De relato en relato
La Lámpara de Aladino en Argentina
Ha terminado julio. Seis meses de 2024. Se pide, formalmente, permiso para un pequeño cuento, atrevido, sobre antiguas historias adaptadas a nuestra vida, que transcurre de relato en relato. Una vieja historia del género mágico, que nos maravillaba en la infancia, mantiene la frase en la memoria; es la que aparece al frotar la lámpara (La Lámpara de Aladino), cuando el genio se escapa y pregunta qué desea "el frotador" (o sea Aladino) y, ante los pedidos del niño, responde como recuerdo: "Tus deseos son órdenes". El "para mí" tal vez sea el inconsciente, inatajable, empeñado en conseguir una lámpara y frotarla.
En la política argentina varios de los que han tenido el poder político, han prestado esa lámpara a sus íntimos. Ellos frotaron. Tal vez, siendo definitivamente mal pensado, los dueños del poder se convirtieron en lo genios que aceptaron cumplir los deseos de sus más íntimos… amigos, amantes, hermanos, los "queridos" que viven en la sombra del poder. Nos ha ido bien, regular y mal con "los frotadores" de la lámpara. Tal vez, para ubicar este delirante discurso sobre la política nacional, sea necesario advertir que solo tomo memorias que se corresponden con la contemporaneidad.
La primera que frotó la lámpara fue Evita. Su esposo, presidente, la dejó. Así salió el voto femenino. El genio desató el 51% del país, hasta entonces sin voto, también sin voz, obvio. La Fundación Evita, las máquinas Singer, los torneos infantiles de fútbol. Convengamos: un hermano que no sería bueno; varias cuestiones discriminatorias en esa presentación del genio de la lámpara; básicamente el genio le concedió su protagonismo, fogoso y controversial.
Recuerdo a Elena Faggionato de Frondizi, a su hija Elenita escarnecida, y al presidente Arturo Frondizi dejando los mejores gobernadores (en conjunto) que aportó el siglo XX… y esa familia que el periodismo ridiculizaba, tal vez sin motivo. El desarrollo del país frotó la lámpara.
Memorar a Juan Carlos Onganía es encontrar el carruaje del siglo XIX para asistir a la Exposición Rural de Palermo, es ubicar a la familia de un dictador y debe hacerse una mención: desaparecieron de la vida pública. Hicieron bien. Es con Onganía, en 1966, que comienza el Partido Militar. También el éxodo de profesores. "La noche de los bastones largos". Fin de las libertades individuales. Los "frotadores" de lámpara cercanos a Onganía eran de una crueldad elemental. Adalbert Krieger Vassena apareció. Ojalá los milicos no hubiesen frotado, lástima, el genio les hizo caso. Duró hasta 1973. Pero indicamos: el genio fue distraído con los malos.
La ruptura con la democracia trae, finalmente, un general que le hace caso a su mujer dipsómana, que propone yernos cantores y que, justamente, desafía a Juan Domingo Perón: Alejandro Agustín Lanusse. Los que frotaban la lámpara cerca de Lanusse eran, en general, de pensamiento liviano. Luego es Héctor Cámpora quien deja frotar la lámpara a su hijo, sospechado de todas las cosas que el genio de una lamparita puede perdonar. Mientras que es el propio Perón el que deja frotar la lámpara primero a Los Montoneros, después a José López Rega. Finalmente Perón el 1 de julio de 1974 muere, no sin antes frotar la lámpara para una maldición: "Mi único heredero es el pueblo". Una tremenda mentira. El genio -muy maligno- intentó hacerle caso. Es en nombre del pueblo que se cometen desaguisados a favor o en contra de un mandato y un peronismo en constante deterioro.
Al genio comenzaba a fallarle el autocontrol. Su mejor trabajo para el mal es lograr que, a excepción de la más sangrienta dictadura (la que comienza con Jorge Videla quien -ojo- le permite frotar la lámpara a José Alfredo Martínez de Hoz), todos sean, poco a poco, peronistas. La mentira de la lámpara continúa. Aquel deseo de Perón aún se cumple, su único heredero es el pueblo. Es ese genio, cumpliendo el deseo de Perón, quien trajo a Raúl Alfonsín y su degüello, vía Coordinadora, con dos jóvenes políticos dueños de una ferocidad sin límites: Enrique "Coti" Nosiglia y José Luis "Chupete" Manzano. El genio se esforzó. Son sus hijos. Aún hoy.
