Velatorios exprés, cremaciones en auge y cinerarios en marcha
En casi un año y medio, la pandemia de coronavirus causó estragos, desde muertes y secuelas físicas y psíquicas (en este último caso incluyendo a los que ni siquiera se infectaron), hasta sacudones económicos que en el mejor de los casos obligaron a reconversiones contrarreloj y en otros al quebranto irremediable. También la crisis sanitaria modeló nuevos hábitos culturales, muchos de los cuales habrían llegado para quedarse, abarcando desde el teletrabajo hasta las ceremonias del último adiós a los seres queridos.
Apenas declarada la cuarentena se prohibió el velatorio de fallecidos con diagnóstico de Covid-19, además de imponerse en tales casos la cremación o el entierro, y eso no cambió hasta ahora. Para los demás decesos se habilitaron servicios funerarios acotados, que lejos estaban de colmar las expectativas de los deudos necesitados de ese ritual ancestral que ayuda a sobrellevar el dolor. Eran velatorios breves y diurnos, con un número limitado de personas en la sala y sin cortejo fúnebre, entre otras restricciones. Hoy, ante la baja de casos positivos de coronavirus, transcurre una etapa de apertura.
Parque Otoñal
Consultado por Sur24 el vicepresidente y director ejecutivo del Cementerio Parque Otoñal, Juan Carlos Duhalde, indicó que “el gobierno provincial autorizó la concurrencia de hasta 20 personas en ambientes cerrados, luego de un período en que la cantidad máxima era de 10 personas en las ceremonias, siempre con barbijos, midiendo la temperatura corporal y manteniendo las distancias. Por supuesto que en la inhumación en la parcela, al aire libre, podía haber más gente”.
En referencia a la costumbre de velatorios breves y diurnos que podría acelerar la pandemia, Duhalde asintió y contó que “en el Parque Otoñal siempre fueron de día, salvo excepciones en que la sala permaneció abierta en la noche”. Y sobre la cremación opinó que si bien la demanda no es tan alta como en otras ciudades, “en Venado esa tendencia es creciente y supera el 20 por ciento de las preferencias. De hecho, nosotros instalamos el horno crematorio porque es un servicio cada día más solicitado”.
Asimismo, como complemento, Otoñal cuenta con su propio cinerario. “Sabemos que la ciudad ya aprobó la instalación de cinerarios comunitarios en el Cementerio y también en parroquias, pero el nuestro es individualizado, con su respectiva identificación, persona por persona”, manifestó el directivo.
El socio fundador del Parque Otoñal también puntualizó que si bien a la cremación -que cuesta poco menos de 20 mil pesos- se le suman otros gastos, como el féretro, el velatorio y demás, “es bastante más económico que un nicho, por ejemplo”, cuyos valores van desde los 60 mil hasta los 120 mil pesos.
Complejo La Torre
El propietario de Complejo La Torre, Roberto Martino, verificó un “crecimiento en la demanda de cremaciones” y en cuanto a los velatorios “más cortos y de día”, dijo que en principio obedecen a los protocolos de la pandemia, aunque no vaciló en afirmar que “hoy ya observamos que son tendencias culturales que se van a sostener e intensificar en la pospandemia”.
Además, admitió que la reducción de restos por incineración es más económica que un nicho (“la cuarta parte”, estimó), aunque aclaró que debe sumarse el costo del ataúd de madera (con caja metálica para contener las cenizas). “A 800°C, luego de una hora y media o dos horas, sólo quedan cenizas, las que se depositan en la urna que llevan los familiares”, simplificó Martino, quien a su vez gerencia el Complejo Crematorio Caminos de Paz, ubicado en la necrópolis municipal. Como quedó dicho, el otro horno crematorio local es propiedad del Cementerio Parque Otoñal y entre ambos atendieron la mayor demanda, “en algunos casos trabajando las 24 horas, como esos días de varios decesos por Covid”, recordó.
Unos cuantos auguran que, cremación mediante, los saturados cementerios públicos dejarán de ser un dolor de cabeza para los gobernantes, porque ya no serán tan solicitados. Incluso está decreciendo el hábito de la visita periódica a las tumbas de los seres queridos. En suma, “todo indica que la cremación llegó para quedarse, que ya no hay vuelta atrás, y así los cementerios se van a aliviar”, pronosticó Martino, y fue un poco más allá: “Tampoco descarto que para bajar los costos, en algunos casos, se prescinda de velatorios y los familiares se reúnan para una despedida en la cremación”.
