Maltrato y crueldad animal
Una perra fue enterrada viva y sus dueños enfrentan penas de entre 15 días a un año de prisión
El animal murió el último viernes, pese a los intentos de reanimarla por parte de personal veterinario del gobierno de Venado Tuerto y luego de ser hallada bajo los escombros en barrio Victoria. Este lunes, el caso se presentó en Fiscalía y se esperan penas ejemplares para la familia propietaria, que ya fue identificada.
Todo comenzó el pasado jueves 11 de enero en horas de la tarde, cuando el propietario de un depósito de materiales ubicado en barrio Victoria notó movimientos extraños en un bolsón repleto de escombros.
Al acercarse e indagar entre los desechos, notó la presencia de una perra galga de edad avanzada, en muy malas condiciones y que había sido enterrada viva bajo los escombros.
Según la información otorgada por la directora del Instituto Municipal de Salud y Convivencia Animal de Venado Tuerto (Imusca), Inés Carusillo, tras ser advertida la situación los vecinos llamaron a Natalia Jaureguizahar, integrante de Imusca, quien rápidamente activó el retiro del animal para su atención, ya que aún se encontraba con vida, “en shock, deshidratada y con lesiones por compresión”. Más allá de los intentos médicos, el animal falleció el viernes.
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Ahora, y tras ser identificada la familia propietaria de “La Flaca”, como fue bautizada la perra galga, los integrantes del Imusca realizan este lunes una presentación ante Fiscalía, y esperan que las sanciones sean las máximas que se contemplan en la Ley 14.346 que estipula, para personas que maltraten o hagan víctimas de actos de crueldad a animales, penas que van desde 15 días a un año de prisión.
“Todos los que cuidamos y vivimos con animales somos conscientes que algún día, ante una patología, nos pueden decir ‘ya no hay más por hacer’ o vernos limitados en las posibilidades de asistir a nuestras mascotas”, manifestó Carusillo, añadiendo que “lo humanamente esperable es un acto de compasión hacia ese animal sufriendo, al menos en sus últimos días. Esta situación de desatención y crueldad de no evitar más sufrimiento, si no, por el contrario, exponer al animal a una situación extrema, no medir consecuencias, es un acto de crueldad. Y como toda crueldad, innecesaria”.
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Preocupación
Por otro lado, la médica veterinaria destacó la preocupación del Imusca ya que “muchos de estos actos, y este en particular, parten de hábitos y costumbres de tenencia, que no respetan ni el bienestar ni contemplan las necesidades mínimas de los animales y nuestra obligación como tutores de garantizarlas”.
Además, expuso que más allá del amor o afinidad que podamos tener, debemos “reconocer a los animales como los seres sintientes que son, y además su vinculación con la familia humana”, agregando que, si no se es capaz de garantizar estas cuestiones, “no hay que tener mascotas”.