Después bailó junto a los fogones y trajo a Carlos Menem y a su mujer; la expulsión de la residencia de Olivos de su mujer y el sistema ideal para una "neocolonia": el peso/dólar. Menem le entrega la lámpara al cordobés Domingo Francisco Cavallo y este dice: "Que un peso sea un dólar". Sus deseos fueron órdenes. Menem la usó, la frotaba para divertirse y ser corredor de una Ferrari y/o astronauta. El genio reía.
Es Fernando de la Rúa el que le deja frotar la lámpara a Carlos "Chacho" Álvarez y su cobardía maligna, a Cavallo otra vez, finalmente a Marcelo Tinelli, que lo tiene de showman. No contemos a Antoñito y a Shakira. El Liceísta cordobés es maldecido por el genio. Lo denuncian por pagarle sueldos con dinero del Estado nacional… a un jardinero. Todo "frotador", permitido por el poder político, termina complicando al único heredero, el pueblo: Perón se ríe. El genio de la lámpara de Aladino es afiliado. En la básica de Gaspar Campos tienen su ficha desde la noche que un mediquito de la guardia nocturna salva la vida del General.
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El genio, frotado por Hilda "Chiche" Duhalde, convicta y confesa de ineptitud, frotó y fabricó "las manzaneras". Su marido, Eduardo, le concedió esa gracia, tan desgraciada. Es un genio muy condescendiente. Duhalde es castigado por el genio, que obedece a Perón. Ese matrimonio es indisoluble e indigerible. Los Kirchner vienen del sur y, aparentemente, confunden al genio. Menem 25%, Kirchner 22.5% y Adolfo Rodríguez Saá 12%. El peronismo es mayoría. El genio se aferra al dogma y espera. Néstor le permite a CFK que frote. Su hija es cineasta, su hijo trabaja de político y ella es presidenta. El peronismo no tiene retornos… el genio solo espera.
Alberto Ángel Fernández le permite a Fabiola que frote y arme una fiesta con peluqueros y estilistas. Es realmente genial… el genio de la lámpara. Antes, alguien, tal vez un Blanco Villegas visionario, le pidió a Franco Macri, juzgado por corrupto, que frote y Franco dijo: que mi hijo no sea presidente. El genio es peronista, ya se dijo. Mauricio fue presidente y eso, solo eso, hizo que volviese CFK y los suyos.
Ha llegado el tiempo de los genios y las lámparas, de la magia y los alquimistas. El peronismo marcha a su extinción. Sergio Massa, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta piden, a la misma lámpara, con distintas franelas, que el otro pierda. El genio es peronista y Perón cumple. El genio se divierte. Si el único heredero es el pueblo, y el pueblo vota a sus gobernantes libremente, el genio no tiene escrúpulos, no es de este sistema de valores. Los votos consagran a Javier Milei. "Perón Cumple". El genio dignifica.
Nadie puede asegurar, con un genio suelto en el barrio, qué puede pasar. Milei, un muchacho con conocimientos limitados de la vida común en Buenos Aires (del país, ni idea), bastante irascible y seguramente arriesgado, aventurero y un poco lejano a la conciencia social predominante, le muestra a su hermana, verdadera acompañante terapéutica, que pone en calma las encrespadas aguas del anochecer de su hermano, la histórica lámpara. Karina frotó. ¡Cómo no hacerlo! Frotó y frotó con la franela más suave que encontró en su casa (antes de la mudanza).
Imaginamos el diálogo:
- Soy el genio… ¿Qué quieres? Tus deseos son órdenes.
- Quiero ser presidenta (Karina lo habrá leído en el Tarot, no tuvo dudas con su pedido).
Duro momento para el genio, pero no hay nada que una criatura ancestral no pueda resolver. Pensó y pensó, al final cayó en la cuenta: en el peronismo está la respuesta. "Javier al Gobierno, Karina al Poder".
- ¡Que así sea!, dijo el genio.
Y aquí estamos. Dependemos, desde hace meses, de un resultado genial. Entonces... ¿Cómo se puede vivir con el país en manos de los pedidos a una lámpara que dio el resultado que vemos?
No, no me lo pregunten a mí, yo soy periodista, soy el que hace las preguntas.