientras el ministro de Economía acumula deuda en pesos del Tesoro por no menos de $10 billones antes de las primarias presidenciales.
Bid, Banco Mundial, swap con China, eventual blanqueo, dólar soja, dólar turista, control de importaciones. Economía pasa la gorra y hace contabilidad creativa para acumular reservas que se agotan antes de entrar, mientras la puja salarial y de redistribución social bate bombos -fuego amigo- a las puertas de la sede gubernamental. Hay razones contables para entender el enojo del Instituto Patria con el sector privado, que presenta un elevado superávit de sus cuentas.
Lo que no concibe ese sector duro del oficialismo es que esa es la consecuencia de los altos niveles de incertidumbre institucional, que se traducen en limitados a nulos compromisos de inversión y consumo. Las altas tasas no perforan la prudencia de los codiciosos, el ahorro relativo se “fuga”, y no hay blanqueo que pueda revertirlo; nadie trae pesos o dólares para que una minoría intensa gane votos en su cabeza de playa, a costa del empobrecimiento general.
¿Especulan los halcones de JxC con un fogonazo inflacionario que les otorgue plataforma para los cambios tributarios, jubilatorios, laborales y monetarios que proponen? A uno y otro lado de la disputa por el poder que viene, el continuo político económico tiene por aspirantes a egos de sistemas de coalición cuyas principales estrellas amenazan con convertirse en agujeros negros.
Inflación
El Nivel general del Índice de precios al consumidor (IPC) aumentó 4,9% en noviembre y 92,4% interanual. Una mejora con carne barata por la sequía y “Precios justos”: Economía busca el congelamiento para un universo estrecho de productos y gradúa con escalones del 4% mensual a otros 30 mil artículos de primera necesidad y a precios regulados como las naftas. Pero las tarifas sin subsidios impactarán al alza. ¿60% de inflación anual a fines de 2023? La voluntad del equipo de gobierno es lo que desde el FMI resaltan; también reclaman un programa financiero.
Actividad Económica
La recuperación económica se desacelera por inflación alta e inconsistencia política. El PBI evolucionaría 4,8% según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central (0,5% y 1,4% para 2023 y 2024, respectivamente). El último dato disponible sobre actividad derivado del estimador mensual de actividad económica (EMAE) reveló que en septiembre de 2022 hubo un incremento de 4,8% en la comparación interanual (IA), y una disminución de 0,3% respecto a agosto en la medición desestacionalizada.
Algo similar se refleja en las fábricas. A octubre, el índice de producción industrial manufacturero del Indec mostró una suba de 3,5% respecto a igual mes de 2021. (+5,7% interanual en 10 meses) pero con una variación negativa de 1,1% respecto a septiembre; el índice serie tendencia-ciclo registra una variación negativa de 0,5% respecto al mes anterior. Ya en septiembre la serie intermensual había marcado un retroceso de 0,2%.
La construcción -otro gran motor de la economía- no escapa al fenómeno. En octubre el indicador sintético del Indec mostró una baja de 0,9% respecto a igual mes de 2021, recortando el acumulado de los diez meses de 2022 a una suba de 5,5% respecto a igual período de 2021. Una vez más el índice de la serie desestacionalizada -en el décimo mes del año- muestra una variación negativa de 3,5% respecto a septiembre y el índice serie tendencia-ciclo registró una variación negativa de 1,0% respecto al mes anterior.
En la medición de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, las ventas minoristas del sector PYME -a precios constantes en 1.209 comercios de las principales ciudades del país- se retrajeron 3,2% interanualmente en octubre de 2022, acumulando una expansión de 1,8% en los primeros nueve meses del año.
¿Y qué pasa con el bolsillo de los consumidores? Según el último dato disponible del Indec, en septiembre de 2022, el Índice de salarios se incrementó 6,7% mensual y 78,7% interanual. Hasta ese mes perdieron 4,3 puntos respecto de la inflación.
Reservas y gasto
El acuerdo con el FMI prevé reservas internacionales neta por US$9800 millones y gasto primario del 1,9% para fines de 2023; la sequía compromete seriamente esa meta. En sus revisiones trimestrales, el Fondo condiciona desembolsos que postergan pagar parte de intereses y deuda de los US$45 mil millones que tomó la administración Macri. Se agrega este año financiamiento “nuevo” tomado por el gobierno central, por unos US$5 mil millones. Cristalina Georgieva no baja las tasas y pide garantías; Sergio Massa ha evitado crisis agudas, pero debe US$10 mil millones a importadores y padece el desafío interno de políticas fiscales expansivas que el Instituto Patria exigirá en el año electoral, al menos para privilegiar el gasto en la provincia de Buenos Aires.
