Por Ignacio Hintermeister
“Me compro una remera para mí y le compro una para el Estado; me compro una gaseosa para mí y le compro otra al Estado”. El peso de impuestos y servicios no está discriminado en las facturas; Matías Olivero Vila sugiere que el costo fiscal escondido en una factura, evita la conciencia ciudadana y explica “la tragedia” de un país “on la Inflación más alta del mundo y el décimo riesgo país del mundo, que genera el 39% de pobreza”.
Abogado y contador público y especialista en asesoramiento impositivo -realizó el “International Tax Program” de la Universidad de Harvard (1999-2000)- Olivero Vila es director ejecutivo de Lógica. “No es casual causal 11% de la disminución del PBI per cápita en la última década”, insiste, en diálogo con El Litoral.
Una asociación civil sin fines de lucro, suprapartidaria, dedicada a generar conciencia por los temas fiscales: gasto público, impuestos e inflación. Creemos que por allí pasa la clave de la solución de los problemas recurrentes económicos que tenemos en Argentina. Tenemos los impuestos más altos del mundo, la tercera inflación más alta del mundo; esto tiene que ver con la cultura fiscal.
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– Hay un sistema que nos oculta el IVA y otros impuestos, que están en cabeza del vendedor y que terminan pagando 45 millones de argentinos. El artículo 39 de la Ley de IVA dice que si sos empresa -no votás- te discrimino en la factura el IVA. Ahora, si sos un ciudadano votante, ahí te lo oculto. Hay una segunda manera más sofisticada por la cual se nos ocultan los impuestos, una cantidad de tributos que se esconden detrás del árbol del vendedor y que al final del día terminan siendo afrontados por el consumidor y que se aplican sobre la misma base imponible, la misma base de cálculo que la del IVA. Esos son Ingresos Brutos, impuestos internos para ciertos productos, tasas de seguridad e higiene y en la medida de la bancarización, el débito y crédito. Son cinco impuestos que se aplican sobre la misma base de cálculo: el importe de la factura o ticket de consumo masivo entonces.
– Sugiere que por el ocultamiento, se evita la reacción…
– Si no tenés conciencia de los impuestos que pagás, tampoco tenés deseo de involucrarte, de controlar, de supervisar el gasto público y a dónde van a parar tus impuestos. La conciencia te lleva al involucramiento y el involucramiento a la exigencia de que de tener impuestos lógicos y de tener gastos lógicos.
Imagen ilustrativa.
– A principios de los ’90 con los pactos fiscales, se eliminaron Ingresos Brutos, el sistema político federal estuvo de acuerdo. ¿Por qué fracasó?
– Cuando algo fundamental para un país no es demandado por la gente, tarde o temprano termina dándose marcha atrás. En la reforma del año 2017 se planteó una baja gradual de distintos impuestos -Ganancias, al patrimonio, a la Economía de conocimiento para todo lo que es la industria del software y la baja o desaparición de distintos impuestos provinciales. Nada duró un año, sea porque dieron marcha atrás con el mismo signo político de Cambiemos o desde el actual gobierno. Esto sucede porque hay un prejuicio instalado en la sociedad, según el cual cuando vos tenés bajas de impuestos es para los ricos y en detrimento de los pobres. No se advierte que en realidad la afectada termina siendo toda la ciudadanía.
– Ud. dice que tenemos los impuestos más altos del mundo. ¿Por ejemplo?
– Por ejemplo en los alimentos se suma el 42%. En las bebidas 48% -según Nadin Argañaraz- es la carga fiscal a lo largo de toda la cadena productiva, no solamente del último eslabón. En la ropa -calculado por la Fundación Proteger – 50,3%; en el celular es más del 60%. Pero no lo sabemos; la gran mayoría de la gente sabe del impuesto al valor agregado y muy pocos de todos los otros. Por lo general se gasta 42%, 48%, 50% a la hora de consumir.
– Esto quiere decir que el Estado, cada vez que yo compro un bien o un pago un servicio, se lleva la mitad de lo que estoy pagando.
– Alrededor de la mitad en algunos casos, 42% en otros o hasta 60%. Otra forma de decirlo es que, sobre el coste y la rentabilidad de un producto, hay algo que es equiparable: el impuesto. Es decir que al final del día me termino comprando una remera para mí y le compra una para el Estado, me compro una gaseosa para mí y le compro otra al Estado.
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– Desde la perspectiva de las empresas en el país, el Banco Mundial mide la carga tributaria en 106%; es como decir que el que no evade, quiebra.
