(Por Mariela Goy) – El nuevo ministro de Educación de la provincia, Víctor Debloc, asumió la posta de su antecesora, Adriana Cantero, quien renunció a fines de marzo. La impronta de la gestión del romanense, al que le quedan ocho meses para ejercer el cargo, es dar continuidad y consolidar las líneas de trabajo que se fueron encarando desde la cartera educativa. También deberá monitorear las políticas en marcha -algunas más adelantadas y otras apenas en ciernes-, y cerrar informes de gestión, en el contexto de un año electoral.
Trayectoria Única Obligatoria: un “puente” hacia el secundario obligatorio
En ese marco, se conoció esta semana la Resolución Ministerial N° 114 que estipula la aplicación de la Trayectoria Única Obligatoria en todos los niveles de enseñanza. Esta experiencia pedagógica busca que cada alumno -sujeto irrepetible y con sus singularidades- pueda atravesar el camino de su educación desde el nivel inicial, pasando por el primario y completando el secundario. Es decir, todo el sistema escolar debe propender a sostener y acompañar la continuidad de estas trayectorias en su paso por la educación obligatoria.
Si bien esta definición ya se venía trabajando con las escuelas, el documento termina de formalizarla, por lo que todas las instituciones de enseñanza deberán estar atentos a la detección temprana de las dificultades de sus estudiantes y buscar intervenciones adecuadas, en base a lineamientos generales previstos en la resolución.
“Queremos que todas las chicas y los chicos estén en la escuela aprendiendo; tenemos la convicción que todos tienen que estar”, subrayó Debloc, como fundamento central de esta política inclusiva. A lo que añadió que tanto el nivel inicial como la escuela primaria tienen “una tradición muy rica” en el acompañamiento a las trayectorias escolares. En cambio, adujo que el secundario, “tiene una traza vinculada a la selectividad y a un currículum humanista muy segmentado, que a veces hace difícil el tránsito escolar de todos los adolescentes”.
El cuidado de la articulación entre primaria y secundaria es uno de los puntos donde hace foco la resolución. Propone un séptimo grado “puente” hacia la escuela secundaria, con una serie de estrategias que pretenden que ese último grado de la primaria pueda asemejarse al nivel siguiente en algunas cuestiones. Entre ellas: la cuatrimestralización de la organización del tiempo escolar, el trabajo por proyectos y las calificaciones numéricas. El resto de los grados -de1° a 6°- seguirán con bimestres y con evaluaciones más conceptuales como bueno, excelente, etc.
El objetivo es que los chicos vayan cerrando su escolaridad primaria habiendo experimentado algo de la cultura escolar de lo que se viene, de manera de hacer menos traumática la transición al nivel secundario, en donde en lugar de una maestra tendrán 11 profesores, entre otros muchos cambios.
Luego, para el secundario, ya se fueron aplicando estrategias tendientes a cuidar las trayectorias y lograr un descenso de la repitencia, que es la antesala de la deserción. El Avance Continuo es la que más ruido generó porque, desde la otra vereda, consideran que se sigue flexibilizando la educación en detrimento de la calidad. El secundario de avance continuo se aplicará este año en 145 escuelas (un 20% del total de establecimientos secundarios de la provincia) y sus estudiantes recibirán un apoyo extra para aprobar las materias adeudadas, sin tener que repetir el año si reprueban varios espacios curriculares.
“La gestión que viene decidirá la continuidad, ampliación y profundización o no (de estas políticas educativas), pero queremos dejar todo en marcha este año”, adujo el ministro, en sus primeros contactos con la prensa en su nuevo rol. Además anticipó que habrá otras normativas y cambios curriculares tendientes a dejar fortalecidos los distintos proyectos, aún quedando pocos meses para su aplicación. Habrá que ver si los tiempos pedagógicos -que suelen ser siempre largos-, alcanzan a mostrar algunos indicadores favorables en el cierre del ciclo lectivo 2023.