Clubes de los socios y de la comunidad
¿Asociaciones civiles o SAD?
La legislación protege a los clubes como asociaciones civiles por su valor social. Sin embargo, el Gobierno Nacional insiste con imponer el desembarco de sociedades comerciales más allá de la autonomía de las federaciones.
Por Dr. Carlos Iparraguirre (*)
En Santa Fe, la ley 13429 declara que los bienes inmuebles de los clubes, son "de interés social" a la vez que los reconoce inembargables e inejecutables. A nivel nacional, la ley 24098 también reconoce sus bienes como inembargables y la ley 25284 creo una figura de "salvataje" para permitir la continuidad de los clubes, aún en caso de quiebras y en su art. 2, inc. a) señala como principal objetivo "proteger al deporte como derecho social".
No es solo una cuestión de historia, ni de idiosincrasia. La legislación, tanto nacional, como en cada provincia, protege a los clubes como asociaciones civiles, por su valor social. Sin embargo, el gobierno nacional, insiste con imponer que sociedades comerciales desembarquen en el ámbito deportivo, mas allá de la opinión de las federaciones que son autónomas.
Si algo destaca a la Argentina en el mundo, es la cantidad de clubes que pueblan nuestro país. Es difícil hacer entender esta realidad en otros países. La mayoría de los más de 5.000 clubes son amateurs, y no más de 200 tienen alguna disciplina profesional.
En todos los deportes colectivos, donde los clubes son el instrumento esencial, Argentina se destaca a nivel mundial, tanto por sus selecciones, como por la calidad y talento de los deportistas que surgen de los clubes y se proyectan al mundo. Esto se logra aún cumpliendo el rol social e inclusivo que básicamente tienen esos clubes. Y sin dejar de aportar a la formación integral de nuestros niños y jóvenes, a través de la práctica deportiva, en ese mismo lugar, en el club.
El Estado, que muchas veces es el gran ausente, hoy, más allá del discurso de la libertad que dice tener, busca imponer cambios institucionales sin respetar las autonomías federativas, característica del derecho a la libre asociación que garantiza nuestra Constitución nacional.
Ese empecinamiento por forzar desde el Estado este cambio, sin acuerdo previo, sin normas regulatorias que eviten que ello pueda herir de muerte en muchos casos, ese rol social, inclusivo y formativo de nuestros niños y jóvenes, ¿qué motivación tiene?
La única hasta aquí expuesta, es que pueda significar un ingreso importante de moneda extranjera. Nada más. Así lo ha dicho el propio presidente. Ningún otro argumento. Resulta paradójico que los propios clubes, a quienes se sostiene que esta incorporación de capitales debería ayudar, son los primeros en manifestar su rechazo a la propuesta.
Un dato a tener en cuenta, según el reporte que hace FIFA de transferencias internacionales, solo en enero del 2024, los clubes afiliados a la AFA generaron 248 transferencias desde Argentina al exterior, con un ingreso de más de 109 millones de dólares en solo un mes.
¿Cuál sería el interés de los capitales externos que pudieran llegar, si no es hacerse de nuestro principal patrimonio, como son los talentos que nuestros clubes generan? Argentina es un país exportador en materia de futbol, y los futbolistas nuestra materia prima con el valor agregado del esfuerzo de miles y miles de entrenadores, profesores y dirigentes que aportan su esfuerzo día a día, en el trabajo social y deportivo de cada institución.
La llegada de capitales extranjeros, posiblemente afecte no solo esos valores de tipo social, sino que además, al no existir límites, ni regulaciones específicas, también podría afectar esos recursos genuinos que hoy llegan en divisas al país, a través del futbol, ya que la multipropiedad de estos capitales, podría hacer que gestionen o utilicen los derechos federativos que aquí adquieran, como propios, perdiéndose los recursos que hoy llegan para beneficiar y engrandecer a nuestras instituciones.
Hoy las Sociedades Anónimas Deportivas, de las que tanto se hablan, no existen en Argentina. No hay una regulación específica que habilite esta forma de sociedad, orientada al deporte. Insistir en lo que el gobierno apunta, entonces, es un salto al vacío. ¿Cómo resguardar los conflictos de intereses si no se pone límites a la multipropiedad y no caer en el absurdo de las franquicias en México?, ¿cómo proteger al patrimonio de Asociaciones Civiles con más de 100 años de historia, logrado por generaciones de argentinos que las crearon, a las que se asociaron o que ayudaron a construir lo que hoy cada uno de esos clubes tiene, con un tremendo valor social, como sus sedes, sus estadios, sus complejos deportivos?, ¿cómo evitar que un posible quebranto de una sociedad comercial a cargo de un club, afecte ese patrimonio?
Nada de esto está regulado hoy en Argentina. Como lo está en la mayor parte de los países del mundo, a los que los paladines de la libertad absoluta citan como ejemplos o modelos. Bastaría ver la legislación francesa, las disposiciones de la Bundesliga, o las limitaciones del propio Consejo Superior del Deporte en España, o también la legislación en Brasil.
Sería saludable, que el gobierno se ocupara de los problemas reales que tiene hoy la economía, que no son pocos. Que resguardara una actividad que genera hoy recursos genuinos que ingresan en moneda extranjera a nuestro país, aunque a las cuentas de nuestros clubes les ingresan pesos, aún al valor oficial de esa moneda, sea por transferencias o por derechos de formación de los muchos jugadores argentinos, formados por nuestros clubes que hoy triunfan en todo el mundo. Y si realmente le interesa ayudar a un mayor desarrollo del deporte, hacerlo de manera consensuada, en el Congreso y con las federaciones de cada disciplina, estableciendo mecanismos de financiamiento, que nunca están de más, pero resguardando y protegiendo en cualquier tipo de alianzas o contratos, sean de cesión o de integración, el patrimonio de nuestros clubes, que por un lado son de los socios, pero también lo son de toda la comunidad, ya que fueron levantados por generaciones de argentinos y con mucho esfuerzo.
(*) Abogado especializado en Derecho Deportivo. Ex subsecretario de Deportes de la Provincia de Santa Fe. Diputado nacional.