A 240 años del nacimiento del general salteño
Güemes y Artigas: los caudillos contra los imperios
Alejandro Damianovich
El pasado 8 de febrero se cumplieron 240 años del nacimiento de Martín Miguel de Güemes, protagonista relevante en la guerra contra la dominación española. Al recordarlo quisiera compararlo con José Gervasio Artigas, el mayor defensor del territorio contra la dominación portuguesa.
Con ello quiero remarcar que la guerra por la independencia de los espacios que comprendían el virreinato rioplatense no era contra España solamente, sino también contra Portugal, potencia que ya se había expandido en los tiempos coloniales a expensas de las posesiones españolas.
Mientras el Congreso de Tucumán declaraba la independencia de las "Provincias Unidas en Sudamérica" el 9 de Julio de 1816, contemplaba impasible la invasión portuguesa sobre la Banda Oriental, aun cuando precisara después que la declaratoria incluía cualquier dominación extranjera.
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Mientras Güemes defendía la frontera norte contra los españoles que enviaba el virrey del Perú, Artigas se multiplicaba para detener el avance portugués, sin que el gobierno de Buenos Aires le brindara el menor respaldo, porque desde mucho tiempo antes estaba decidido por las autoridades porteñas que dominaban el Congreso, que la Banda Oriental no formaría parte del nuevo Estado que surgiera del proceso revolucionario.
Se había demonizado a la figura de Artigas, el "protector" de la Liga de los "pueblos libres", por sus ideas federales, sus convicciones republicanas que iban a contrapelo de la tendencia monárquica mayoritaria en el seno del Congreso, y sus "escandalosas" políticas de inclusión étnica y social. Buenos Aires aspiraba a seguir siendo el "puerto único y preciso" de todo el territorio, a controlar las rentas de aduana y a regular la navegación de los ríos.
En este esquema no había lugar para otro puerto de ultramar por lo que Montevideo debía formar parte de otro país, de otro estado, ya fuera un pueblo naciente bajo el mando de Artigas -cosa que se le ofreció reiteradas veces y que el caudillo y el Congreso de Oriente rechazaron- o bajo la dominación del reino de Portugal.
La carta que nunca llegó
El oriental había nacido mucho antes que el salteño (en 1764) y moriría mucho después (en 1850). Ambos se enfrentaron al centralismo porteño, constituyéndose Güemes en el primer gobernador de Salta en 1815 contra los planes directoriales, justo cuando Artigas había ocupado Montevideo y se expandía sobre Santa Fe y Córdoba.
Mientras Güemes rechazaba seis avances españoles coordinando sus operaciones con Belgrano y San Martín, Artigas debía sostener dos frentes de guerra: el de los portugueses y el de los porteños.
A Estanislao López le tocó ocuparse de Buenos Aires en 1818 y 1819, hasta que una acción conjunta con Francisco Ramírez puso fin al Directorio en Cepeda (1820), justo cuando Artigas perdía sus posiciones en Tacuarembó, vencido por los portugueses.
Ajeno a estos conflictos, Güemes rechazaba en la batalla de La Pedrera (8 de junio de 1820) a un ejército español de seis mil hombres al mando del general Juan Orozco, pero encontraba la muerte el 17 de junio de 1821, de resultas de una seria herida inferida durante la última incursión española sobre Salta.
Pocos días después de La Pedrera, Artigas era vencido por Ramírez en Las Tunas (24 de junio de 1820), iniciándose su derrotero hacia el exilio paraguayo donde fallecería en 1850.
En Buenos Aires se celebró la muerte de Güemes, ("un cacique menos", señaló un periódico) y se vio con alivio la desaparición política de Artigas, mientras el gobernador Martín Rodríguez acercaba posiciones con López y Bustos en el Pacto de Benegas.
Las apuradas circunstancias de ambas guerras –contra España y contra Portugal- impidieron que ambos caudillos se trataran, aunque hay motivos para creer que Güemes recelaba de Artigas, influido por la prédica porteña.
