Tras el atentado
Trump, el "lobo solitario" y la pista iraní
El autor de la columna analiza a fondo las aristas de una campaña presidencial estadounidense que enfrenta a dos "gerontes" y en los últimos días sufrió una inesperada conmoción.
Por Guillermo Dozo
El 13 de julio de 2024 entró a la historia de los Estados Unidos como la jornada en la que el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, fue víctima de un atentado contra su vida por parte de un joven parapetado en un techo cercano y que erró su disparo matando a un espectador del mitín político. El expresidente resultó apenas herido y comenzó, desde ese momento, una segunda etapa en su campaña para volver a la Casa Blanca.
El acto se realizaba en la pequeña localidad de Butler en Pensilvania. Un poblado que contiene unos 15.000 residentes y donde nadie podía imaginar que se produciría el intento de magnicidio. El autor fue el joven de 20 años Thomas Mathew Crooks que -armado con un rifle seminautomático AR 15- pudo superar los controles que impone la seguridad nacional de los Estados Unidos, acceder al techo de una fábrica y disparar al palco donde hablaba Trump.
Como corolario falleció un bombero de 50 años que estaba ubicado a poca distancia del objetivo de Crooks y otra resultó herida. El presidente solo fue herido en el pabellón de su oído derecho y salvó su vida milagrosamente. Los agentes del gobierno dispararon sobre el atacante que murió en el lugar del tiroteo. Increíblemente no se sabe mucho más.
Ocurre que Thomas Crooks tenía una vida muy simple en la localidad de Bethel, ubicada a unos 70 kilómetros de Butler. Se sabe que completó sus estudios secundarios y luego consiguió trabajo en la cocina de un hogar de ancianos llamado Bethel Park Skilled Nursing and Rehab. En el automóvil en el que traslado las autoridades encontraron explosivos, pero sobre su vida e inclinaciones políticas, no se supo nada más. Ni por las redes sociales ni por su celular ni en su vivienda, los investigadores encontraron datos sobre los motivos para el ataque a Trump.
Las fuerzas de seguridad investigando en lo que sería el domicilio del tirador. Foto: Reuters
La pista iraní
Pese a que se ventilaron las amenazas que provienen desde la República Islámica de Irán sobre funcionarios norteamericanos, no se pudo establecer ninguna vinculación con Thomas Crooks. El joven se comportó como un “lobo solitario” y ha provocado una investigación interna sobre el accionar de las fuerzas de seguridad el día sábado.
Es que hubo asistentes al mitín que señalaron el techo donde estaba el tirador agazapado pero no hubo reacción por parte de quienes debían cuidar la vida y la seguridad del exmandatario.
Eso sí. El error milimétrico de Crooks no solo dejó con vida a Trump sino que le permitió obtener una foto para su campaña política que será histórica. Se lo ve al expresidente ser rodeado por lo encargados de la custodia pero que logra separarse apenas para levantar su puño en señal de victoria y con la sangre corriendo por su rostro.
La noticia tomó por sorpresa a Joe Biden que prometió una investigación exhaustiva para determinar el origen del atentado y expresó que "en Estados Unidos, resolvemos nuestras diferencias en las urnas. Así es como lo hacemos, en las urnas, no con balas".
Para contradecir al actual mandatario nada mejor que la historia que exhibe una fuerte violencia política ya que cuatro presidentes fueron asesinados: Abraham Lincoln el 14 de abril de 1865; James Garfield el 2 de julio de 1881; William McKinley el 6 de septiembre de 1901 y John Kennedy el 22 de noviembre de 1963. Hubo, además, varios intentos fallidos, los últimos y más conocidos contra Ronald Reagan y George Bush.
El presidente de los Estados Unidos. Joe Biden. Foto: Reuters.
Campaña, parte dos
Tras el atentado la campaña política ingresa en una nueva etapa. Se lo vio a Donald Trump con un ingreso singular en la convención republicana en Wiscosin. Lejos de su estilo altanero para moverse, ingresó caminando casi con la espalda encorvada y visiblemente emocionado. Un Trump que no era Trump. Pero sí lo fue al elegir a su candidato a vice, el joven senador por Ohio, JD Vance.
Como el dios Jano, Vance dijo en sus redes sociales lo que no podía afirmar Trump. El pase de factura por el atentado. “La premisa central de la campaña de Biden es que el presidente Donald Trump es un fascista autoritario al que hay que detener a toda costa. Esa retórica condujo directamente al intento de asesinato del presidente Trump”. El magnate debe haber sonreído al leer la publicación.
Y es que hasta el sábado 13 de julio la campaña electoral transitaba por los mismos carriles de la contienda política del 2020. “Volver a hacer grande a América” por un lado y los riesgos de la violencia -local e internacional- del expresidente desde el búnker demócrata.
Pero lo que no se dice en voz alta es que los candidatos no despiertan muchas simpatías en amplios sectores porque ya son ampliamente conocidos por aciertos y errores y porque generan algún resquemor sus edades. Con sus 78 años años se pretende mostrar como mucho más joven frente a los 81 de Biden, pero en verdad, es la pelea entre dos gerontes. Sea cual fuere el resultado, una buena parte de la crisis mundial será administrada por uno de estos dos.