Cinerarios a la vista
Ante el vacío legal y los pedidos de habilitación de cinerarios en la ciudad, el concejal Pablo Rada consiguió el 2 de diciembre último la sanción de la ordenanza 5280/20 (el visionario proyecto se presentó unos meses antes de la pandemia), que incorpora a la ordenanza 4505/14 -marco legal de actividad del Cementerio local-, un capítulo compuesto por siete artículos para regular la instalación de cinerarios..
En primer lugar justifica “que en las grandes ciudades cada vez es más frecuente la reducción por cremación y a tal efecto es necesario avanzar en una reglamentación del espacio acorde al depósito de las cenizas”.
También argumentó el edil que estos procedimientos “resultan prácticos para el Estado municipal, en donde es conocido que las áreas disponibles de nuestro cementerio están colapsadas”.
Si bien en algunas regiones del país las cremaciones superan en número a las tradicionales inhumaciones, y ese fenómeno se acrecentó a partir de la pandemia, Rada trabaja en estos días en la elaboración de una iniciativa complementaria para que el Estado municipal subsidie (total o parcialmente) el costo de la cremación de quien así lo haya manifestado en vida, en busca de incentivar esa elección entre la ciudadanía venadense.
La flamante ordenanza -ya reglamentada- establece que “el Municipio está obligado a construir en el corto plazo, y dentro de las dependencias del Cementerio municipal, un depósito cinerario, determinando el área competente de la Intendencia, su emplazamiento dentro del predio, condiciones de uso y demás características técnicas y de construcción”. Y agrega que “la utilización del cinerario municipal será sin cargo y no generará tasa de mantenimiento ni otros costos extra”.
En parroquias también
Además, el Concejo “podrá autorizar, ordenanza mediante, la construcción de cinerarios en parroquias o iglesias que expresamente lo soliciten” y, según trascendió, la primera en gestionarlo fue la Parroquia Nuestra Señora de la Misericordia. “En estos tiempos, donde la gente no acude con tanta frecuencia a los cementerios, sería una forma de tener más cerca, y en un lugar seguro, los restos de sus seres queridos. Hoy se reza por los fieles difuntos en la Santa Misa, pero conservando las cenizas en las parroquias el vínculo sería más fuerte (…) Sin dudas, la Iglesia Católica se va adaptando a las nuevas realidades y tengo conocimiento de que estos cinerarios son muy valorados por la comunidad en otras diócesis santafesinas”, había declarado el padre Carlos Sánchez desde la Parroquia Santa María Josefa Rosello.
Por su parte, Pablo Rada señaló que “la Iglesia Católica está recibiendo con agrado estas opciones, sobre todo desde que El Vaticano, en 2016, prohibió conservar en el hogar las cenizas de los fieles cremados, como también esparcirlas al aire libre o distribuirlas entre los familiares”. Antes aún, a principio de los ’80, en virtud de una modificación del Derecho Canónico, la Iglesia ya se había vuelto más permisiva con la cremación, a la que antaño sólo autorizaba en circunstancias excepcionales, como las epidemias.
“Ya son varias las diócesis que cuentan con cinerarios para recibir las cenizas en un espacio consagrado y adecuado para el recuerdo y la oración”, continuó el edil, y entre ellas citó la Basílica Guadalupe, de la ciudad de Santa Fe, que los incorporó en 2009 y fue una de las referencias de su proyecto.
Cinco mil personas
Cinerarios, o cenizarios, son sitios, monumentos o espacios especialmente construidos para el depósito común de cenizas provenientes de incineraciones de cadáveres o restos, que hayan sido cremados por las vías legalmente aceptadas y con la documentación fehaciente. Construidos por lo general con diseños semejantes a una pila bautismal, no son fáciles de agotar en su capacidad, ya que en sólo un metro cúbico caben las cenizas de unas 5 mil personas.
En pocas palabras
– En los cinerarios sólo se depositan cenizas, sin la urna ni ningún otro objeto.
– Una vez depositadas las cenizas no podrán ser retiradas por ningún familiar u otra persona.
– Las cenizas quedarán en el cinerario junto a otras depositadas anteriormente sin diferenciación.