Deuda en pesos
A los $10 billones que debe pagar la Casa Rosada antes de las elecciones, deben agregarse otros $10 billones del BCRA que emite pesos para comprar parte de aquella deuda que el Tesoro no logra refinanciar por completo, para ingresar los DEG’S del FMI y para comprar caro el dólar soja que vende más barato y le acumula pasivos. Para evitar que demasiados pesos presionen dólar e inflación, los bancos reciben plazos fijos y a su vez los prestan al BCRA, que les paga 107,35% (tasa efectiva anual), lo que añade pesos que la entidad monetaria debe imprimir sólo para pagar a los bancos y éstos a sus clientes. La “bola de Leliqs” que Alberto Fernández prometió frenar en campaña, duplicó en 9 meses de este año su volumen.
Devaluación
¿No devaluar fue el mandato de Cristina Kirchner? La devaluación gradual del dólar oficial (crawling peg) se mantiene en el orden del 6%, a un ritmo ahora por encima de la inflación. La macro tensiona las intenciones oficiales en las góndolas y los bolsillos. Hubo una depreciación mensual acumulada de 6,2% en octubre, lo que supone un atraso marginal respecto a la variación mensual del índice de precios minorista que registró 6,3% ese mes, aunque noviembre marcó un escalón más abajo. El dólar oficial casi ya no existe, ni siquiera para importadores; la brecha con los financieros y el blue expresa el atraso en el tipo de cambio.
Tasas de interés
El que deposita un plazo fijo y lo renueva sin retiros, obtiene algo más que la inflación, en especial tras el 4,9% del IPC noviembre. La tasa de política monetaria se mantuvo alta desde el BCRA en 107,35% (efectiva anual), constituyéndose en el máximo desde octubre de 2019. Una política monetaria restrictiva sobre la dinámica de precios afecta naturalmente la recuperación del nivel de actividad.
Comercio Exterior
El balance para este año arrojaría un superávit de unos US$5.221 millones, 64,6% menos que en 2021. Las exportaciones en torno a US$89.041 millones se estiman con una suba de 14,3% interanual más empujada por precios que por volúmenes. Las importaciones por unos US$83.821 millones en comparación con el año 2021 supondría una expansión en torno al 32,7%, explicada por el relativo retraso cambiario oficial.
Pobreza estructural
El 32,7% de los hogares y 43,1% de las personas se encuentran bajo la línea de la pobreza en el país, según el último informe del Observatorio Social de la UCA. En comparación con las cifras del año pasado, cuando el porcentaje de pobreza fue 42,4%, el avance del informe “Pobreza multidimensional y pobreza por ingresos desde un enfoque de derechos sociales. Argentina Urbana 2010-2021” da cuenta de un aumento de 0,7 puntos porcentuales en 2022. El reporte señala, además, que entre julio y octubre de este año el 5,7% de los hogares y 8,1% de las personas eran indigentes.
Trabajo
De acuerdo con los resultados del informe “Trabajo, empleo, inactividad forzada y exclusión social. Argentina Urbana 2010-2022” -también del Observatorio Social de la UCA- la tasa de empleo subió del 58,8% registrado en 2021 a 64,3 % este año. Solo el 40,3% de la población económica activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos, mientras que el 8,7% de esta población se encontraba abiertamente desempleada y el 23,0% sometida a un subempleo inestable, es decir, realizando changas, trabajos temporarios o no remunerados o siendo beneficiarios de programas de empleo con contraprestación. Al mismo tiempo, el 28,0% contaba con un empleo regular, pero precario, con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia y sin afiliación al sistema de seguridad social.
Por otro lado, si en 2021 la tasa de desocupación fue de 9,1%, la posterior reactivación generó que este año la desocupación disminuyera al 8,7%. Entre otros datos, recolectado por la Encuesta de la Deuda Social Argentina de la UCA entre julio y octubre de 2022, se señala también que aproximadamente un 50% de la población activa no posee un empleo con plenos derechos laborales.