Miradas desde el Sur
Prohibido barrer bajo la alfombra
Hay cuestiones que será necesario resolver después de la elección de uno u de otro, y el nombre no soluciona, como no soluciona el voto popular lo que no se puede esconder bajo la alfombra. Aconsejo barrer cantando la letra de un tema de Sandro: "Al final, la vida sigue igual".
En la semana previa a las elecciones recibí este mensaje:
"De N.N. y N.N.: La vida suele ser una selva llena de palabras y en ellas nos solemos encontrar, a veces con empatía y certezas, otras con incertidumbres. Escribimos canciones, las interpretamos, pero en ello no hay vanidad, solo agradecimiento. ¿Que pretendemos? Ningún podio: solo un poco de belleza que nos transforme y nos haga mejores, y tal vez mejore un minuto la vida de quienes nos escuchan sin que por ello sea necesario que se nos recuerde.
Pero nuestro oficio nos ha dejado claro que esos lenguajes, la música y la palabra, están investidos de un enorme poder; tanto puede la palabra sostener certezas universales cercanas a la verdad como falsear íntegramente la realidad del mundo; puede igualmente enfermar o curar, provocar la fascinación o la pesadilla.
En estos tiempos preelectorales hemos asistido a innumerables batallas informativas, con el estupor del espanto y la esperanza de que los mensajes políticos se suavizaran y hemos comprobado que, lejos de atenuarse aún en el disenso, fueron creciendo en violencia e intolerancia solo en una parte –la más oscura, la oposición- hasta alcanzar dimensiones monstruosas.
Hemos comprobado con claridad y dolor que hay dos caminos posibles en medio de la guerra de ruidos, apotegmas, promesas y hechos reales: de un lado la esperanza, el reconocimiento de errores e inclusive la solicitud de perdón de parte del oficialismo y su voluntad de redención, y del otro, solo el llamado a la muerte, a la destrucción, a la demencia, a lo macabro. Un juego que apunta a degradar y en lo posible confundir, arrear veneno para así obtener la victoria.
Nadie es un ángel en política, lo sabemos. Pero hay algunos que vuelan previsibles y otros, se enmascaran y constituyen lo peor del ancho cielo, que dudamos que sea tan real como dicen pero que nos envuelve a todos por igual, evocando la cara del infierno si es que ambas cosas coexistieran.
Nos sentimos humillados ante tanta fiereza, tan tremendo placer por ofender, mentir, ensuciar, provocar y acusarnos hasta de respirar. Tenemos pavor de que se mate, se secuestre, se suprima la vida y la sangre como ocurrió entre 1976 y 1983. Nos negamos a que la gente acepte ser humillada, degradada y enceguecida por aires de cambio, cuando en el fondo son las sombras de siempre las que aparecen hoy simulando una luz que jamás tuvieron.
Tememos que se pierdan los derechos, el respeto y un concepto de Estado como garantía de los derechos laborales y justicia social, salud y educación públicas, y se subestime la fuerza vital de la solidaridad. Por todo esto y mucho más creemos que Javier Milei, su partido y sus alianzas, encarnan sin tapujos la perversión y el terror; la antipatía y la indiferencia son su verdadera condición, la que muestra, la que ofende, la que humilla. No es una máscara, es su legítima cara, la auténtica y la más pavorosa.
Estamos asistiendo a la emergencia del sustantivo insidioso, del verbo que corta, del calificativo que desgarra; estamos tolerando vergonzosamente en el candidato de LLA dos atributos terminales de la palabra: falsedad y letalidad. No queremos vivir sin dignidad. Tenemos amigos, familia, hijos, vecinos y gente anónima que no merece ser víctima de los errores de quienes por sentirse enojados o cansados elijan el suicidio político, que es el que ejecuta un pueblo cuando decide contra sus propios intereses y sus propios derechos.
Puede ser la última oportunidad de considerarnos una Nación independiente. Llamamos a NO VOTAR A LA LIBERTAD AVANZA. La vida es sagrada y debemos defenderla con nuestro voto. El nuestro es indudablemente para Sergio Massa; luego discutiremos lo que sea necesario para que no quede nadie afuera".
Lo anterior es textual. Me golpeó. Le pregunté, por un correo personal, a uno de los firmantes, quien me respondió: "Es de ambos. Mezclados, corregidos, intervenidos, etc. Abrazo". Pasó la elección. Ese texto dejará huellas. En estos casos remito a Raúl González Tuñón: "Que todo en broma se toma, todo… menos la canción".
No creo mínimo el pedido que hacían. Era y es mayúsculo. Ya diversos actores, otras personalidades públicas, habían dejado su intención, su decisión, y acaso su corazón, mirando hacia un costado personal muy afligido. Es más que evidente que la previa de la elección liberó una profunda corriente de pensamiento que se expresó como la carta lo demuestra. Corriente muy profunda. Que se hizo pública. Eso es bueno. Había que "sacarlo para afuera". Hoy, como el sábado previo, somos lo que somos.
Que personalidades a quienes respeto, un fenomenal periodista y dramaturgo (él me envió la carta mencionada) y uno de los firmantes, sobre quien no hago más que sacarme el sombrero y saludar, que personalidades de tal tamaño apostaran en esta elección toda su baraja indica que, si desde el sur santafesino, si desde este sur quienes tienen trayectoria de vida vivida hicieron eso: cantar las 33 y jugar el As de Espadas, es que algo tremendo vieron en esta elección.
Este año, el 2023, es durísimo para un presidente "pos peste" que arrancará en la mitad de números de inflación y salarios que nadie pudo esconder, y de calamidades que nadie puede ocultar, y que atrapan a tantos y tantos… En fin, me dice, esta muestra de vehemencia ciudadana, que algo más se jugaba aquí; algo que, de ser cierto, deja huellas, "heridas que no cierran y sangran todavía". Lo doy por cierto. Algo muy íntimo se jugaba, se jugó.
Esas heridas no cerrarán. Lo escribieron. Lo piensan. Lo sienten. Tengo pena, no escucharon a Sandro. Deberían. Pasó la elección, al parecer de estos amigos muy tremenda elección. En quienes perdieron quedó larvado un desencanto; quedó, no ha desaparecido. Esos votos necesitan que se les diga que hay vida real, lejana al énfasis del texto mencionado, sin aquellas desesperadas advertencias. Que podrán respirar, tener vecinos e imaginarse un porvenir. Está claro que cuanto se piensa fue dicho… y en esos términos. Con su firma lo sostienen.
La realidad constitucional es más sólida. En la democracia argentina los cuerpos legislativos ya estaban elegidos y el Poder Judicial tiene otro sistema para la elección y/o renovación. Los gobernadores igual, ya están. Es necesario resolver qué se hace con aquellos que, mediante el mismo uso de la absoluta libertad (obligatorio, secreto, universal) votaron de otro modo. Muchos perdieron (un poquitín menos que la mitad del total de votos positivos, já). Deseo que no los encuentre una tragedia individual y/o colectiva.
Fátima Flórez, como Dady Brieva, sabrán qué hacer con sus carreras artísticas. Es una cosa. El vecino es muy diferente. Con un aire de música de cosacos alegres, desde el fondo de "lo popular", lo inatajable, la voz de Sandro devuelve la más sencilla solución: "Al final, la vida sigue igual". Me gustaría que lo dijesen los vehementes de la semana anterior. Soy pesimista. Ojalá lo aprendamos para la próxima. La democracia tiene algo que no se debe olvidar: se cura a sí misma… con más democracia.