Adolescencia
El tiro por la culata
“Adolescencia”, la miniserie de Netflix, ha convulsionado al mundo entero y es una invitación a que los padres abran los ojos a la realidad que viven sus hijos.
Por Psp. María Alejandra Canavesio
“ – No sé por qué tanto drama porque Jamie mató a Katie – me dijo Marcos con expresión de incredulidad, mientras se encogía de hombros – Ella se lo merecía.
–¿Se lo merecía? – repregunté.
–Y, sí –aseguró con firmeza – Ella lo rechazó un montón de veces – Levantó la mirada para dirigirla directamente a la mía - ¿Sabés lo que es que una chica te rechace?
–¿Qué es, Mar? – quise saber.
–Y… imagínate… Vos vas todo entusiasmado y te ‘cortan el rostro’. Y te la bancás y vas de nuevo y de nuevo…
–Y si la persona fue rechazada en un primer acercamiento, ¿por qué intenta de nuevo?
–¿En serio me preguntás? – Asentí con la cabeza – A un macho no ‘se le corta el rostro’. Si una chica te rechaza es como que sos poca cosa o un maricón. Y a él le gustaban las mujeres.
–¿Y hacer lo que él hizo lo muestra como macho?
–¡Obvio! – De pronto pareció tomar conciencia de su lenguaje no verbal y se distendió, suavizando sus gestos y tono de voz – Bueno, ponele que no estuvo bien que la mate… pero ella se lo buscó”.
Casi a modo de cachetazo, es una invitación a que los padres abran los ojos a la realidad que viven sus hijos, como para que logren detenerse a reflexionar acerca de la complejidad de la adolescencia, tomando consciencia de la turbulencia emocional que la caracteriza, la búsqueda de identidad, las presiones sociales, la necesidad de ser aceptados y pertenecer, y los desafíos a que están expuestos; el impacto de la tecnología, las redes sociales y el ciberbullying; y la importancia de una comunicación abierta y honesta entre padres e hijos.
Lo conveniente es que toda pareja de padres se detenga a mirarla y, una vez que lo hayan hecho, la compartan con los hijos de 13 años (la edad del protagonista) en adelante, en familia, como para poder reflexionar juntos.
Pero sucede que hay adolescentes que la miran solos o con amigos, sin presencia adulta, no hacen una lectura adecuada y validan el asesinato cometido por el protagonista considerando que está justificado porque la víctima se lo merecía.
A menudo los adolescentes experimentan un egocentrismo que puede llevarlos a tener dificultades para comprender completamente las perspectivas y los sentimientos de los demás, dificultando la internalización de la gravedad de la pérdida de una vida.
Además, el razonamiento moral y la empatía no están totalmente desarrollados, razón por la cual se dificulta la conexión emocional con la víctima y la comprensión del daño causado.
Por otra parte, algunos adolescentes pueden ser influenciados por discursos que glorifican la violencia, el poder, la venganza y el desprecio y odio contra las mujeres, ya sea en los medios de comunicación, videojuegos, redes sociales o en su entorno, desensibilizándose y distorsionando la percepción de la moralidad de tales actos.
Validar un acto extremo como el asesinato podría ser, también, una forma distorsionada de desafiar la autoridad o expresar una identidad transgresora.
Si los adolescentes están interpretando la serie de una manera que valida un homicidio se hace urgente fomentar un diálogo crítico sobre el contenido que consumen.
Esto puede incluir conversaciones en la familia acerca de la diferencia entre la ficción y la realidad, la importancia de la empatía, las consecuencias de la violencia, el respeto a la mujer, la masculinidad tóxica y la valoración de la vida, tanto propia como ajena.
Como los adolescentes se encuentran en una etapa de desarrollo en la que están formando sus valores y su comprensión del mundo, es crucial abordar estas interpretaciones erróneas a través de la educación y el diálogo abierto.
Ayudarlos a desarrollar un pensamiento crítico sobre aquello que consumen y a comprender las implicaciones reales de la violencia es fundamental para prevenir la normalización de actos tan graves e, incluso, evitar que “el tiro salga por la culata”.