Conversando con un psicoanalista
Trastorno de ansiedad… ¿generalizada?
¿Qué es la ansiedad? Más allá de los síntomas específicos, ser ansioso significa "ir de un lugar a otro" sin parar, sin que haya una solución de continuidad.
Nos escribe Agustín (38 años, Catamarca): "Hola Luciano, ¿quería preguntarte sobre la ansiedad? Leí en Internet acerca del trastorno de ansiedad generalizada y siento que tengo todos los síntomas. Además, muchos amigos me dicen que soy muy ansioso y lo que me pasó hace poco fue que me llevé puesto un poste mientras iba de un lugar a otro y me hice un corte grande en la cabeza. ¿Vos qué indicaciones das para esta patología?".
Querido Agustín, muchas gracias por tu correo, que nos acerca a un tema importante de la consulta actual. Un poco en chiste a veces digo que del trastorno de ansiedad se dice que es "generalizada" porque nos toca a todos. En nuestras sociedades, la ansiedad es casi una forma de vida y de sentir. Por otro lado, si puedo continuar con otro chiste: no hace falta que me digas que sos un ansioso si me contás que te fijaste en Internet los síntomas del trastorno. En todo caso, mucho más me interesa lo que te pasó hace poco, que te hayas dado un golpazo mientras ibas "de un lugar a otro". Detengámonos en esa situación.
¿Qué es la ansiedad? Más allá de los síntomas específicos, voy a tomar tus palabras con el fin de construir una definición: es ir de un lugar a otro, sin parar. Dicho de otra manera, la ansiedad es que no haya solución de continuidad; es vivir en continuidades, sin tiempos intermedios que funcionen como intervalos. Recuerdo la situación de una mujer que hace un tiempo me consultó porque no podía dormir. Tenía insomnio de conciliación, por eso el psiquiatra le indicó que tomara un ansiolítico antes de un somnífero. ¿Qué pasaba en su caso? Como estaba atravesando por una situación de crisis, no podía despegarse de la escena en que estaba cotidianamente.
Recuerdo la situación de una mujer que hace un tiempo me consultó porque no podía dormir. Tenía insomnio de conciliación, por eso el psiquiatra le indicó que tomara un ansiolítico antes de un somnífero. ¿Qué pasaba en su caso? Como estaba atravesando por una situación de crisis, no podía despegarse de la escena en que estaba cotidianamente.
¿A qué me refiero con esto último? A algo muy concreto. A que todos necesitamos que haya dos escenas para poder realizar un acto o pensar algo. Si estoy en pareja y, como buen neurótico, vivo con el pensamiento de separarme, lo más probable es que nunca me separe y esté durante años en pareja gracias a la fantasía de separación. Por lo tanto, sin una segunda escena, uno queda atrapado en el mismo lugar en que está y empieza a sufrir. Una segunda escena es la que garantiza la distancia mínima y suficiente como para que no pueda pensar qué quiere o qué piensa. Esa distancia es lo que más arriba llamé "intervalo".
Volvamos al ejemplo del sueño. ¿Por qué te parece que muchas personas antes de irse a dormir salen a caminar un rato, o bien fuman un cigarrillo, etc.? La respuesta es muy simple. Porque es así que construyen la distancia y pasan a una segunda escena. Este es el mecanismo que está obstaculizado en la ansiedad; por eso dije que es vivir en la continuidad.
¿Por qué muchas personas antes de irse a dormir salen a caminar un rato, o bien fuman un cigarrillo, etc.? La respuesta es muy simple. Porque es así que construyen la distancia y pasan a una segunda escena. Este es el mecanismo que está obstaculizado en la ansiedad; por eso dije que es vivir en la continuidad.
Ahora sí, tu pregunta. Yo no puedo darte indicaciones porque no soy un psicoterapeuta ni estás bajo mi tratamiento. No obstante, te voy a sugerir una herramienta que alguna vez puse en práctica conmigo mismo y me ayudó con mi propia ansiedad. Se trata de algo que tal vez pueda interesar a los demás lectores.
Es una herramienta muy sencilla. Consiste en llevar una botella de agua, el tamaño no es lo que importa; pero ahí a donde vayamos, que sea con esa botella, porque en la medida en que terminamos de hacer algo, nos detenemos y nos quedamos cinco minutos y no hacemos otra cosa que disfrutar del agua.
Parece hasta tonto, ¿no? Sin embargo, te pido que lo pruebes, porque vas a ver lo que es sentir la inercia del tiempo que te quiere llevar rápido hasta el próximo lugar, o la siguiente cosa que tenés pendiente; pero al cabo de varias veces que pongas en práctica el ejercicio te vas a dar cuenta que el tiempo sigue de largo y a vos no te cambia nada.
Así vas a empezar a apropiarte del tiempo y, además, de un tiempo de calidad, ese en el que todo puede esperarte a vos, en lugar de correr para satisfacer quién sabe qué exigencia, de quién y para qué. En el núcleo de la ansiedad también hay postulado implícito de que todo es urgente y nosotros tenemos en nuestras manos cosas fundamentales.
Querido Agustín, te invito a tomarte esos cinco minutos; te propongo que tomes agua, que además siempre es sano. Fito Páez diría que podés estar "al lado del camino, fumando el humo mientras todo pasa". Mejor hacele lugar a la botellita, que el resultado va a ser idéntico: todo pasa y querer ganar tiempo es la pérdida más grande.
Para concluir, un consejo: no puedo asegurar que sea tu caso, pero sí muchas veces me encontré diciéndole a personas cercanas "Aprendé a parar vos, o te para la realidad". Espero que tu golpe sea también una instancia que te invite a la reflexión antes que a algún tipo de justificación (como decir que fue una distracción).
Un último chiste a propósito del hábito de leer listados de síntomas en Internet. ¿No conocés el síndrome del estudiante de psicología? Leemos sobre psicosis y nos diagnosticamos como psicóticos; leemos sobre depresión y ya nos sentimos deprimidos. Las agrupaciones por ítems tienen ese problema; o, mejor dicho, son índices y/o signos que, además, se tienen que complementar con una buena entrevista clínica. El diagnóstico no es un autoservicio. Por eso, como dicen las publicidades: "Ante la duda, consulte a un profesional de confianza".
(*) Para comunicarse con el autor: [email protected]