Mirada histórica
Manuel Belgrano y su paso por España
El autor de la columna rastrea la incursión del prócer en la Madre Patria y lamenta que en su época no haya sido escuchado en las influencias revolucionarias que cosechó.
Por Emilio Rodríguez (*)
El escritor irlandés George Bernard Shaw afirmaba: “las ideas son como las pulgas, saltan de unos a otros pero no pican a todos”. En el caso de la historia personal de Manuel Belgrano se puede afirmar que claramente picaron las ideas y de sobremanera.
El historiador argentino Daniel Balmaceda menciona en su libro “Belgrano: el gran patriota argentino”, que su educación básica la realizó en el Convento de Santo Domingo, en la ciudad de Buenos Aires, bajo el comando del fray José Zamborain. En 1783, con 12 años, ingresó al Real Colegio San Carlos y en 1786 se recibió de Licenciado en Filosofía.
El prestigioso historiador Laurio Destefani, en su libro “Belgrano y el mar”, comenta que Belgrano, de 16 años de edad, partió para España en busca de contactos y experiencias comerciales, pero en realidad para seguir una carrera que no ejercería y en cambio adquirir conocimientos económicos y de derecho político.
En 1786 ingresa a la Universidad de Salamanca para estudiar en la carrera de Derecho. El historiador Aníbal Jorge Luzuriaga, en su gran libro “Manuel Belgrano: estadista y prócer de la independencia hispanoamericana” afirma que a los diecinueve años Manuel Belgrano fue elegido Presidente de la Academia de Derecho Romano, Práctica Forense y Economía Política de la Universidad de Salamanca.
En 1789 Belgrano se matriculó en la Universidad de Valladolid y rindió examen de Bachiller en leyes graduándose con medalla de oro. En 1793 en la Cancillería de la Universidad de Valladolid aprobó el examen de abogado. Entre 1789 a 1794 estudió inglés, francés e italiano. Además, realizó pasantías en bufetes de profesionales y práctica tribunalicia.
Destefani asegura que, entre los economistas españoles, los que más influyeron sobre Belgrano fueron Gaspar de Jovellanos y el Conde de Campomanes, mercantilistas moderados, verdaderos exponentes eclécticos, entre el viejo sistema mercantilista y el liberalismo individualista y estatal de la fisiocracia y el libre comercio.
Jovellanos fue un jurista, escritor y político ilustrado que participó en las reformas progresistas de Carlos III, con la creación de escuelas y la fundación del Real Instituto Asturiano, el cual contaba con la Escuela Superior de Náutica y Mineralogía. Es en este marco de influencia que Belgrano planificó la creación de cinco escuelas: de agricultura, de dibujo, de hilado de lana, de comercio y de náutica. Sólo se concretarían, por un período limitado y bajo la protección del Consulado, las de dibujo y de náutica.
Tenía mucha razón Juana Manso (escritora, traductora, periodista y maestra argentina del siglo XIX), cuando afirmaba: “una triste experiencia tenemos, de cuanto es importante, derramar la ilustración de las masas, si hubiese sido ese primer paso después de Mayo 1810, y si se hubiese roto de lleno con las tradiciones del pasado para emancipar la razón como se habían emancipado todos los hombres, tal vez que ni tanta sangre habría empapado estas tierras; ni tantas lágrimas habrían corrido.” Belgrano pensó e hizo todo lo que estuvo a su alcance para derramar la ilustración de las masas, pero se encontró con las debilidades de la época: la situación mental y social, sumada a la falta de recursos. Muy distinto sería todo si sus ideas hubieran sido aplicadas.
(*) El autor es Mag. en Ciencia Política Iberoamericana y publicó el artículo original en el diario español Huelva Hoy.