Por Lara Grossi
Los cinco mitos del trabajo remoto
La "nueva normalidad".
Hay quienes creen, de forma equivocada, que el trabajo remoto perjudica la productividad, la innovación y la cultura de la empresa. A partir de la pandemia, se dice que el trabajo remoto es la "nueva normalidad". En cierto punto, para mucha gente, eso sigue siendo así. Han pasado dos años y, sin embargo, todavía se escuchan opiniones al respecto que no son del todo ciertas.
1) "El trabajo remoto es menos productivo". Quienes son reticentes a esta modalidad suelen opinar que disminuye la productividad, que no permite a los gerentes supervisar las tareas y que sin las rutinas ni los espacios habituales de la oficina se altera la concentración de los empleados. La práctica demostró otra realidad: en muchos casos, quienes adoptaron esta modalidad trabajaron más que en la oficina. Es fácil pasar por alto que la jornada laboral en persona tiene mucho tiempo de inactividad incorporado, sobre todo vinculado a los desplazamientos. Las personas que trabajan desde casa tienden a conectarse más temprano y trabajar hasta más tarde, y muchos trabajadores indican que se concentran más y mejor, logrando así ser más eficientes. La buena comunicación y los estándares claros pueden ayudar a las empresas a disipar los temores de improductividad, en lugar de reducir la flexibilidad de los puestos laborales.
2) "La mayoría de los trabajos no pueden realizarse de forma remota". Gran parte de los trabajos de oficina se pudieron adaptar al home office con bastante facilidad gracias a la tecnología. Es cierto que algunos trabajos nunca serán factibles en remoto; sin embargo, los elementos "en persona" de muchos roles ya eran posibles en diferentes formatos, simplemente no se había presentado la obligación de aprender hasta que mundialmente apareció el uso masivo de plataformas de videollamadas, entre otras. Ahora que las personas entienden cuánto pueden lograr de forma remota, es cada vez más difícil para las empresas ignorarlo e insistir en que el trabajo que se ha realizado durante los últimos años no es viable mirando hacia adelante.
3) "El trabajo remoto perjudica la cultura empresarial". Cambiar de una oficina tradicional a modalidades de trabajo más flexibles sin duda modifica la cultura organizacional. Pero eso es un desafío, no un problema. El equipo se conserva, sólo se necesitan nuevas formas de fomentar la colaboración y un sentido de comunidad para mantenerlo. Eventos virtuales, reuniones de fin de año o incluso capacitaciones, se traducen en oportunidades para fomentar la cultura de la empresa y para que las personas se distiendan y fortalezcan vínculos con colegas.
4) "Los trabajadores no se relacionan en la modalidad remota". Cualquiera que haya usado alguna red social puede asegurar que es posible conectar con alguien de manera digital. De la misma manera, existen formas de conectar en lo laboral. Se pueden fomentar los encuentros o chats virtuales para conocer a los equipos, reunirse o presentar nuevos empleados. También se pueden organizar eventos informales de manera presencial específicamente para generar espacios de networking, sin renunciar a la modalidad de trabajo remoto.
5) "El trabajo a distancia implica menor innovación". Debido a que el trabajo remoto y flexible comenzó de forma abrupta en un momento tan incierto, llevó a la percepción de que era un recurso provisional y no el formato real para fomentar la creatividad o la innovación. En realidad, colocar a las personas en diferentes espacios de trabajo y ajustar tanto sus perspectivas como su forma de trabajar tiene el efecto contrario. Cuando las personas se sienten cómodas, se libera más energía para pensar de manera diferente y encontrar nuevas formas de hacer las cosas. Como en el caso anterior, también se pueden realizar jornadas presenciales específicamente de innovación, donde se trabaje en equipos multisectoriales para encontrar soluciones creativas a problemas existentes o, simplemente, fomentar la creación de nuevos proyectos.