– En el Doing Business del Banco Mundial, ellos ponen el método del caso testigo. Es como que le dicen a los países: saquen una hoja y escriban lo siguiente: Pyme, 60 empleados, hace macetas de cerámica y vende en $120 lo que de materia prima, vale 100. Entonces consultás a cualquier empresario -desde el que tiene un kiosco a la empresa más grande de la Argentina- cómo le iría con el 20% de margen. Yo tengo la deducción de sueldos y la deducción de intereses del préstamo que tengo y los pagos de alquiler y toda la mano de obra -no todos los gastos, estoy hablando del tercer renglón del estado de resultados, no margen bruto de ventas- Vos le preguntas a toda esa gente, cómo le irían la Argentina si aplicara margen bruto del 20% y te va a decir: quiebro.
– Hay dos salidas: la legal y la ilegal. La salida legal es subir el margen, subir el precio y dejar de ser competitivo comparado con Chile, con Paraguay. La salida ilegal es pasarse a la informalidad; no lo justifico, pero lo entiendo. Pero los economistas dicen que si vos tenés impuestos excesivos como los que tenemos en Argentina, naturalmente vas a tener una de las evasiones más altas del mundo. Tenemos que calcular, según la Organización Internacional del Trabajo, que en el ámbito laboral la evasión es el 45% y en el ámbito fiscal incluso más.
El objetivo de Lógica es “concientizar sobre la problemática fiscal de Argentina (sistema tributario y gasto público) para posibilitar una reforma fiscal que sea racional y pro-inversión, para lograr una economía competitiva. Los interesados pueden encontrar información enhttps://logica.org.ar/
Alta presión fiscal: 50,7% del PBI
“Participé en una comisión que hizo un análisis de la presión fiscal general entre países de sudamérica y el G20. Estamos en el décimo puesto, con el 29% de presión fiscal general, pero cuidado: ahí tenemos en el numerador todos los impuestos nacionales provinciales y municipales; en el denominador -esto es lo importante- tenemos los bienes y servicios del sector formal y del sector informal también. Cuando vos eliminas del denominador los bienes en negro, los bienes del sector informal, ahí la Argentina rompe el termómetro y pasa la línea del 50% (50,7%) de presión fiscal en el sector formal de la economía”.
Olivero Vila advirtió que “eso es lo central y por eso existe Lógica. Hay que entender esto como dos caras de una misma moneda: el gasto público se ha descontrolado en las últimas dos décadas en forma muy paulatina, desde aquél 22% en el año 2002 al actual 43%, 44% 42% -dependiendo de las circunstancias- y tenemos que financiarlo.
“Se paga -dijo ante la consulta- con los impuestos más altos del mundo ; puede ser con endeudamiento, pero tenemos el décimo riesgo país del mundo según JP Morgan. Y podemos hacerlo con inflación… tenemos la tercera más alta del mundo calculada por datos del FMI”.
“Bajar la demanda del gasto”
“La palabra “ajuste” tiene muy mala prensa; me gusta otra expresión: bajar la demanda al gasto público. Si vos bajas los impuestos vas a permitir que la actividad privada genere más actividad económica, más fuentes de trabajo, se paguen mejores sueldos, que las empresas no le tengan miedo a la industria del juicio laboral. Con menos carga previsional vas a tener un crecimiento del empleo genuino; hay un gigante dormido en las Pymes. La gente se va a empezar a pasar del sector público al privado -como era hace 30 años- por mejores sueldos”.
“La gente no sabe lo suficiente porque el sistema se lo oculta. En los ’90 el Iva era del 13%; imaginate que nos discriminan el IVA en la factura y ves que te lo aumentan al 18% una vez y al 21% después. Y te aparecen Impuestos Internos, Ingresos Brutos… ¡en algún momento esto se hubiese parado! Lo que decimos desde Lógica es que la gente lo tiene que saber. Cualquiera sea tu ideología, digamos y cualquiera sea tu adhesión partidaria, sea de izquierda de derecha o de centro, vos tenés que saber los impuestos que pagás y eso te va a llevar involucrarte, te va a llevar a exigir bajar los impuestos a un nivel lógico por un lado y por el otro lado a exigir servicios del Estado acordes a esos impuestos”.
“No puede ser que tengamos 12 puntos del PBI en jubilaciones y 7 puntos sean de regímenes especiales, o que haya más gente que no tiene los 30 años de aporte que los sí los tienen. Evidentemente hay que pasarle el cepillo a todo el gasto público y lo exige el 39% de gente en situación de pobreza. Tenemos la oportunidad de poner Lógica en el gasto público, en los impuestos. Y ese día vamos a tener un país lógico”.