Fue el "Protector" quien intentó establecer un contacto epistolar con el gobernador salteño. Pero su carta, fechada el 5 de febrero de 1816, cuando Güemes se encontraba enfrentado con José Rondeau, nunca llegó a destino, ya que fue interceptada. En ella Artigas decía a Güemes: "Yo me tomo esta licencia ansioso de uniformar nuestro sistema y hacer cada día más vigorosos los esfuerzos de América".
Después de explayarse contra Buenos Aires ("su preponderancia sobre los pueblos le hace mirarlos con desprecio"), expresa su confianza en la capacidad de Güemes para detener al enemigo (el ejército español) después "de la desgracia de Sipe Sipe" y agrega: "Por acá no hacemos menos esfuerzos para contener las miras de Portugal".
La guerra porteña contra Artigas
En sus comunicaciones secretas con el director supremo Juan Martín de Pueyrredón, el diplomático Manuel García explicaba desde Río de Janeiro que la invasión era una ventaja enorme para las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Quedaría anulado el poder de Artigas, que también preocupaba al rey Juan desde el momento que el caudillo despertaba simpatías en los gauderios riograndenses, y permitiría a Buenos Aires y a las provincias que la seguían, concentrarse en la guerra contra los españoles del Alto Perú.
El avance portugués se inició en junio de 1816 y el 20 de enero de 1817 el General Carlos Lecor tomaba Montevideo, justo cuando el Congreso de Tucumán se trasladaba a Buenos Aires. Mientras tanto Artigas recriminaba su inacción al Directorio y señalaba a Pueyrredón que "sea V. E. un neutral, un indiferente o un enemigo, tema… y tema con justicia, el desenfreno de unos pueblos (…) V. E. es responsable ante las aras de la Patria de su inacción o de su malicia".
Sin remordimientos Pueyrredón comunicaba a San Martín las novedades: "Los portugueses consiguen ventajas sobre Artigas en todas partes y este genio infernal acaba de cerrar los puertos de esa Banda contra nosotros, a pretexto de que no tomamos parte en su guerra (…)".
"Su guerra" era la manera en que Pueyrredón denominaba la heroica defensa de Artigas del territorio nacional. Consumada la invasión y la toma de Montevideo, el Director Pueyrredón accedió a negociar con Portugal un "convenio de ocupación interina" de la Banda Oriental. El Congreso, el mismo que había declarado la independencia en Tucumán, aprobó el tratado el 14 de diciembre de 1817 en sesiones ultra secretas.
Poco más de dos años después, la "Liga de los Pueblos Libres" se imponía sobre el Directorio en Cepeda, el 1 de febrero de 1820. Caía un gobierno que había entregado a Portugal una parte esencial del territorio, y un Congreso que había dado un grito heroico de independencia, pero que después había formulado en secreto, con gran reserva, las cláusulas de una posible sujeción regional al rey Juan y de la aprobación de la invasión portuguesa.
Pero el daño ya estaba consumado y Artigas era vencido en Tacuarembó por un poderoso ejército portugués pocos días antes (el 22 de enero). La tragedia oriental había costado la pérdida de diez mil vidas. El conflicto continuaría en 1825, ahora contra Brasil independiente desde 1822, para culminar con la independencia del Uruguay en 1828. Se cumplía el viejo anhelo de Buenos Aires y se esfumaba para siempre el proyecto integrador artiguista.
Mientras tanto, el actual territorio de Bolivia (el Alto Perú) también se apartaba del cuerpo común rioplatense, declarándose independiente el 6 de agosto de 1825 con la complacencia de Buenos Aires, aunque Tarija, la tierra que había reconocido a Güemes como gobernador de Salta, dio lugar a negociaciones diplomáticas que culminaron en 1893.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos en el año de su 90° Aniversario