Totalmente artesanales
Un emprendimiento que pisa fuerte: furor en Elortondo por la apertura de una fábrica de zapatillas
La iniciativa es de una joven que llegó con su familia desde otra localidad. Acondicionó un sector de su casa para convertirlo en taller. Hoy vende pares únicos de diseño a toda la región e incluso a muchos lugares del país.
Bajo el nombre de “LAUMI”, la emprendedora radicada en Elortondo, Laura Miraglio, ganó reconocimiento en los últimos tiempos por su fábrica artesanal de zapatillas urbanas. Elabora alrededor de 20 pares semanales tanto para hombres como mujeres y niños, vendiendo no solo en el sur santafesino sino también en provincias vecinas.
Su historia empezó en la localidad de Alcorta, donde hasta los 15 trabajó en una fábrica enumerando piezas de zapatillas. “Siempre me gustó. A los 18 fui madre y dejé. Me dediqué a varias cosas, hasta los 20 años que volví a trabajar en un taller de aparado, que es armar la zapatilla pero sin la suela. Fueron varios años de dedicación donde aprendí y me esforcé”, dijo.
Laura reconoció que siempre quiso tener un taller propio, pero nunca tuvo posibilidad en Alcorta hasta que se mudó a Elortondo: “En mi casa me encontré con un garage amplio que siempre imaginé como mi propio taller de aparado que es lo que quise. Un lunes me levanté y pensando que tenía que ahorrar dos meses para comprar una zapatilla a mis hijos empecé a hacer llamadas”, recordó.
Enseguida se contactó con emprendimientos de Acebal, cerca de Rosario, donde “hay 20 casas y 25 fábricas pequeñas”, graficó. “Llamé dando mis referencias, que tenía experiencia cosiendo zapatos a mano, haciendo mocasines, botas, distintos modelos de zapatillas y que tenía un taller, pero sin herramientas”, señaló.
En ese momento se contactó con siete fábricas y la última le dijo que si. Incluso a los pocos días le llevaron trabajo. “Entré en apuro porque no me esperaba que iba a ser tan rápido. Fui a la Comuna de Elortondo, planteé una idea fuerte de impulsar un emprendimiento que genere trabajo, donde me dieron una mano”.
En Acebal consiguió dos máquinas que le prestaron, de doble y simple aguja. En Venado Tuerto compró una máquina sisadora. Su marido le fabricó un martillo para aparar y como tuvo que devolver las máquinas prestadas, con un crédito compró cinco propias. Ahí el taller se volvió totalmente dueña de su taller.
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Un nuevo comienzo
Para el 2022, cuando aparaba, tenía cinco chicas trabajando junto a ella, más dos afuera cosiendo forros, un hombre colocando ojales para zapatillas y otra mujer que marcaba las piezas. “Éramos un grupo lindo. Yo estaba aprendiendo a coser y enseñando a aparar. Eso se cobra por producción. Pero no nos iba muy bien en la combinación de aprender y trabajar con producción, es difícil. Las cosas no salieron como esperaba”, indicó.
Igualmente tenía un principio claro que era aparar y terminar la zapatilla completa para ella, no para alguien más: “A finales del 2023 pude comprar y tener en mi taller materiales para cortar capellada, suelas y hormas que fue lo más difícil porque fue costoso. Pude empezar a comprar hormas con ayuda del (ex) senador Lisandro Enrico. Sin eso no podía arrancar”, contó.
Comenzó a stockearse con capelladas ya casi aparadas, tejidas. que fueron las primeras zapatillas que empezó a hacer. “Empecé a averiguar para comprar telas por metro y no un rollo. Conseguí el molde de un diseñador que los vende por PDF, los imprimo, corto a mano y así arranqué a fabricar las zapatillas que tengo ahora”.
Lo primero que hizo fue volcarse a las zapatillas urbanas, tanto para niños, hombres y mujeres, de lona y de poliuretano parecido al cuero, del talle 27 al 43. “Mi sobrina me animó a hacer unas botas, un poco más difícil. Estoy aprendiendo. Cuanto más practico salen mejor, con caña desmontable que se usan mucho”, remarcó.
Recientemente, despachó pedidos a Neuquén y Mendoza, sumado a lo que vende en la región mediante el contacto por sus redes sociales. “Estoy haciendo 20 pares por semana. Corto todo a mano, casero y artesanalmente. Me lleva tiempo. Más o menos cinco horas por par. Son dos o tres pares al día. También me traen arreglos”, aclaró.
Asimismo, comentó que momentáneamente está haciendo solo venta directa y a futuro apunta a comercializar por mayor a locales: “Se que lo voy a hacer, ir por la zona para llevar stock. Tengo la motivación que son mis hijos para que el día de mañana tengan una base. Quiero facilitarles eso. Me apasiona y amo mi trabajo. Aprendo todos los días. Paso muchas horas acá adentro. Si uno se enfoca todo se puede lograr. Tuve ayuda, me pone feliz, lo desee por años y Elortondo me dio todo”, cerró.